El sábado por la mañana, el ambiente en el Club de Polo Tecámac Rancho Azul era simplemente inmejorable, con aficionados y jugadores reunidos para presenciar la emocionante disputa de la V Copa Polo Ribera del Duero.
En esta ocasión, la rivalidad entre los equipos "Cosecha" y "Ribera del Duero" hizo palpitar los corazones de los asistentes, generando una atmósfera cargada de emoción y entusiasmo a lo largo de todo el encuentro del llamado “Deporte de Reyes".
Para Mariana Garibay, organizadora del evento, ver el fruto de un año de arduo trabajo convertido en un espectáculo tan apasionante era motivo de enorme satisfacción. Entre los elementos que encantan a los participantes se encuentran los magníficos trofeos, diseñados por la talentosa escultora Viviana Troop, cuyas creaciones ecuestres son un auténtico gozo para los jugadores.
Mientras la final se desarrollaba con intensidad en el campo, el chef Mohamed Mazeh, del restaurante Al Andalus, deleitaba a los invitados con una exquisita paella, destacando la fusión entre la tradición del polo y la gastronomía árabe.
Así como el polo llegó a México en los tiempos de Porfirio Díaz, la comida árabe, es tradicional en algunos rincones del Centro histórico de la Ciudad de México. Mohamed Mazeh es parte de la migración libanesa a México y así se expresó de nuestro país. “México no es el país en el que te sientes de otra galaxia de otro país. México recibe a la gente con los brazos abiertos”, afirmó el chef, mientras a la mitad del encuentro, como es una tradición, los asistentes restauran el campo.
El equipo "Cosecha" se alzó finalmente con la victoria en esta emocionante contienda, y sus integrantes expresaron con orgullo la dedicación y el trabajo en equipo que les permitió alcanzar el triunfo. Para ellos, el polo es mucho más que un deporte: es un desafío constante que requiere preparación, organización y determinación.
“Es un deporte muy completo. Aquí las cosas no pasan por casualidad; tienes que trabajar en conjunto, hacer tu organización, preparar todo para alcanzar el éxito: nadie llega ahí por un día bueno”, expresó el joven polista, Bernardo Rivera.
Por su parte, Santiago Fernández, el jugador más valioso del torneo, con solo 24 años, compartió el mérito con sus compañeros, destacando la importancia del trabajo en equipo y el compromiso en cada partido, “abajo, de la cancha es donde se ganan los partidos, cualquiera pudo haber ganado ese trofeo. Yo me siento muy feliz, pero sé que cualquiera de mis compañeros, orgulloso lo hubiera ganado”, declaró el joven polista.
Las mujeres también brillaron en este escenario, como Ana González, quien desafió estereotipos y demostró que el talento y la pasión no tienen género en el polo. Su determinación y habilidad la han llevado a ser una jugadora destacada en el equipo "Cosecha".
“La verdad yo nunca vi una diferencia, soy mujer y ¿por qué no voy a ser tan buena? No quise cegarme; pensé, somos iguales si un hombre puede ¿por qué yo no?”, enfatizó González.
El polo, deporte que otorgó a México su primera medalla olímpica, sigue cautivando corazones con su intensidad y emoción. Se juega en un campo de 275 metros de largo por 180 metros de ancho. Ocho jinetes (cuatro por equipo) luchan por llevar la pelota hasta la portería contraria.
RRR