Después de 11 años de haber hecho brillar el Parque Central de Nueva York en un tono amarillo azafrán, Christo, el viejo maestro nacido en 1935, ha vuelto. Este verano, el artista búlgaro hará caminar a las personas sobre el agua. Los muelles flotantes, un sendero de más de tres kilómetros de longitud anclado en las profundidades del Lago Iseo, es su primer proyecto a gran escala desde la muerte repentina de su esposa y pareja artística Jeanne-Claude, en 2009.
Ambos artistas sorprendieron a los italianos cuando en 1968 envolvieron una fuente y una torre medieval en Spoleto, varios otros monumentos en Milán dos años más tarde, y una muralla romana en 1974. Christo regresa ahora a Italia con una idea deslumbrante que transformará la fisonomía lacustre de ese lago ubicado en la región de Lombardía, 100 kilómetros al este de Milán y 200 kilómetros al oeste de Venecia.
Durante la primavera y el verano de 2014, Christo exploró los lagos del norte de Italia en compañía de Vladimir Yavachev (director de operaciones), Wolfgang Volz (su fotógrafo personal y director de proyecto), el curador Josy Kraft y el crítico de arte y curador italiano Germano Celant. Todos encontraron en el Lago Iseo el lugar más inspirador para dar vida a su próxima obra de arte.
El trayecto de esta gran escultura temporal ofrece inusuales vistas del paisaje lacustre y los visitantes podrán caminar sobre ella desde la localidad de Sulzano (en la costa del lago), hasta la isla de Monte Isola y de ahí hasta la isla de San Pablo, la cual quedó delimitada por muelles flotantes.
Para los habitantes de la región es todo un espectáculo, sobre todo porque el Lago Iseo —el más pequeño de los cuatro grandes lagos alpinos— se encuentra un poco marginado. Incluso, muchos italianos aún no lo conocen. Las grandes multitudes de turistas prefieren visitar los lagos de Como, Garda y Maggiore, sin percatarse de que en los alrededores del Iseo se localiza la zona del caucho de Italia, con alrededor de 200 empresas de alta calidad que compiten en el ramo de la industria naval y automotriz. Entre los conocedores de vinos, esta localidad es reconocida por sus vinos Franciacorta, así como por sus antiguas formaciones de turberas (cuencas lacustres), que con el tiempo se han ido llenando de agua; además, resulta a los ornitólogos un lugar ideal para la observación de aves.
Aunque la construcción de una autopista en la colina de Sulzano representa un avance significativo, ésta ha repercutido de manera negativa en el desarrollo de algunos negocios. Varios hoteleros y empresarios de esta ciudad portuaria se quejan de que la vía recorra únicamente los puntos más concurridos de la costa oriental. Tienen la esperanza de que el proyecto de Christo atraiga más visitantes al Lago Iseo y la región despierte de su letargo.
A orillas de Sulzano se encuentra Monte Isola, la isla habitada más grande de Europa y donde el uso de autos está prohibido. A los residentes se les permite usar motos y los turistas deben desplazarse en bicicleta o hacer uso de los autobuses locales. Una de sus principales actividades comerciales ha sido desde tiempos remotos la fabricación de redes de pesca, antiguamente tejidas a mano. Algunos documentos históricos remontan su existencia al año mil de nuestra era. Actualmente, su demanda se enfoca más a eventos deportivos y para labores de seguridad. Las redes de Isola son tan famosas que se han utilizado en varios mundiales de futbol, como el de Alemania 2006.
En la cima del Monte Isola se halla una pequeña iglesia dedicada a la Madonna de la Ceriola. Gran parte del gigantesco muelle flotante se puede observar desde la capilla alojada en lo alto del santuario. Desde ahí también se aprecia la pequeña isla de San Pablo, propiedad de la dinastía Beretta. Entusiastas del proyecto, los integrantes de esta familia dedicada al negocio de las armas permitieron incluir su mini isla como parte de la obra de Christo, quien la rodeó con una pasarela de 16 metros de ancho color amarillo naranja.
EL MATERIAL DE LOS SUEÑOS
Detrás de la aparente idea simple de dejar a la gente caminar sobre el agua, hubo un diseño de ingeniería de alta complejidad ejecutado por un equipo profundamente motivado que, como una familia, ha seguido a Christo en cada uno de sus proyectos.
La estructura de los muelles está conformada por 220 mil cubos de polietileno de alta densidad que mantendrán los muelles a flote. Buzos profesionales se hicieron cargo de la instalación. Los pilares tienen 16 metros de ancho y unos 50 centímetros de alto con lados inclinados. Para forrar la enorme pasarela se requirieron 70 mil metros cuadrados de tela nylon. La tela continuará a lo largo de kilómetro y medio sobre calles peatonales situadas a orillas del puerto de Sulzano y en algunas otras de Peschiera Maraglio, población interior de la isla.
Normalmente transcurren décadas entre la planeación de proyectos y su realización. Así ocurrió con El Edificio del Reichstag, al que Christo y Jeanne-Claude lograron envolver en 1995, después de 24 años de largas negociaciones, y con The Gates, que hasta el día de la colocación de las siete mil 503 “entradas” en el Parque Central de Nueva York tuvieron que esperar 26 años. En Italia, Christo recibió el permiso tras un año de pláticas.
Al igual que todos sus proyectos, los muelles flotantes fueron financiados en su totalidad con la venta de obras de arte originales del artista, y se dice que es uno de los proyectos más rápidos que ha logrado poner en marcha. Una vez concluida la exposición de 16 días, todos los componentes serán retirados e industrialmente reciclados.
¿Cómo se te ocurrió la idea de construir estos muelles flotantes?
Comenzó con un coche en Alemania, que en abril de 2014 fue presentado en Stuttgart con el Premio Theodor Heuss. Fuimos a verlo y en el camino de vuelta le dije a nuestro jefe de proyecto, Wolfgang Volz, que el próximo año sería mi cumpleaños 80 y no podía soportar más que los proyectos en los que hemos estado trabajando, Over the River y Mastaba, fueran tan despacio. Así que le hablé de los muelles flotantes, una idea que tuve a principios de los años setenta. En ese entonces, Jeanne-Claude y yo queríamos realizarlo en Río de la Plata, y más tarde, en 1996-97, en la bahía de Tokio, pero en ese momento el sistema de construcción de pontones no estaba tan avanzado como en la actualidad. Hasta alrededor de 2001 se inventaron los cubos de alta densidad, que es con lo que hoy día construyen diques flotantes en todo el mundo.
¿Cómo realizaste los cálculos en este pequeño lago del norte de Italia?
Hace mucho que conozco los lagos del norte italiano, el Lago Maggiore, el Como y el Garda, porque aquí tenemos una cantidad enorme de coleccionistas, aunque en realidad no tenía idea de cuál podría ser el mejor punto para la instalación de los muelles. Sabíamos que el Lago Iseo tiene una isla con una montaña conocida como el Monte Isola; es la isla más grande que posee la montaña más alta en un lago de Europa. La montaña se encuentra a 500 metros de altura. En esta isla viven unas dos mil personas y no hay ningún puente que las lleve hasta el puerto, solo cuentan con el servicio del ferry. Para mí era muy importante lograr que estas personas pudieran llegar caminando a su isla. Además, el proyecto requería de un lago que no fuese demasiado agitado (como lo es la bahía de Tokio). El Lago Iseo tiene una forma sencilla y sus ensenadas tampoco son demasiado profundas. Al estar rodeado de altas montañas, se podrán admirar los muelles desde las alturas. Otra razón es que no cuenta con una sola carretera costera; hay otra a unos 120 metros sobre el nivel del mar. Desde allí también se tendrá una muy buena vista.
El proyecto fue aprobado en tiempo récord. ¿Cómo lo conseguiste?
Cada lago en Italia tiene su propio presidente, nombrado por el gobierno central en Roma, que es también responsable del tráfico de las vías fluviales. En julio de 2014 tuvimos una reunión con Giuseppe Faccanoni, presidente del Lago Iseo. Tuvimos mucha suerte, no como sucedió con el proyecto del Reichstag. Para envolverlo hablamos con seis diferentes presidentes de la Cámara de Diputados, enviamos cartas a sus 602 congresistas, y si Rita Süssmuth no se hubiera convertido en presidenta del Parlamento alemán, el proyecto del Wrapped Reichstag nunca hubiera sido posible. En Nueva York sucedió lo mismo. Sin el alcalde Michael Bloomberg, no hubiéramos podido llevar a cabo el proyecto de Central Park. El señor Faccanoni es una persona muy culta y está muy interesado en el arte. Eso ayudó.
En general, los políticos se sienten halagados cuando un artista como tú acude a ellos.
No. A menudo surge mucha resistencia, y esto se da más cuando salgo a la luz. Por este motivo, mi jefe de proyecto me aconsejó mostrarme lo menos posible en público. De manera que la solicitud oficial para el permiso se hizo bajo el nombre de los consultores; solo así logramos obtenerlo sin mayores dificultades. Más tarde, cuando tuvimos luz verde, ofrecimos una conferencia de prensa en Roma, el 20 de abril de 2015. Fue entonces cuando el público se enteró del proyecto.
¿Qué fue lo más difícil?
Todo puede ser difícil. Por el momento, lo más importante es que la instalación funcione correctamente. Esto no es como si tuvieras un puente o un rascacielos, que sabes exactamente cómo construir. En este caso, tratamos de evitar cualquier dificultad innecesaria. Lo único que nos preocupa es la cuestión del traslado, no las personas sobre los muelles; es decir, cómo van a venir hasta acá, si en auto, con el tren o en bote. Debido a que no es un proyecto que solo ves de lejos mientras vas manejando y continúas tu camino, tuvimos reuniones con las autoridades locales para saber cómo hacer frente a la cuestión logística.
¿Hay alguna regla para caminar sobre los muelles?
Si quieres puedes usar tacones altos, pero la mejor experiencia es caminar descalzo. Es, digamos, tan sexy como una cama de agua. Alentamos a las personas a que permanezcan en los muelles todo el día y si quieren pueden practicar senderismo o tomar el sol. Estará abierto las 24 horas, sin cuota de entrada.
Luego de concluir el proyecto de los muelles flotantes, este 3 de julio, Christo continuará con el trabajo de sus siguientes dos obras. La Mastaba, una estructura similar a las antiguas edificaciones funerarias egipcias, fue concebida en 1977. Se trata de una gigantesca pirámide de 150 metros de altura, 225 metros de profundidad y 300 metros de ancho, lo que la convertirá en la escultura más grande en el mundo. Con fecha de apertura aún desconocida, solo se sabe que será instalada en una llanura de Abu Dabi. La idea de cubrir una parte del río Arkansas, en el estado de Colorado, data de 1985. Es el proyecto Over the River, que incluye la instalación de paneles translúcidos sobre un tramo de 60 kilómetros cercano a Canon City. Tras una larga batalla legal y un minucioso análisis sobre el impacto ambiental, las autoridades estadunidenses de agricultura concluyeron que esta propuesta artística no ocasionará daños al ecosistema local, por lo que a principios de 2015 concedieron el permiso correspondiente. Christo llevará a cabo esta magna hazaña en 2018.
*ART Magazine, junio de 2016
Traducción del alemán: Andrea Rivera
La instalación va de Sulzano,
en la costa del lago Iseo,
a las islas de Monte Isola y de San Pablo