DUELE EL AMOR
El arte exige algo más que talento, dedicación y maestría, pide libertad y audacia que impulse al artista a generar un estilo, qué decir y cómo decirlo, que distinga a ese creador del resto, y le dé sentido a su obra. La reunión de Aleks Syntek y Abraham Jiménez fue una coincidencia de estilos. El dibujo de Abraham nos recuerda una de las historias de amor más conmovedoras, King Kong. La escena de ese simio acorralado, que tiene a esa chica tan frágil en la mano, representa la naturaleza humana, porque la sociedad no nos deja amar, como quisiéramos amar. El fondo musical podría ser Duele el Amor, canción que Aleks interpreta a dueto con Ana Torroja.
“Encontrar mi camino fue hacer una revisión de la Historia del Arte, y poco a poco, comienzas a poner tu esencia, tus íconos, tus vivencias, para mí una obra de arte puede ser el soundtrack de mi vida”, afirma Abraham desde la pintura y el dibujo, y Aleks coincide: “Creo que lo que hace que se distinga un artista de entre todos los demás y que realmente escuches la música de alguien y digas que esa canción es de fulano, eso es su sello particular, es su identidad. También tu gusto personal y de quién te dejas influenciar. Porque si te dejas influenciar de gente muy sofisticada y con mucha originalidad, pues tú también tiendes a ser original. Si te influencias por cosas superfluas, tu camino, tu andar, va a ser otro”.
La superficialidad, la urgencia de tener fama y dinero ha contaminado al arte, el resultado son obras improcedentes. “Hay que sumergirse en tu interior, buscar más a fondo, entre más te sumerjas, vas a encontrar cosas más bellas. Si nadas en la superficie, finalmente no vas a ver los tesoros que están pues debajo del mar. Llevo 20 años pintando, y es ese tiempo lo que me ha dado el buscar en mi interior”.
“La música de Pink Floyd, de Peter Gabriel, de Sting, de esta gente tan relevante. Ellos se dedicaban a desafiarse a sí mismos y a retar al público, no se preguntaban si iban a tener likes o followers, si iban a ser famosos en una red social, porque no existía ni siquiera el Internet. El día de hoy las bases son otras, y eso es lo que ha pervertido la intención del arte. Lo importante es ser una celebridad. Entonces ahí se pierde todo el valor”.
¿Cómo puede un artista decir “voy a tomar el riesgo de ser yo mismo, sin morir en el intento, sin quedarse en el camino”? ¿De dónde se sacan las agallas para conseguirlo? Abraham es contundente: “Voluntad. Y es esa voluntad que sale dentro de ti. Instagram está lleno de miles de artistas, ¿pero finalmente qué separas…? ¿qué te va a enseñar a discernir entre una cosa y la otra? Esa pulsación que tienes adentro de ti, para tomar esa decisión”.
La canción nos dirige al final, Duele el Amor, duele amar, ¿duele crear? Aleks no lo duda, “pues es que, si no te duele, no vale la pena. Tiene que haber ahí algo que te rasgue, que te mueva fibras, hacer una catarsis. A veces siento que hay desdoblamientos, cuando hago una canción y regreso. Cuando pegó Duele el Amor, pensaba ¿de veras esa canción salió de mi creatividad? ¿en qué momento hubo ese desdoblamiento? Porque uno hace su viaje astral y regresas. Es cuando ves y dices “ah, caray, de algún lado vino esto”. No sé en qué momento me salió, pero así salió”. Es el arte, la cotidiana aventura de crear, de tomar la determinación de vivir para ese sueño.