Apenas en mayo pasado se cumplió el 50 aniversario de la muerte de Julio Torri, una de las figuras imprescindibles de la cultura mexicana durante la primera mitad del siglo XX, si se toman en cuentas aportaciones que van más allá de lo literario, si bien al mismo tiempo se le podría considerar como uno de los personajes más olvidados de ese momento, más allá de que le dé nombre a un festival o a un premio literario.
“Sí pienso en la existencia de personajes que hay que revitalizar y recobrar uno de ellos es Torri, quien tiene una obra muy consistente, a pesar de su brevedad”, explica Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), institución que le ha preparado un programa de actividades de homenaje al escritor nacido en Saltillo, Coahuila, en 1889.
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Coordinado por Jesús Silva-Herzog Márquez, la evocación se divide en dos partes: por un lado, la transmisión de un conversatorio remoto entre Margo Glantz, Felipe Garrido, Adolfo Castañón, Javier Garciadiego, el propio Jesús Silva-Herzog Márquez y la recientemente electa Liliana Weinberg, con el fin de celebrar la obra del autor coahuilense y reflexionar en torno a su contribución a la literatura mexicana.
Por otro, algunos de los integrantes de la academia, tanto numerarios como correspondientes, ofrecerán cápsulas grabadas por ellos mismos donde compartirán reflexiones, anécdotas y fragmentos de textos imprescindibles de Torri como De fusilamientos, De funerales o La bicicleta.
De acuerdo con Gonzalo Celorio, el historiador Javier Garciadiego, por ejemplo, recordó en la charla que Julio Torri se tuvo que sumar al huertismo no por convicción política, sino por cuestiones meramente circunstanciales: era el secretario particular de Jesús Acevedo y acabó por ser diputado por el estado de Coahuila, cuando no tenía una vocación huertista.
“Después llegó a ser responsable del gobierno de la Ciudad de México sobre asuntos de seguridad y de salud pública, y nadie menos competente para ejercer esas funciones que un hombre tan marginal y tan esquivo como fue don Julio Torri".
“Al mismo tiempo hizo muchas otras cosas que no siempre se reconocen, porque también fue el gran impulsor de la revista Nave, una publicación que tuvo un feliz inicio y, como dijera Alfonso Reyes, después un lamentable naufragio; y uno de los editores de esta gran colección de 80 títulos del sello Cultura, publicada en años muy difíciles, los de la primera guerra mundial, entre 1914 y 1916”, en palabras de Gonzalo Celorio.
La programación
Perteneciente al Ateneo de la Juventud, Torri podría considerarse de esos autores que aún hace falta revalorar, de ahí el programa preparado por la Academia Mexicana de la Lengua: el jueves 9 de julio, en la página de Facebook de la AML, se transmitirá el conversatorio La Academia Mexicana de la Lengua recuerda a Julio Torri a 50 años de su fallecimiento.
Y el 23 de julio se transmitirá un mosaico de lecturas, con la participación de 18 académicos, quienes reflexionarán sobre las facetas de Torri como editor, abogado y profesor, con lo cual se apuesta por rescatar a un personaje que, a decir de Beatriz Espejo, fue la encarnación del espíritu de su época: sensual, sutil, humorista y despreciador de los altos ideales.
“Logró matizar su literatura con los pensamientos profundos de quien ha recorrido muchos trayectos. Él supo recordar su mortalidad, apenas si la combatió trabajando a pausas”, escribió en un Material de Lectura de la UNAM dedicado a la figura de Julio Torri.
PCL