Estando en la primaria, un cuaderno rectangular de forro grueso fue el primer lugar que acogió los versos de Acoyani Guzmán Bárcena. Y desde entonces la chileno-mexicana nacida en 1983 ya no se alejó de las palabras.
"Todo lo que vivía lo iba transformando en imágenes y sensaciones a través de la metáfora, el simbolismo; dándole una visión más personal, pero siempre desde un lugar sensorial y mágico", comenta la poeta en entrevista con MILENIO.
También actriz y dramaturga - estudió en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM de 2004 a 2008 -, acentúa que el protagonismo siempre recae en la poesía porque es "una necesidad, una compañera y un arma necesaria para sobrevivir en este mundo",
"Es un método inevitable para entender la vida desde un lugar menos injusto", agrega Acoyani, quien lleva 13 años viviendo en España, pero este fin de semana regresó fugazmente a la Ciudad de México para presentar su nuevo poemario, Animalario, cobijado por la editorial Huerga y Fierro.
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¿Cómo recopilas palabras?
A veces la temática ya la tengo, soy de sentarme y casi de una sale el poema, casi no corrijo, pero le voy dando vueltas en la cabeza antes; como en el inconsciente creativo que siempre está generando trabajo.
¿Qué valores rigen tu visión poética?
Me considero una mujer feminista, entendiendo por feminismo la igualdad entre hombres y mujeres, no hembrismo ni machismo, vamos de la mano. Otro valor importante es la libertad para crear, decir lo que piensas y lo que sientes. También manejo la vida onírica que tenemos y la capacidad que tiene la escritura de sacarla a la luz para que cobre vida en el mundo de la vigilia.
El dolor, ¿cómo lo asumes?
El dolor convertido en rabia es lo que hace que mi poesía salga con una fuerza un poco salvaje. Creo que si el dolor se convierte en rabia y la rabia en escritura, lo puedes volver una alquimia para que provoque cosas en la gente; aunque sea violento, pero que mueva. No creo tener una poesía específicamente violenta, tengo de todo, pero creo que la fuerza del dolor comnvertida en ahínco es importante.
Y dolores que me ponen mucho tienen que ver con la inmigración, el exilo voluntario, la soledad que uno lleva a todos lados, los riesgos de la libertad y el ser artista; creo que el hecho de ser artista es una responsabilidad no solo en Latinoamérica, sino en el mundo, y tiene su costo: luchar, trabajar, crearte miles de cosas como talleres o eventos para pagar la luz, el agua, el alquiler.
Y la soledad. ¿Cómo te llevas con ella?
Muy bien, me gusta muchísimo estar sola.
¿Qué me dices del amor?
Bien, de hecho, mi pareja vive en su casa y yo en la mía, y somos muy felices. Cuando nos vemos es maravilloso, pero yo necesito mi espacio y él también; creo que todos los seres humanos necesitamos un espacio propio, y así como tengo un montón de amigos y me encanta irme de fiesta, también me gusta guardarme, irme a caminar sola, tomarme un café o leer sola.
Autora de Elefantes blancos y Moscú (2016) y Todos los caminos conducen al narco (2018), vive desde hace 13 años en España, específicamente en Madrid, donde es representante del colectivo poético chileno Casagrande e imparte un taller de Poesía femenina latinoamericana en la Librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura Económica.
Tanto tiempo viviendo en España. ¿Qué sensación te da pensar y venir a México?
Como llevaba siete años sin venir se te hace muy lejano, casi como si fuera otra vida. Hay una nostalgia gastronómica, del clima, de los cielos, de lo sonidos… Todo es diferente, pero creo que es importante que la poesía y en general el arte en Latinoamérica tenga una proyección a nivel europeo y mundial.
En Europa, los mexicanos somos bien recibidos artísticamente; se nos escucha porque tenemos una visión diferente, quizá más colorida en las palabras, en la manera de recitar o actuar.
¿Cuál es la esencia de Animalario?
Lo salvaje, la fusión del hombre y el animal en uno solo. Es la selva interna que llevamos dentro.
Lo hermoso es que ha tenido un recorrido muy lindo: ha estado en Francia, en España y ahora en México es su última presentación, la que cierra el libro porque se cumple su ciclo.
¿Cómo ha reaccionado la gente cuando lees poemas de Animalario?
Encanta porque son poemas con mucho ritmo, muy lúdicos, con mucha capacidad de empatía. Tengo poemas que directamente tienen el título de un animal y otros que en algún momento mencionan a un animal, pero no es que sean poemas que describen animales, sino que los mezclan y funden con nuestro lado salvaje, intuitivo, de sobrevivencia, nuestro lado ancestral.
¿Actualmente vives la vida que soñaste cuando empezaste a escribir?
Creo que la mitad, porque me gustaría vivir 100 por ciento de escribir y que no necesite nada más para tener que comer. Y saber que todos los escritores somos valorados y remunerados por nuestro trabajo.
En este mundo convulso, que a diario muestra violencia, ¿la cultura es la respuesta?
Sí. Creo que es un bálsamo en el corazón de la humanidad absolutamente indispensable para un mundo de violencia, y no solo eso, sino que responde contra ella, nos ayuda a seguir adelante. Un gran ejemplo es el Guernica (de Pablo Picasso): se transformó una masacre en una obra de arte tan bella, y esas son las respuestas que el arte genera para que el ser humano sublime el dolor.
Presentación de Animalario
La poeta presenta el libro este sábado 20 de enero a las 18 horas en el café Fiel a la Tierra, ubicado en la calle Mérida 215, en la colonia Roma.
hc