Agnès Varda, cuatro enseñanzas a un año de su muerte

La mujer, el asombro ante lo cotidiano, la reinvención y la empatía, son algunos de los pilares que se identifican en todo el camino de Varda. A un año de su muerte, vale la pena profundizar en ellos para así recordarla.

Un año sin Agnès Varda (AP)
México /

Hace un año, Agnès Varda cerró sus 'ojos curiosos'. Esos que desde temprana edad miraron a través de una cámara y que la encumbraron como una referente de la Nouvelle Vague (Nueva Ola), corriente cinematográfica francesa que retrató la cotidianidad con tal libertad e innovación que sentó un precedente narrativo que influye hasta nuestros días.

El 29 de marzo del 2019, Agnès murió en París, la ciudad que recorrió hasta el cansancio y donde forjó su estilo creativo - que realmente fue una vorágine de ideas, pues muchas de sus obras aún se clasifican con la palabra “experimental”. Por eso, decir que lo más certero en ella fueron ciertas posturas ante la vida, que quedaron reflejadas en sus relatos audiovisuales, no es tan descabellado.

La mujer, el asombro ante lo cotidiano, la reinvención y la empatía, son algunos de estos pilares que se identifican en todo el camino de Varda. A un año de su muerte, vale la pena profundizar en ellos para así recordarla.

La mujer es protagonista

Desde el principio de su carrera, la realizadora fue consciente de la importancia social y creativa de la mujer, pues no solo la exaltó a través del lente, sino que, en su vida diaria, Agnes procuró incentivar a las féminas para romper esquemas. "Sugerí a las mujeres que estudiaran cine. Les dije: 'salgan de las cocinas, de sus casas, consigan las herramientas para hacer películas’”, declaró la cineasta durante una entrevista.

En su obra hay ejemplos claros de su lucha contra los prejuicios de género y el machismo - que se mantiene hasta nuestros días. El corto Réponse de femmes: Notre corps, notre sexe (Respuestas de mujeres: nuestro cuerpo, nuestro sexo), realizado en 1975, es un buen argumento para quienes afirman que la creadora es pionera del cine feminista.

Otra cinta de Varda que retrata un tema que aún se mantiene en pugna, es L'Une chante, l'autre pas (Una canta, la otra no, 1976); la cinta aborda el aborto y sus implicaciones en medio de una sociedad conservadora.

Explorar lo cotidiano

En numerosas ocasiones, la cineasta de ‘ojos curiosos’ reconoció que los aspectos cotidianos desencadenaron varias de sus obras. Por ejemplo, para el documental Les glaneurs et la glaneuse (Los espigadores y la espigadora), que realizó en el año 2000, se inspiró en un suceso que vio mientras tomaba una taza de café.

“Voy a menudo al mercado. Una vez me quedé a tomarme un café a las dos de la tarde y vi ese momento muy preciso, en el que los vendedores lo han metido todo en sus camiones, hay cosas en el suelo y gente que viene a recogerlas justo antes de que los barrenderos limpien. Eso dura un cuarto de hora. Vi de pronto a un tipo de gente que hacía la compra entre los restos. Fui a comprobar esta idea en otros mercados y me acordé de esa palabra antigua: espigar”, relató a una televisora.

Varda, la mujer de los 'ojos curiosos' (AP)

Reinventarse para crecer

Antes de ser Agnès, fue Arlette. Este último fue el nombre con el que Varda, la tercera de cinco hermanos, nació en Bruselas, Bélgica el 30 de mayo de 1928.

A los 18 años, cuando decidió convertirse en Agnès – paralelamente a su decisión de vivir como artista -, Arlette quedó olvidada. Esta fue su primera reinvención.

Después, se pierde la cuenta, pues Varda nunca se estuvo quieta; si bien hay periodos de su vida donde predominó la pantalla ‘en blanco’, la directora pronto reaparecía con energía y técnicas renovadas.

Cine de ficción, documentales, fotografías, obra plástica, charlas, talleres… algunas de las tantas actividades en las que se desenvolvió esta mujer que se paseó por Cuba en los tiempos de Fidel Castro (Salut les Cubains, 1963) y que recorrió las calles de California en medio de las protestas raciales (Black Panthers , 1968).


La empatía es la clave

“Siempre me han interesado las personas al margen”, aseveró Varda durante una TedTalk que realizó en 2018 en Los Ángeles. Los menos favorecidos, los anónimos, los del trabajo sucio, los que nunca salen en las portadas; a todos esos ‘sin nombre’, Varda les tenía cariño, pues sus historias fueron los cimientos de sus creaciones. Y la empatía fue la clave para conocerlos y compartirse mutuamente.

​yhc

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