“El ensayo tiene un nicho de lectores muy fieles y que están siempre buscando nuevas voces, lo sé porque yo misma soy parte de ese grupo y con muchas amigas y amigos hablamos constantemente de esto”, dijo en entrevista la escritora Isabel Zapata (México, 1984).
Para la autora de Alberca vacía (Lumen) existe una variedad grande de ensayistas mexicanos “que yo sigo de cerca, sobre todo mujeres: Verónica Gerber, Mariana Oliver, Marina Azahua, Jazmina Barrera, Astrid López Méndez, Ana Emilia Felker, Laura Sofía Rivero, solo por mencionar algunas”.
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—¿De qué sirve el ensayo estos tiempos?
El ensayo sirve, aunque preferiría decir que está, para lo que estaba antes y para lo que estará en el futuro: para pensar mejor.
Alberca vacía es como una bitácora, un cuaderno de vida y sueños perdidos. Es todo eso, sobre todo lo segundo: un cuaderno de vida a la manera de un cuaderno de viaje en el que voy anotando lo que veo.
—Parece una mirada a la cotidiano; miras donde no toda la gente observa.
Creo que justo ahí está el secreto, por decirlo de algún modo, en lograr encontrar en lo cotidiano lo que no necesariamente salta a la vista, aquello que se oculta en los pliegues. Finalmente esa cosa llamada “realidad” tiene para cada quien una cara distinta.
—Reflexionas sobre la familia, la ausencia, la maternidad y hasta la pandemia.
Sí, ese ensayo escrito en pandemia es el más reciente de los que aparecen en el libro, y tiene que ver con la experiencia de maternar durante la crisis. Tener en nuestras manos la vida de una recién nacida en una época tan dura, tan llena de muerte y riesgos, fue algo muy poderoso y que nos transformó profundamente a mi compañero y a mí.
—Es una fotografía de tu vida, ¿es autobiográfica?
La escritura autobiográfica siempre tiene algo de ficción, por fortuna. La memoria no es una ciencia exacta.
—Leer tus ensayos, muy cercanos a la poesía, son experiencias poderosas pero dolorosas, llenas de nostalgia.
No era mi intención escribir un libro que doliera, pero creo que es lo que hice al final.
—El eje del libro es recuperar la memoria a través de la literatura y la fotografía.
Completamente, me da gusto que hayas visto eso porque ahí está la intención velada del libro. Todas y todos perdemos, ¿cierto? Personas, espacios, países, oportunidades. Nuestra vida se transforma de maneras que no tienen vuelta atrás. ¿Cómo conservar algo de aquello? Para mí, la literatura ha sido fundamental.
—Vaciar una alberca es como volver a empezar.
Eso, hay que vaciarnos para poder llenarnos de cosas nuevas. “El arte de perder no es difícil de dominar”, escribió la poeta Elizabeth Bishop.
—Si el oficio de escritor es complicado, el de editor, quizá lo es aún más. ¿Cómo vives (o sobrevives) la literatura y el mercado en estos días?
Ambos son oficios difíciles, en los que hay que ir cuesta arriba todo el rato, pero no me imagino haciendo otra cosa distinta. Sobrevivo así: estando consciente de los costos de escribir y aferrándome a las personas y proyectos que me brindan sentido.
Isabel Zapata (Ciudad de México, 1984) es escritora, traductora y editora. Es autora de los libros de poemas Las noches son así (Broken English, 2018) y Una ballena es un país (Almadía, 2019), así como del volumen de ensayos In vitro (Almadía, 2021).
Su trabajo ha sido incluido en medios mexicanos como la Revista de la Universidad de México, Periódico de poesía, Letras Libres y Este País, entre otros, e internacionales como Waxwing, The Common, World Literature Today (eua), Caderno de Leituras (Brasil) y Ancrages (Canadá). Es socia fundadora de Ediciones Antílope.
PCL