Este jueves 4 de abril, el cantautor argentino Alberto Cortez falleció en un hospital de Madrid, víctima de una insuficiencia cardiaca. Y quizá no haya mejor modo de honrar sus memoria que recordar algunas de las mejores frases sacadas de sus canciones.
Aunque con frecuencia interpretó canciones de su autoría, también cantó composiciones de otros, como “No soy de aquí ni soy de allá”, compuesta por su amigo Facundo Cabral, o “Los ejes de mi carreta” de Atahualpa Yupanqui.
Quienes ya peinamos algunas canas, quizá recordaremos canciones románticas que, muchas veces acompañadas por los acordes de una guitarra —Cortez era uno de los autores con los que comúnmente uno empieza a aprender a tocar dicho instrumento—, como esta, que habla de un amor perdido.
Me parece mentira
después de haber querido
como he querido yo,
me parece mentira
encontrarme tan solo
como me encuentro hoy.
De qué sirve la vida
si a un poco de alegría
le sigue un gran dolor…
“En un rincón del alma”
Pero Cortez también le cantó al amor vivo, al que se ejerce y se expresa día con día con pequeñas acciones, insignificantes para algunos quizá, pero con un gran valor simbólico cuando sirven para fortalecer el vínculo amoroso, como enviar una rosa diariamente al ser amado…
Te llegará una rosa cada día
augurándote tiempos de venturas,
compañera total del alma mía
propietaria de toda la ternura.
Quisiera ser un mago fabuloso
para trocar las rosas por estrellas,
dejarlas en tu almohada sigiloso
que iluminen tus sueños todas ellas…
“Te llegará una rosa cada día”
Cortez era, como todos los hombres sensibles, un poco poeta, un poco loco y un poco filósofo. Por eso muchas de sus canciones hablan de diversos aspectos de la vida, más allá del amor, como la amistad entre personas…
Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río…
“Cuando un amigo se va”
Para el argentino, la amistad era una energía tan poderosa que no sólo es capaz de unir a personas, sino que también nos puede vincular con plantas…
Muchos años han pasado
y por fin he regresado
a mi terruño querido
y en el límite del patio
ahí me estaba esperando
como se espera a un amigo.
Parecía sonreírme
como queriendo decirme:
“mira, estoy lleno de nidos”.
Ese árbol que plantamos
hace veintitantos años
siendo yo apenas un niño…
“Mi árbol y yo”
…y, también, con animales.
Era nuestro perro, y era la ternura
que nos hace falta cada día más,
era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.
Era nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad,
era de los niños y del viejo Pablo,
a quien rescataba de su soledad…
“Callejero”
Están también las canciones que ofrecen una visión filosófica de la vida, como “No soy de aquí ni soy de allá” —escrita por su amigo Facundo Cabral— o “Camina siempre adelante”, que habla de los consejos de un padre a su hijo que está listo para echarse a volar:
No has de confiar en la piedra
con la que puedas topar,
¡apártala del camino!
por los que vienen detrás.
Cuando te falte un amigo,
o un perro con quien hablar
mira hacia adentro y contigo
has de poder conversar…
Y hay otras que nos comparten la reflexión de un hombre que, habiendo llegado a la mitad del camino de la vida, hace una pausa para decidir si seguirá por su mismo camino o hará un cambio de rumbo:
Si a partir de mañana decidiera vivir la mitad de mi muerte
o a partir de mañana decidiera morir la mitad de mi vida,
a partir de mañana debería aceptar, que no soy el más fuerte,
que no tengo valor ni pudor de ocultar mis más hondas heridas.
Si a partir de mañana decidiera vivir una vida tranquila
y dejara de ser soñador, para ser un sujeto más serio,
todo el mundo mañana me podría decir: "se agotaron tus pilas,
te has quedado sin luz, ya no tienes valor, se acabó tu misterio"…
“A partir de mañana”
Y a partir de mañana, las letras y las canciones de Alberto Cortez quedarán como una especie de consejero para las vicisitudes de la vida o como la voz de un padre sabio que lo ha vivido todo y que, desde esa perspectiva, nos puede dar un consejo o dos para la gran aventura que es vivir.
Buen camino, Alberto…
DIGL