Alberto González Domene, autor de 'El flamboyán lagunero', narra en entrevista los detalles de su libro que habla sobre un grupo comprometido con la promoción cultural.
“El flamboyán lagunero, crónica del Centro Cultural de La Laguna 1970-1982”, es un libro que narra la historia de un grupo comprometido con la promoción cultural en una época donde no había instituciones.
Escrito por Alberto González Domene y publicado por el Archivo Municipal de Torreón, será presentado el 17 de marzo en el Centro Cultural Casa Mudéjar.
El autor nos recibe en su casa para hablarnos de este generoso proyecto de casi 400 páginas, que refleja ampliamente el espíritu del lagunero.
¿Cuánto tiempo le llevó escribir el libro, se podría decir que es el libro de su vida?
Desde el siglo pasado comencé a escribir cien canciones del alma, que compuse, entre ellas 'El Corrido de Torreón'. Luego hice tres libros de poemas, no los he editado. Pero de las memorias, a parte de las económicas, tengo las culturales en este libro. Estoy por escribir las memorias políticas, sin embargo, este libro, ¡ah cómo me costó! lo acabé de escribir en 2010. Jorge Zermeño y Carlos Castañón, se empeñaron en publicarlo y aquí lo tenemos.
¿De dónde surge el nombre del flamboyán?
El alma de este libro es el espíritu lagunero de una sociedad que estaba en el siglo pasado desarticulada, viviendo desconectada y que necesitaba cauces de desarrollo cultural.
Cuando yo estaba en mis negocios de algodón, tuve un percance, perdí todo lo que había ahorrado. Embarqué el ultimo camión de algodón en Apatzingán, Michoacán y me senté abajo de un flamboyán cubierto de flores rojas, corté dos vainas de recuerdo y las sembré aquí en una maceta, empezó a crecer un árbol chiquito, se murió tres veces, pero volvió a brotar.
Al libro lo llamo flamboyán porque durante tres ocasiones, nos quisieron matar toda la labor cultural y casi lo lograron, sobre todo el gobierno estatal, porque el federal nos apoyó siempre. Pero resucitó.
Menciona obras como la Casa de la Cultura, ¿cuáles fueron las dificultades para que se concretara?
La primera obra que creó el Centro Cultural de La Laguna, fue el Museo Regional, después vinieron las dos Casas de la Cultura, iba a ser una sola de La Laguna, pero nos cerraron la puerta, mientras en Saltillo no hubiera una, no querían casa de la cultura en Torreón, esa era la mentalidad de Flores Tapia.
Le hablamos al gobernador de Durango y se creó la Casa de la Cultura en Gómez Palacio, entonces de Saltillo nos dijeron que en Torreón también.
Nos prestaron una casa de la Morelos, ahí iniciamos. Teníamos ya donados los terrenos para que se construyera la casa, pero el gobernador nunca quiso. Un día el presidente López Portillo le dijo que se encargara de que este proyecto saliera adelante. Acababan de abrir el bulevar del Tajito y nos dio un terreno suyo, ahí funcionó. Después vendieron los terrenos.
Habla de personajes como Sonia Salum, Magda Briones, Poncho Domene, ¿cree que los que están ahorita a cargo de la cultura tienen ese espíritu?
No, lo que sí sé y lo he visto es que todo ese espíritu se contagió a las universidades. Todas tienen sus departamentos artísticos. Ahorita se está viendo el proyecto del Estado de La Laguna ¿cuánto tiempo tiene eso?
El hombre lagunero tiene muchas virtudes, levantarse del fracaso, pero tienen gran defecto: falta de unión. Tiene espíritu individualista. No hacen lo que hicimos en torno a una causa común.
¿Qué es lo que más extraña de esa época?
Lo agradable que era convivir gente de todos los barrios, de los ejidos, de la sociedad lagunera. Nos juntábamos y convivíamos en un clima de hermandad. En torno a un ideal. Sobe todo el amor, la entrega, la alegría, con que la gente se unía.
¿Cuál es uno de los proyectos de esa época que sigue fuerte?
El Museo Regional de La Laguna, es el más importante del norte de la república. Hay muchas obras, apoyamos el rescate del Teatro Isauro Martinez y del Mayrán, cosas que no nos quieren reconocer. El INBA rescató el Isauro Martínez, lo tuvo en muchos años. Ahí Sonia Salum hizo muy buen papel.
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