Con un tema direccionado a las raíces mexicanas y con una dimensión que va de 3.40 por 4.80 metros, Alejandro Grande creó Diosa Altanera, una pieza inspirada a partir de dos deidades femeninas: Xochiquétzal, la diosa de la belleza, las flores o el amor, así como de Tlazoltéotl, la divinidad de la dualidad, la lujuria o la muerte.
La obra comisionada por Altanera, restaurante en la colonia Roma de cocina contemporánea con toques de mar, es el sitio que resguarda a partir de este miércoles la creación conformada por elementos como la cantera negra, naranja, café y rosa, detalles en resina y que tiene de trasfondo y soporte a un espejo.
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“Me pregunté lo que significaba Altanera, un espacio que tiene connotación femenina y que me llevó a adentrarme en un tema como de deidades femeninas del mundo prehispánico. Finalmente llegué a Xochiquétzal y Tlazoltéotl, que tienen características y dualidades como el yin y el yang en su conjunto”, dice el artista plástico en entrevista con MILENIO.
La complejidad de Diosa Altanera, integrada a su vez por cinco secciones, agrega Alejandro Grande, se sitúa a partir de la inspiración de las raíces prehispánicas al lenguaje contemporáneo. “Me remití a elementos y formas históricas, pero al mismo tiempo, con formas del Art déco: con unas formas muy lineales pero que terminaran en contorno, para el entendimiento de lo contemporáneo”.
La IA y lo tradicional
El trabajo artístico del también diseñador industrial, gráfico y digital parte de la realización de bocetos y de imaginar cómo es que se delinearán las formas y cómo se depurarán las líneas, según la pieza por realizar.
Discípulo de Javier Marín y quien ha creado instalaciones en espacios públicos y colaboraciones para marcas de lujo como Louis Vuitton, Cartier, Balenciaga y Diageo Reserve, entre otras, Alejandro Grande dice que su trabajo va del arte digital, arte funcional (arte objeto) y el arte contemplativo (escultura).
“Hago todo esta parte de mobiliario y arte objeto, que se convierte en arte funcional, que su camino me ha llevado a desarrollar este tipo de piezas (Diosa Altanera) y que su función es meramente contemplativa. Empecé en el arte digital pero lo llevé a algo tangible que adquirió pies, cuando lo convertí en escultura”.
En un momento donde se habla de NFT’s (soporte que también ha explorado) e Inteligencia Artificial (IA), niega rotundamente que el arte digital ponga el riesgo los procesos de creación tradicional.
Para el artista esas plataformas son “una herramienta, porque todo eso te permite desarrollar una imagen, pero con el arte digital no puedes llevar un proceso artesanal. Se está revalorando la artesanía y no se pueden perder las técnicas, que finalmente se convierten en un tesoro por sus procesos y a mí me gusta mezclar las dos cosas (lo digital y lo artesanal)”.
Entre sus más recientes proyectos se encuentran el diseño de uno de los escenarios del festival de Bahidorá. “Un escenario de música electrónica, donde literal lo hice yo, y fue un escenario gigante donde llegas a un montón de personas y se vive toda una experiencia porque suceden muchas cosas y emociones ahí”.
Su trabajo ha estado presente en espacios como ARTSY Platform, Zona Maco, Marte Gallery, Haabo Proyect; Atennas, sculpture, digital art Ciudad de México (2022), Casa Basalta, Ciudad de México (2021), en Bilateral Tokyo Design Week Shinjuku-Ku, Tokyo Japón (2016), o en Talent Mexican Avec France Gallery S. Bensimon, Paris Francia (2015), por mencionar algunos.
Cinco elementos, una obra
Al centro de Diosa Altanera se encuentra la interpretación de la deidad contemporánea; sin embargo, en cada esquina de la pieza hay elementos que funcionan y tiene la representación “como de sus guardianes, relacionado con los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y viento, concentrados en las esquinas para dar origen a la pieza central y que sea el quinto elemento, como símbolo de protección”, concluye el artista.
PCL