Alejandro Zambra: “La infancia es como una dictadura y una ficción”

El autor chileno habla de 'Literatura infantil', un libro sobre su experiencia como padre y que presentará en México el 20 de julio con Juan Villoro.

El escritor chileno Alejandro Zambra. (Foto: Jorge Carballo)
Ciudad de México /

“El nacimiento de un hijo anuncia un amplio futuro del que no seremos totalmente parte”, escribe Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) en Literatura infantil (Anagrama). El autor cuenta su experiencia como padre primerizo pero no solo eso, también habla de su propia infancia, la relación con su padre y de Silvestre, su hijo, quien a su corta edad prometió comprarle la mejor silla de ruedas cuando sea grande.

El escritor chileno, de cabello enmarañado y rostro adusto que irá cambiando en cuanto habla de su hijo, dice a MILENIO que narrar la paternidad y la felicidad es difícil.

​“Es difícil aunque, sí la miras de cerca, la felicidad siempre tiene su sombra. Pero tener a tu hijo en brazos, recién nacido, es una emoción imposible de escribir, que siempre viene aparejada con una sensación de fragilidad. Creo que la paternidad, lo poco que se ha representado, se ha hecho desde la congoja y poco desde el placer”.

Tanto en Chile como en México la figura paterna tiende a ser ausente y un tanto complicada, por lo que el escritor no solo habla de él, también de la relación con su padre.

“Compararse con el padre siempre es una trampa y una trampa necesaria, deseable. Mi infancia fue como una dictadura dentro de otra dictadura, como fue la chilena. Yo veo a la infancia como una dictadura, estás ahí, en un espacio de la obediencia o discutiéndola. Y la infancia también es un espacio de la ficción porque no la recuerdas bien. Para nosotros, el padre también era una figura vertical, homologable al dictador y su presencia imponía silencio. Mientras que la madre era lo único que importaba y la que regía la vida cotidiana, entonces la presencia excepcional del padre era la que de pronto echaba a perder la vida”, concluye.

Entre fiesta y desconcierto

Comenta que escribir sobre la paternidad fue algo muy natural y “empezó a parecerme razonable publicarlo, que son dos cosas bien distintas. Una es escribir y otra publicar. Hubiera sido muy raro no escribir sobre la paternidad pero me fui convenciendo de que era interesante y que había un vértigo incluso en reunir algunas de las cosas y publicarlas porque además son registros que un día leerá, o no, mi hijo”.

Durante los primeros días de vida de su hijo, Zambra escribió más de 100 poemas en su teléfono, reflexiones. También apuntó temas alrededor de la infancia y la paternidad sin saber que todo terminaría en un libro, en el que desnuda sentimientos y preocupaciones.

“No es que siempre quise ser padre, pero nunca me pareció una experiencia que no quería para mí. Creo que la decisión de no tener hijos es razonable, desde cualquier horizonte, con cosas como ¿para qué traer a un hijo a este mundo más tecnológico y atemorizante con el cambio climático? O las nuevas generaciones que consideran una irresponsabilidad tener hijos. Es respetable. Pero ser papá es como una fiesta en que la euforia se entrevera con el desconcierto, la estoy pasando muy bien”.

Como un lego

Literatura Infantil es como un juego, un lego que se arma de diferentes piezas como poesía, cuento, ensayo, chats y hasta un viaje alucinógeno con hongos que lo vuelve inclasificable y revelador.

“No creo mucho en los géneros literarios, ni siquiera me interesa construir el énfasis del desafío, simplemente no creo y me resulta muy natural una posición más ficcional, más aficionada, más apegada a los hechos y a una posición de registro.

“No escribo para probarme camisas de fuerza, juego, busco y, de pronto, de todo eso apareció la posibilidad de un libro que me sacó el amor de papá, aunque inevitablemente eso pasaría y no había por qué evitarlo”.

En su libro, el escritor relata su experiencia, habla con su hijo, recuerda algún viaje (y peleas) con su propio padre, reflexiona con humor sobre la infancia y la paternidad, la que califica como una sensación de plenitud que es huidiza y muestra el deseo de acompañar al hijo, sin estorbar.

Zambra dice que en la tradición literaria abundan las cartas al padre pero las cartas al hijo son escasas. “Los motivos pueden ser machismo, egoísmo, pudor, adultocentrismo o autocensura”, escribió el autor.

“El espejeo constante con la infancia propia. El deseo de hacer las cosas mejor de lo que nuestros padres lo hicieron con nosotros y la manera en que se mezcla ahí la sensación de justicia e injusticia, la sensación de que no eres capaz de proteger o que deberías más bien dejar libre. Todo eso que suena muy neurótico de enumerar, lo sé, pero creo que puede encontrar un espacio en la literatura porque en la literatura las cosas pueden narrarse sin resolverlas artificialmente”, concluye.

El autor presentará su libro al lado de Juan Villoro este jueves 20 (a las 19:00 horas) en la librería Mauricio Achar.

PCL

  • Vicente Gutiérrez
  • vicente.gutierrez@milenio.com
  • Periodista desde hace 25 años y especialista en temas culturales, la industria del entretenimiento y cinematográfica. Por su experiencia y conocimiento, también ha participado en temas de política y de negocios. Es reportero de cultura en Milenio y locutor en “La Taquilla”, programa de Radio Fórmula 104.1 FM.

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