Alicia Molina, pieza clave en el fomento de literatura infantil

“A mí me interesa seguir escribiendo (…) creo que le voy a dar más tiempo a la literatura, porque es un gran placer para mí escribir y porque el encuentro con los niños produce cosas mágicas”, señaló la escritora en entrevista.

La escritora se ha comprometido con el sector de los niños y jóvenes.
Israel Morales
Monterrey /

La literatura infantil, la difusión de la lectura y la inclusión de los niños en ese mágico mundo son tres de las actividades que ha desarrollado Alicia Molina a lo largo de su trayectoria como autora de obras para pequeños. Una tarea que nació desde la curiosidad y las preguntas de los niños. De manera reciente estuvo en la ciudad para presentar La marca indeleble (FCE), aunque el año pasado salió La magia de azul (Ediciones SM). De esta importante labor nos platica en entrevista la autora nacida en la Ciudad de México.

¿Es difícil promover la lectura en México?

En realidad se ha hecho un trabajo muy importante. Hace 25 años, cuando yo empecé a escribir, un poco más atrás, cuando mis hijos eran pequeños, uno no encontraba librerías para niños, encontrabas a veces en Sanborns y por temas más bien, todos eran o clásicos o versiones de Disney. Hoy muchos niños ya saben, ya tienen como una historia de lectura compleja, ya pueden pedir por autor y por editorial, y ya saben qué van a buscar cuando van a la Feria del Libro o cuando van a las librerías. Sí ha sido un cambio importantísimo, pero claro, alcanza a una población muy pequeña.

¿A dónde tiene que acudir el autor o los que difunden la lectura?

El espacio natural es la escuela, pero la escuela generalmente ha visto la lectura como un instrumento de aprendizaje, no como un fin en sí mismo, no como un espacio lúdico. La escuela por lo general promueve la lectura como un instrumento, hay algunas escuelas que tienen un programa de lectura que buscan abrir espacios, donde los niños lean por pura recreación, no en funciones de objetivos escolares. El otro espacio que debía ser natural es la casa, la familia, y bueno, eso se da en las familias lectoras. Hay muchas familias en donde no hay libros, hay muchas casas donde no hay libros y lo que vemos a veces es muy alentador, como estos grupos de animación a la lectura, que empiezan a lograr que los niños lean, hacen que esos niños vuelvan lectores a su padres. Esa ha sido una experiencia muy buena.

¿Cree que aún hay mucho por hacer en la inclusión de los niños en el arte y la lectura?, hablando ya de la inclusión de niños con discapacidad.

Hay muchísimo trabajo que hacer, es un proceso que no ha sido fácil de ninguna manera, y que si no cuenta con un apoyo fuerte, pues no se va a dar de una manera espontánea. Se requiere mucho trabajo, se requieren programas específicos en el arte, en la escuela, en todos los espacios sociales, y no es fácil incluir a toda la población; cuando decimos todos, estamos incluyendo a todos.

¿Cuál es su perspectiva literaria a 25 años de publicar libros dentro de la literatura infantil?

A mí me interesa seguir escribiendo, no he sido una escritora muy prolífica, tengo como 20 libros, pero en 25 años, tampoco es que me haya centrado únicamente en escribir. Ahora que ya me jubilé creo que le voy a dar más tiempo a la literatura, porque es un gran placer para mí escribir y porque el encuentro con los niños produce cosas mágicas. Cuando uno se encuentra con los lectores tienes la oportunidad de cerrar un ciclo, porque en realidad el libro no se termina hasta que se lee.

En "La marca indeleble" noto la magia que hace efecto con realidades en los pequeños.

A mí me interesa la magia, pero en la vida cotidiana. Entonces es esa mezcla la que se ve en mis libros, que los niños encuentren vida en lo cotidiano, construyendo sentido, eso es lo que me interesa.

¿Cómo trabaja narrativamente los libros?

Casi todos mis libros surgen de alguna pregunta concreta. El agujero negro surgió de una pregunta de mi hija cuando era muy chiquita que decía a dónde se va todo lo que

pierdes. Entonces para dar respuesta a esa pregunta hice el cuento. El zurcidor del tiempo viene de una pregunta que yo me hacía de niña, cuando estaba uno distraído te decían: esa niña está ida. Yo tenía ganas de saber a dónde se iban los que estaban idos. Entonces la respuesta en mi cuento es que se van al mundo de ayer, al mundo de mañana o al mundo de hubiera, pero en realidad hay un solo mundo donde se pueden resolver los problemas. Así hay preguntas que me llevan a escribir, en el caso de La marca indeleble en realidad es un juego con mis nietos. Uno de mis nietos me preguntó quién podía matar a un dragón, si no había un animal más grande que un dragón. Entonces empezamos a dar respuestas a esa pregunta, y de ahí surge este relato, en diálogo con mis nietos.

¿En "La magia de azul" también se trata el tema mágico?

La magia de azul también es una propuesta de uno de mis nietos.

Él tenía la esperanza de que el cuento fuera sobre el Cruz Azul, pero no sé suficiente de futbol. Por eso inventé esta magia de azul, que se trata de ir descubriendo que hacer magia tiene que ver con el trabajo cotidiano. Tanto el niño como el mago van desarrollando destrezas a través del trabajo, pero con la esperanza de la magia.

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