Me gusta llevar el juego de la música al mundo de la palabra escrita: Alonso Arreola

Relamparia, el nuevo libro del músico y escritor, es una colección de voces, casi todas breves, que reflejan preocupaciones, intereses y símbolos.

Alonso Arroela, nieto de Juan José Arreola. (Foto: Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La música tiene una parte más lúdica que la escritura: permite la experimentación, es mucho más fácil combinar elementos, deshacerlos, transformarlos, improvisar. Esa perspectiva permitió a Alonso Arreola conjuntar las palabras que conforman su más reciente libro, Relamparia (Attica Libros, 2021).

“El juego de la música me gusta llevarlo al mundo de la palabra escrita, allí se me hace lindo pulir y hacer un trabajo como de relojería. La intención lúdica me parece indispensable e inmanente a mi persona”.

Se trata de una colección de voces, de cosas, casi todas breves, que se juntaron en los últimos años y que, durante la pandemia, pudo poner en orden seleccionar y pulir: son como relámpagos —de ahí el título del volumen— porque son aforismos, voces o greguerías, y también hay algunos otros momentos más lúdicos o experimentales, “en donde me gusta mezclar la simbología matemática o simples memorias o recuerdos que, de pronto, uno pensaría que es difícil publicar o presentar en un libro”.

“A mí me parecen valiosos desde una intimidad muy particular. También deseaba compartirlos, porque finalmente estamos hechos de palabras, no sólo de frutas que son resultado de todo un proceso, sino también somos fragmentos, reflejos de ese mismo proceso, presentados en poesía y en verso, flashazos de la memoria, que termina con un cuento de más largo aliento”.

De acuerdo con Alonso Arreola, el volumen tiene un carácter íntimo en tanto refleja preocupaciones —“no sé si esa sea la palabra”— intereses y símbolos. Como en toda obra se acerca a ideas como el amor, la muerte, el paso del tiempo y, en especial, a la idea del instante, “para mí tan importante y que siempre me hechizó de manera muy particular, leyendo a autores como Octavio Paz”.

“Cuando hablo de los símbolos y de otros vehículos del pensamiento que me importante, me refiero a un mundo natural: hay muchas piedras, hay animales, y ciertos aspectos urbanos. Soy fanático de las formas breves, que sirvan como transporte para conducir ciertas conclusiones a las que, según yo, he llegado con respecto a momentos, a relaciones, a gustos, a tristezas”.

Relamparia se constituye de títulos como “Presentia”, “Poematia”, Metabeceria”, “Versia”, “Prosia”, “Novelia” o “Cuentia”, en todos los casos formas breves a las que el músico gusta llamar caramelos mentales, porque le permiten dar vueltas y vueltas a una idea “para que, de pronto, te entreguen más posibilidades”.

“Al final, me gusta asumir que el traje que tenemos es una especie de disfraz hecho con las partes de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos e inevitablemente van mostrando sus inercias, su legado, su herencia”, reconoce Alonso Arroela, nieto de Juan José Arreola.

PCL

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