Alter Imago, la ventana hacia la belleza de lo profano, decadente y relegado

Especial Octubre Negro

Eduardo Gómez explota su creatividad visual con parámetros dignos de historias oscuras arropadas en la cultura underground.

"Era difícil encontrar fotógrafos en México que hicieran el tipo de cosas que buscaba".
Ciudad de México /

Eduardo Gómez es un fotógrafo mexicano, chilango de corazón, nacido en 1974 -generación X, murmura entre risas- con una trayectoria que comenzó desde 2003; casi 20 años de captar rostros, sentimientos y mensajes a través de la lente. Siempre acompañado de su esposa Ely y ávido de aprender nuevas técnicas, actividades y medios de expresión ha buscado no encasillarse en un cajón para explotar su creatividad que parte de parámetros dignos de historias oscuras combinadas con sensualidad y fantasía, bañadas en cultura underground. Esto es Alter Imago.

En latín Alter es “el otro, lo alterno o diferente” e Imago es “imagen”, entonces su proyecto nos habla sobre “La imagen alterna” que germinó con bases que permean en su andar y florecieron entre la belleza de lo grotesco, profano y decadente.


El loco

Empecé en la fotografía como una forma de darle más vistosidad a lo que en ese entonces era mi banda, tocaba heavy metal desde muy jovencito digamos saliendo de la prepa y varios años toqué sin pena ni gloria, más pena que gloria y sin estudios formales pero era totalmente empírico; entonces quería fotos padres de mi banda aunque era difícil encontrar fotógrafos en México que hicieran el tipo de cosas que buscaba con la estética que veía en revistas gringas o europeas". 


Fue así como justamente de aquellas portadas y revistas, ese arte en los discos de heavy metal, metal gótico o rock progresivo que él escuchaba es lo que más le inspiró a ser fotógrafo, entonces se preguntó: "‘Qué tan difícil puede ser’, ingenuamente claro porque eso piensa uno cuando no sabe y también empecé empíricamente como en la música. Hasta que me di cuenta que no era sencillo, decidí tomar clases y aprender formalmente, abandoné la música por la fotografía... fue un amor a primera vista, me atrapó. No quería que ese proyecto comenzara con carencias como cuando estuve en la música y busqué dos o tres escuelas para someterme a revelar rollos, conocer los equipos, la técnica, pero tenía muy claro lo que quería hacer: esa estética de las bandas oscuras que me gustaban”.

Con el tiempo su temática evolucionó con ayuda de aquellos proyectos que presentaba en la Escuela Activa de Fotografía de Coyoacán y en la George Eastman, ambas son referentes pero con visiones diferentes, ésta última apuesta por los shootings más sociales o comerciales mientras que la otra es de corte fashionista, conceptual o artístico. Esto lo aprovechó Eduardo porque complementaba su aprender y le exigían perspectivas diferentes que logró amalgamar para encontrar un discurso fotográfico.

“Eché mano primero de mis amigos los músicos, ya sabes... tatuados, matudos, con la estética dura metalera o de black metal o góticos -incluso El Real Under lo tomé como locación-. Naturalmente las novias de mis amigos eran igual con esa estética alternativa y sin darme cuenta abandoné las bandas para centrarme más en el tema femenino, a las modelos con tatuajes, que hoy en día está muy trillado y normalizado pero en ese tiempo aún era estigmatizado que ellas portaran una imagen con tatuajes y cabello de colores en un ambiente laboral o meramente cotidiano”.


Fue ese cambio que vio nacer un proyecto llamado “Mujeres con el valor escrito en la piel”, el cual buscaba dejar claro que los prejuicios son cosa del pasado. Fue en 2009 -en un café llamado Gato Calavera- cuando hablando con Ely escucharon en un video que una funcionaria de la Secretaría de Cultura del estado de Guanajuato declaró que las mujeres tatuadas, con perforaciones o alguna modificación corporal no tenían valores y reflejaba la carencia de estos ante la sociedad.

En respuesta convocó a aquellas mujeres con el valor escrito en la piel y la estética alternativa donde participaron profesionistas, emprendedoras, jefas gerenciales o con puestos directivos que fueron expuestas en una muestra en el Claustro de Sor Juana y en el Centro Cultural Santa Úrsula -ambos recintos en Ciudad de México-; el mensaje del proyecto resonó con fuerza en redes sociales: “Ella es veterinaria, ella es bióloga, ella es abogada, ella es escritora, ella es dentista, ella es artista... entonces empezaron a salir muchas chavas con el argumento de tirar esa idea conservadurista”.


Los amantes

Aunque no ha vuelto a realizar un trabajo con este corte sí ha tenido otros que su curiosidad ha expandido, tal es el caso de la temática erótica que le llegó por el año 2014 y con ayuda de su amiga Brenda Luna Lovato -una curadora de arte- le dio otro punch a sus fotos con esa mirada artística ya que los comentarios entre fotógrafos empezaron a limitarse a lo mismo y por ende aburrieron la curiosidad de Eduardo, así que dicha crítica sumó desde la trinchera del dibujo, grabado y otros rubros. ¿La conclusión de Brenda? “Veo un poco de todo, creo que divagas y necesitas elegir un tema para desarrollarlo más a fondo, para encontrarte”.


Con ello surgió la idea de hacer una exposición sobre erotismo que se materializó en “Culpas, Fantasías y otras Perversiones Recurrentes”, un libro que no es de un enfoque social pero sí inclusivo al derribar estándares de belleza tanto femeninos como masculinos para hablar de este género fotográfico en diversos matices abarcando lo más sutil hasta lo más fetichista con personas reales, porque encuentras “cuerpos estéticos -de acuerdo con el canon- y también hay otros más normales -me incluyo en ellos- no soy soy fitness, ni nada... finalmente todos tenemos esa faceta sensual”.

Y actualmente está sobre “Sacrilegios”, una idea que viene desde hace 4 años, sin embargo, no ha culminado por ser un proyecto con ambición pues incorpora erotismo pero realmente ahondará en el ocultismo, simbolismo, astrología y hasta la alquimia. Si bien son temas poco hablados la realidad es que históricamente existen y aunque para algunos pareciera ser un tabú o ideologías de fantasía, su impacto en la sociedad continúa vigente hasta nuestros días.

El mago

“Sacrilegios” fue la puerta a otra cara de Eduardo: el dibujo. La idea de implementar dibujo carcomía su mente y naturalmente contactó a la gente adecuada para colaborar, sin embargo, el contacto se perdió frente a diversas situaciones que obstaculizaron el flujo y el proyecto comenzó a tornarse más amplio de lo que imaginó. 


Así que nuevamente se dispuso a aprender algo nuevo, el dibujo “metiéndome ingenuamente otra vez a la camisa de 11 varas, pero si quería darme a entender mejor entonces tenía que saber dibujar porque mis bocetos eran insipientes; a veces mandaba a hacer vestuario, entregaba el boceto y me devolvían otra cosa. Ahora estoy en la fase de explorar todo: lápices, carboncillos, tintas y tratando de aprender -ya sin escuela por la pandemia-, pero igual como me clavé en la foto también lo estoy con esto”.


Eduardo espera poder compaginar todo no sólo con el software de edición de fotos si no también intervenir en un sentido más plástico con herramientas tradicionales por más difícil que sea “pues acá no es posible revertir el error como en la computadora, entonces todo este acercamiento me enseña a entender la fotografía de otra manera... menos perfeccionista y más expresiva, inclusive ver el cuerpo de otra forma porque los modelos son totalmente diferentes, en clase puedes encontrarte con una persona de 60 años con características de piel distintas a lo que uno suele ver en fotos fashion y empiezas a entender que la belleza no radica en eso. Dibujar flacidez o volúmenes distintos es mucho más lindo y hasta el canon lo concibo de otra manera. Ha sido un gran aprendizaje apreciar al ser humano en toda su diversidad”.

El ermitaño

Eduardo se define como un fanboy de todo lo dark -desde juegos, música, cine y literatura- con esa tendencia a absorberlo para reinterpretarlo; confiesa que la maestra Avelina Lésper le gusta mucho y trata de seguir todo lo que publica porque habla de encontrar un lenguaje y “creo que esa es una parte muy complicada cuando aspiras a ser artista. Siento que no he hallado mi lenguaje y ahora es lo más importante para mí, descubrirlo".


Comparte que pese a tener un estilo sus gustos siguen siendo diversos, entonces "a veces siento que salgo de mi lenguaje; no sé qué tan malo o bueno sea porque he visto las facetas de otros artistas como Van Gogh y me di cuenta que era súper dark antes de pintar tan coloridamente... a la mejor soy un poco como él, con una atracción a lo oscuro pero también lo cute. Por eso me encanta Tim Burton, Edward Gorey o Benjamin Lacombe que unen lo creepy con lo lindo, por ello con las modelos tiendo a plasmar algo muy sombrío -entre muy divas e inalcanzables como en esta carta del tarot de La Emperatriz- y a la vez con dulzura”.


Con franqueza asegura que tiene un problema de comunicación porque incluso en sus clases de fotografía que imparte en plataformas digitales como YouTube o Doméstika a veces “me dicen que dije equis cosa y no es lo que quería transmitir”, entonces otra de sus metas actualmente es encontrar ese lenguaje para no caer en teléfonos descompuestos y de manera colateral dañar susceptibilidades o simplemente enviar mensajes erróneos. Es por ello que permite al espectador interpretar su arte con libre albedrío.


El mundo

Su visión ha sido compartida en diversas exhibiciones como la ya mencionada “Mujeres con el valor escrito en la piel”; la presentación de su libro “Culpas, Fantasías y otras Perversiones Recurrentes” en el Centro Cultura de la Diversidad, en la colonia Roma; en San José del Cabo lo invitaron a un hotel con tendencias de spring break y llevó obras de desnudos de “Sacrilegios”; también ha participado en colectivas con el Comité Fotográfico Mexicano que enlaza actividades con la Copa Mundial de Fotografía y han llevado a Alter Imago a Irlanda (donde recibió un premio en 2018) y Australia (ganó medalla de plata en la categoría de Photoshop en 2018). Su obra también visitó el Festival Internacional de Fotografía en León, Guanajuato, diversas ocasiones.


La rueda de la fortuna

Eduardo comparte que en varias ocasiones se ha sentido perdido como artista, pero aconseja a quienes aspiran a entrar en el arte o cualquier actividad que no dejen que otra personas los limiten con reglas como “tú eres fotógrafo y no debes hacer otra cosa como dibujar o experimentar con otras temáticas. La gente quiere encasillar y tener cajones de modelos, fotógrafos, tatuadores, DJ’s... y no, creo que el humano es multifacético, en cualquier momento te puede dejar de apasionar lo que hacías y querer cambiar hasta tu propia percepción o combinar. Las redes sociales son un poco crueles en ese sentido con la presión de ser quien debes de ser, pero las personas cambian todo el tiempo y lamentablemente hay a quienes sí les conflictúa eso. Aunado a que hay un temor a ser señalado, más ahora con la pandemia todos cambiamos y seguiremos cambiando y si seguimos viendo las cosas así, solamente nos cerraremos las puertas. Los cambios que necesites para ser feliz y pleno, no dejes de hacerlos porque alguien te limite”.


Lo cierto es que para Eduardo su esposa Ely es parte fundamental de su obra, ya que no sólo es su compañera de vida también es inspiración en cada proyecto que construyen juntos, sin dejar atrás a sus amados sus gatitos, quienes protagonizan constantemente las obras de esta familia detrás de Alter Imago.

KVS

  • Karla Vázquez
  • karla.vazquez@milenio.com
  • Editora web en Milenio Digital. Periodista amante del arte, los animales, la música y el feminismo. La Unidad de Tráfico es mi pasión.

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