CREACIÓN CONSTANTE
Estoy experimentado en formatos muchos más grandes, con los materiales, la encáustica, vidrios, espejos, papel arroz, porque siempre hay que estar en constante movimiento en la experimentación. Creo que he ido puliendo cada vez más el accidente y regreso a no quererlo pulir, es una lucha constante, porque si no ya no sería tan accidente. Siempre he querido aprovechar el accidente y ahora he encontrado un sinfín de oportunidades en él: soltarme mucho más ante la pieza, de no cubrirme tanto. Es un diálogo casi perfecto con la pieza que disfruto porque hay peligro, hay peligro, es como estar con una mujer experimentada, las mujeres experimentadas son más peligrosas.
LA PARTITURA DE LA CREACIÓN
Hay un punto de equilibrio entre tener cierta mesura, cierta delicadeza; ya no es como al principio que empiezas a tirar y a embarrar, llega un momento en el que tienes que empezar a acariciar, hacer una partitura entre la pieza y tú donde cambiamos de música, donde poco a poco empiezo a disfrutar la pieza desde otro punto de vista. Es una historia linda cuando empiezas a pintar y cuando terminas. Casi siempre estoy a gusto, casi siempre estoy en paz. No pasa nada si no lo logro, si puedo dormir esa noche, que lo más seguro es que no, porque voy a estar pensando en cómo sugerirle a la pieza, por dónde irnos para estar los dos en paz, y eso puede ser a partir de ir experimentando y de ir trabajando esta técnica. He aprendido que las piezas también te dan una pauta clara y que te dicen “ya, hasta aquí, no más”.
EL ARTE DEL VINO Y EL ARTE DE LAS SENSACIONES
La pieza se llama “Sabes a vino” y tiene muchísimas connotaciones, está la comida, vengo de una madre cocinera y siempre mi sensación ante la comida es bastante sensible, la aprecio, la quiero, admiro la comida, huelo la comida y tengo muchas memorias acerca de mi madre cocinando, entonces trabajé a partir de eso. Después hubo un tema muy sensual y muy erótico que tiene que ver muchísimo con el saber a vino y el sabor del vino.
La pieza es un día después de tomar vino, el insecto está produciendo un vino, pero también es la idea del color que es muy suave, porque traté de conseguir el color lo más parecido al de un vino e implementarlo en la pieza, es solamente un chorreadito de lo que puede ser una gota de vino. El insecto es una escultura, es como un reloj, es una cosa perfecta.
SABER A VINO
La verdad es que al ir un poco más allá con lo erótico que puede ser el vino, de lo que puede ser alguien que sabe a vino al otro día, a veces, cuando uno da un beso al otro día del vino, de la cena, es riquísimo, porque te queda el olor y te queda el sabor a vino, fue pensando en eso. La pieza está construida a través de todas las capas y capas de trabajo para después ir quitándolas, degradándolas, hasta llegar a un punto en el que apareciera una pared muy trabajada, muy lastimada, y ahí pintar al insecto, al escarabajo con el olor, con el color y con el sabor a vino.
Semblanza
En su taller de la ciudad de Oaxaca el tiempo trascurre lento, se deja llevar por el placer y el riesgo de crear, recurre a la memoria, a las sensaciones, y rescata pájaros, rostros, tazas, insectos, copas, convoca al estar de la existencia y lo recrea.