El interminable Premio Nobel sigue recibiendo visitaciones. Ahora, Ysé Bourdon, Guillermo Scheridan y Christopher Domínguez Michael analizan la estancia del poeta en aquel país como diplomático mexicano entre 1964 y 1968. Para la doctora por la Universidad de Chicago, la estancia de Paz en India fortaleció su idea de Occidente y le ayudó a entender de mejor manera a México. En el trabajo de Bourdon habita una breve comparación entre la obra del mexicano y las de Borges, Neruda y Cortázar, quien estuvo con él unos meses antes de que Paz renunciara a la embajada.
“Su renuncia (después de los hechos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco) ha sido técnicamente puesta en duda, por un asunto complejo del reglamento del Servicio Exterior Mexicano, en ese entonces que un empleado diplomático como un embajador renunciase, no solo era deshonroso, sino la renuncia anulaba los derechos laborales, en este caso la pensión, acumulados en un cuarto de siglo”, explicó Domínguez Michael.
Sheridan habló de la vocación creativa de Paz y de cómo aquel país alimento su pensamiento: “Para entrar en esta situación singularísima de un pensador, un poeta, es decir, ¡un pensador poeta!, que es un tipo particular de pensador, que se enfrenta a esta circunstancia curiosa: ser un mexicano en la India, es decir, ser el representante de una excentricidad desde el punto de vista europeo, en otra excentricidad europea. México y la India comparten, final y fatalmente, esta característica: los dos son países muy viejos, muy arcaicos, con muchos sudores históricos, que son, de alguna manera, encarnaciones y al mismo tiempo víctimas de la primera gran globalización, que es el Renacimiento”.