Andrea Chapela: ‘Tengo pequeñas obsesiones por los lugares fronterizos’

Desde su perspectiva, el poder de toda la literatura especulativa radica en el hecho de que permite retratar la tangente de la realidad y ofrece un grado de libertad en la misma historia.

La autora aborda la tensión creada por la tecnología. Especial
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Su primer libro, Andrea Chapela lo escribió a los 15 años de edad, entre el primer y el segundo año de secundaria: la década siguiente publicó otros tres títulos de una tetralogía fantástica; luego estudió química y se decidió por cursar una maestría en escritura creativa en la Universidad de Iowa, cuando tomó la decisión de dedicarse de lleno a la literatura.

“No estaba muy segura entonces, me faltaba mucho oficio como para tomar a la literatura con seriedad y no solo como un entretenimiento para el verano”, cuenta la narradora, quien como parte de ese camino de búsqueda de consolidación en el mundo de las letras preparó el libro Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio (Almadía, 2020), una serie de 10 relatos de ciencia ficción en la que la joven escritora busca hurgar en los seres humanos y su relación con la tecnología.

“En este libro tenía claros ciertos elementos: que todas las historias fueran protagonizadas por mujeres, que los cuentos sucedieran en México y que la tensión se diera a partir de una tecnología que pusiera en jaque una relación interpersonal, como un cuento intimista en una atmósfera de ciencia ficción”.

Desde su perspectiva, el poder de toda la literatura especulativa radica en el hecho de que permite retratar la tangente de la realidad y ofrece un grado de libertad en la misma historia, lo cual te permite ser crítico de la realidad y llevar algunas cosas hasta sus últimas consecuencias.

“Creo que son como juguetes, aparatos de relojería que tengo que armar y conseguir que funcionen, hay una parte muy intelectual para hacer que las cosas funcionen y que la historia se cuente, que la estructura ayude a la historia; tengo mis pequeñas obsesiones: los lugares fronterizos, donde las cosas están poco claras, tanto en los géneros, como a nivel de la forma.

“Pero también me enseñaron la idea de que es imposible conocer a otro ser humano y aun así lo intentamos, y esa es una de las cosas más importantes que hacemos: tratar de conocer a otros seres humanos”, cuenta Andrea Chapela. De ahí su interés en historias que reflejan la forma en que los afectos y los vínculos humanos se pueden moldear desde la tecnología. 

Las pistas de la ciencia ficción

La cercanía de Andrea Chapela con la ciencia ficción parte de una cita que acompaña al libro, de Frederik Pohl: “Un buen cuento de ciencia ficción no es aquel que predice al automóvil, sino al tráfico”. Y si bien muchas historias parecieran predecir lo que sucede hoy con la pandemia, reconoce que había muchas pistas, no así de los efectos que está teniendo sobre nosotros, en especial “el efecto psicológico que se está manifestando sobre nosotros y que puede tener muchas secuelas. Eso era algo muy difícil de prever”.

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