Andrei Vladimirovich Vlasov es un violinista ruso que desde pequeño se formó en la música y jamás se ha despegado de tan vibrante instrumento, el cual lo cautivó y hasta dice estar casado con él ya que lleva toda una vida disfrutando de frotar sus cuerdas para emitir infinidad de sonidos posibles.
Un 13 de mayo de 1998 arribó a México sin escalas desde Moscú para incorporarse a la sección de segundos violines de la Camerata de Coahuila, orquesta que tenía pocos años de haberse formado pero ya contaba con reconocimiento nacional por la calidad de músicos que, desde entonces, la han integrado.
Previamente formó parte de una de las agrupaciones más prestigiosas de Europa, la Orquesta Sinfónica Nacional de Moscú, con la cual hizo giras internacionales que lo foguearon y le inculcaron la idea de buscar otras fronteras para desarrollarse profesionalmente. Andrei confiesa que los primeros años en La Laguna fueron los más complicados porque no encontraba un acoplamiento, no obstante, ahora se considera un lagunero más al estar cerca de los 25 años de vivir en La Laguna, casi la mitad de su vida.
Aunque antes de abordar aquel avión que lo transportaría a tierras laguneras sólo conocía a México por sus sombreros, el tequila y el futbol, el idioma universal de la música hizo que al paso del tiempo se adaptara a una cultura tan distinta a la suya, hasta llegó a sentirse como en casa.
“Los primeros tres años fueron muy complicados para mí y llegué a pensar varias veces que era mejor regresarme a Moscú. No hablaba nada español y no me acoplaba en esta región. Lo que me tocaba hacer es seguir trabajando como lo hacía en Moscú, hasta horarios iguales, creo que así es en todo el mundo”, compartió entre risas el violinista ruso.
Toda una vida tocando el violín
Sobre el violín, su primer y único instrumento musical, ese que le llena de emociones que de inmediato transmite al tocar sus cuerdas, considera que emite sonidos que llegan a tocar el alma y el corazón.
En su niñez también recuerda que el violín era como su juguete favorito al igual que un balón de futbol, incluso uno de sus sueños era ser futbolista.
“Yo tocaba violín desde los 5 años de edad y mi madre tuvo mucha influencia en mí para estudiar. Esto nunca fue como un hobbie porque es toda una especialidad. En Rusia si decides estudiar violín lo tomas en serio y casi todos terminan dedicándose a eso”.
Lo que más le gusta de tocar el violín es la capacidad que tiene este instrumento para causar sensaciones con su sonido, que hasta hacen llorar al público. Además, destaca su versatilidad, puede tocar cualquier tipo de género musical, tal como se desarrolló en sus comienzos con música popular rusa.
Luego, su estancia en la Orquesta Filarmónica Nacional de Moscú le dejó un sin fin de experiencias a poder participar en giras internacionales donde llegó a tocar en países como Alemania, Austria, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Singapur o Corea del Sur, mientras que en la Camerata de Coahuila ha tenido giras en Colombia, Cuba y Estados Unidos.
“Si sabes tocar bien el violín, se hace un sonido para el alma y el corazón. A mí me parece que es un instrumento perfecto”, compartió Andrei Vlasov, quien a sus 14 años de edad ya estaba seguro de que no se quería dedicar a nada más que no fuera ser violinista, en un país como Rusia con fuerte arraigo musical en su cultura.
“A mis 14 años de edad ya sabía que quería al violín seguro como especialidad en el conservatorio. En mi país es difícil entrar a una escuela o conservatorio, no es por dinero. Quienes quieren hacerlo deben pasar muchos exámenes, infinidad de clases y maestros”.
Como base de su desarrollo en el apasionante mundo de la música, el violinista ruso considera que es esencial practicar y estudiar horas extras en el hogar.
“Sin esa práctica extra es muy complicado porque el violín tiene obras muy difíciles, esto es de mucha paciencia y dedicación”. Entre sus autores clásicos referentes en su carrera como violinista destaca las obras de Johannes Brahms, así como Piotr I. Chaikoski y su concierto para violín. “Son obras muy complicadas, por lo que no todos consiguen tocarlo bien”, añadió.
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