Paté de Fuá celebró 15 años de trayectoria en el Festival Internacional Cervantino, uno de los eventos culturales “más importantes del mundo; no sé si haya otro así a nivel mundial”, afirmó el vocalista y guitarrista de la banda, Yayo González, en entrevista con MILENIO.
El cantante, nacido en Argentina, contó que este ‘amor’ comenzó con la primera visita de la agrupación a la fiesta guanajuatense “hace siete u ocho años: fue una noche inolvidable”.
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Pero más allá de la excelente respuesta de la gente en esa ocasión, lo que cautivó a Yayo y a sus compañeros fue que “durante el Cervantino, en Guanajuato, nadie es extranjero”.
Ante la pregunta de cuál es el secreto de la banda para llevar más de 5 mil 475 días creando, el músico respondió que el “respeto mutuo”.
“Pertenecer a una banda es pertenecer a un proyecto colectivo, que a su vez está hecho de individualidades. Después de tantos años hay amigos que se han ido, otros han regresado y otros son nuevos. Es parte del proceso”.
Además, el artista hizo una revelación: “Siéndote honesto, no creo que en ninguna banda nadie sea imprescindible, ni siquiera yo que soy el cantante. La música es más importante que quien la toca, va más allá del autor; no es desmerecer, sino jerarquizar la individualidad de cada obra”.
En el escenario de la Alhóndiga de Granaditas, Yayo resaltó la importancia de la soledad en su proceso creativo: “Tengo amigos, pareja, una familia hermosa, pero necesito mis ratos de soledad para continuar haciendo mis cosas, para avanzar en el trabajo creativo, que demanda muchísimo tiempo”.
Pero una canción no puede permanecer solitaria, porque para estar terminada, explicó el músico, requiere de alguien más: “El ciclo se concluye cuando otra persona le presta atención, la escucha. Ahí cobra significado”.
Un proceso sorpresivo
“Yo nunca tuve grandes expectativas”, dijo el músico al recordar los primeros años de Paté de Fuá. “Cuando me puse a estudiar música y mis intereses iban para el lado que iban, realmente no veía muchas posibilidades de éxito”.
Por eso todo lo que la banda ha logrado en 15 años –giras por varias partes del mundo, colaboraciones con artistas como Armando Manzanero y Lila Downs, tres Lunas del Auditorio Nacional, una nominación al Latin Grammy en 2016, entre otros honores– para el vocalista resulta “un poco sorpresivo y no hay día que no trabaje para que esto crezca”.
Y no hay mejor forma de motivación que los conciertos, esos momentos “donde el público me demuestra que estoy tocando sensibilidades. Cuando la gente aplaude o ves sus caras, o hay gente hasta llorando, dices: ‘¡Qué maravilla!’. Es un privilegio dedicarnos a algo tan bonito”.
Por último, el vocalista que con Paté de Fuá navega entre el jazz, las tarantelas y el tango, confesó que “la música es lo que me acompaña cuando estoy triste, cuando estoy alegre y hasta cuando no tengo consuelo. Es el amor más fiel que he conocido”.
Y, además
Una postura que ha sido auténticaEn un ejercicio imaginativo, Yayo González cuenta cómo sería la banda si pudiera encarnar en una persona: “Paté de Fuá es un cuate que habla de manera muy serena, con un lenguaje muy apropiado, y tiene un discurso muy honesto, con pocas pretensiones. Siento que a lo largo de todo este tiempo ha tenido una postura que ha sido muy auténtica”.
DAG