Cuando se escucha el nombre de Alfred Hitchcock la primera asociación con él es la de “amo del suspenso” y quizás uno recuerda el apuñalamiento en la regadera del Bates Hotel o la escuela repleta de niños acechados por cuervos en Bodega Bay. Pero el cine de Hitchcock también es antología de besos.
El largo beso de Cary Grant e Ingrid Bergman en Notorius; el ósculo oscuro de Sean Connery a Tippi Hedren para sublimar angustia erótica, en Marnie; el que da Grace Kelly a James Stewart dormido en Rear Window, o aquellos por partida doble de Kim Novak también al afortunado Stewart, en Vértigo…
El curador y crítico de cine Pablo Llorca, sabedor de la importancia de los besos en la cinematografía del realizador inglés, incorporó una sección con cinco de ellos en la exposición Hitchcock más allá del suspenso, que se exhibe desde el 13 de septiembre pasado en la Galería de la Cineteca Nacional, con el el patrocinio de Fundación Telefónica, y que aún podrá verse hasta el próximo domingo 3 de marzo.
Cinco besos como antesala también a la multitud de ellos que pudo verse en la retrospectiva de 35 películas del cineasta de Psicosis, que ha presentado la Cineteca también a lo largo del último semestre.
“Besos en las películas de Hitchcock hay un montón”, comentó Llorca en plática con Milenio Diario. “Hitchcock no sólo te enseña en sus películas a besar, te enseña cómo debe filmarse un beso”, añade.
La exposición, conformada por más de 200 piezas procedentes de diferentes colecciones, está dividida en cinco módulos temáticos, uno de los cuales está dedicado a Hombres y Mujeres, donde el crítico español decidió desplegar lo que podría llamarse una instalación de puros besos hitchcockianos.
Las secuencias con los cinco besos seleccionados pertenecen a las películas To Catch a Thief, con Cary Grant y la eterna princesa Grace Kelly en la Riviera; The Lodger (El inquilino o El enemigo de las rubias); Rear Window (La ventana indiscreta), con Kelly y James Steward; Vértigo (De entre los muertos), con Stewart y Kim Novak y, por último, Marnie, con Sean Connery y Tippi Hedren.
“En el capítulo Hombres y Mujeres me apeteció enseñar los besos. Hitchcock solía filmarlos siempre con mucha intensidad; no eran simples besos como suelen pasar en las películas de chico gusta chica y se besan. No, con Hitchcock hay un aspecto erótico, una dimensión iconográfica muy grande. Así que busqué incluir algunos de los besos más intensos en la obra de Hitchcock”, explicó Pablo Llorca.
Sin embargo, aclara que tomó una decisión importante al respecto, al no incluir el que para él es el beso más famoso en la historia del cine mundial y sin duda el más largo: el que se dan Cary Grant e Ingrid Bergman en la película Notorious, que para el público latinoamericano se tituló Tuyo es mi corazón.
“Son cinco besos intensos, pero había otras posibilidades. Por ejemplo, el de la película Encadenados (Notorious, Tuyo es mi corazón se llamó en México). Es el beso más famoso en la historia del cine, es el más largo también desde luego: dura más de tres minutos. Quise incluirlo. Pensaba: ‘Tiene que estar’. Pero después fui decantándome, porque los otros apenas duran unos segundos”, refiere Llorca.
“Al final me dije: ‘No, esto es una exposición y si pongo el beso de tres minutos de Encadenados, debo ponerlo completo, sólo así tiene sentido, continuidad, si no va a quedar cojo”, expuso el curador.
El beso de Grant y Bergman quedó entonces fuera para no desentonar con el resto que duran segundos. La selección también hizo recordar la famosa secuencia final de la película Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, donde Toto adulto y cineasta recibe el mejor regalo de su amigo recién fallecido Alfredo (Philippe Noiret): la antología de tomas de besos censurados por la Iglesia del cine de pueblo.
O la maravillosa secuencia, final también, del documental de Manuel Márquez, Ni muy muy… ni tan tan… Simplemente… Tin Tan (2005), con una antología de los besos que dio el cómico más hocicón del cine mexicano a las actrices más hermosas de su época, entre ellas Silvia Pinal y Rosita Quintana.
Llorca también se refirió al papel de la mujer en las películas de Hitchcock, en particular a la misoginia que se le atribuye.
“Es verdad que tenía tintes misóginos, desde luego, pero las relaciones que establecía en sus películas no eran uniformes, la parte más complicada o dura o más misógina fue la que estableció en Los pájaros y Marnie. No solamente se afectaron estas películas, es verdad que traspasó la relación con Tippi Hedren, que fue una relación desagradable hacia la actriz”, explicó el investigador de cine.
Recordó que cuando filmó con la sueca, Hitchcock ya era muy mayor y en él salió una especie de contención que había tenido de sus relaciones con Grace Kelly o Ingrid Bergman, a quienes no podía avasallar. En cambio Tippi Hedren nunca había hecho cine, era una modelo y muy joven, y él la escogió para moldearla, en una manera similar al personaje de Scottie con el de Kim Novak en Vértigo.
“La moldeó, hizo un personaje de ella, quería que fuera hitchcockiana. Tippi al principio aguantó, era una joven que si quería hacer carrera tenía que aguantar, pero llegó el momento en que ya no aguantó, eso que en Los pájaros estalló más o menos, en Marnie se hizo insostenible. De hecho, la película lo refleja: la primera parte es excelente, el resto Hitchcock ya ni siquiera estaba interesado”, concluye.
Hasta el 6 de enero pasado, un total de 37 mil 492 personas habían asistido a la exposición Hitchcock más allá del suspenso, curada por Llorca y diseñada por Fernando Muñoz. 37 mil 492 personas que habrán aprendido a besar a la Cary Grant, James Steward o Grace Kelly, Ingrid Bergman o Kim Novak.
FM