Contando con la voz operística de Fernando de la Mora, considerado el tenor más importante del país, la Orquesta Filarmónica del Desierto dirigida por el maestro Natanael Espinoza, realizará un homenaje al cantautor orgullosamente mexicano, Armando Manzanero, acaecido el 28 de diciembre del año pasado a causa del covid-19.
El director dijo que por un lado Armando Manzanero dejó a los mexicanos un legado enorme con temas que han sido interpretados por muchos artistas, tanto en la escena popular como la de concierto, en tanto que Fernando de la Mora es un embajador de primer nivel.
Es por ello que se realizará un concierto en Saltillo que se podrá apreciar de forma híbrida, es decir, en el Teatro Fernando Soler o en la comodidad de la casa pagando el respectivo acceso. La gala se realizará el próximo 24 de junio a las 20:30 horas. Los boletos ya se encuentran disponibles en eticket.
Cabe mencionar que será el primer concierto que ofrezca De la Mora después de decretarse la pandemia y se encuentra muy emocionado.
En entrevista telefónica para MILENIO, el director explicó cómo los músicos sobrellevaron el distanciamiento social y al mismo tiempo revela algunos detalles sobre cuáles son las estrategias para volver a los escenarios y al público en vivo.
“La pandemia en todos los sentidos fue difícil y nos quedamos de un día para otro en el encierro. Para mí particularmente, pienso, sin minimizar lo que a otros les haya pasado o sucedido, pero en mi experiencia particular fue un tiempo muy difícil porque mi instrumento es la orquesta, es decir, yo tuve que estar en silencio mucho tiempo”.
Natanael Espinoza refirió que en medio de la crisis sanitaria algunos de los músicos incluso pudieron perfeccionar su técnica al contar con sus instrumentos en casa, pero para los directores orquestales sencillamente el instrumento es el recurso humano.
Por otro lado dijo que la pandemia ha permitido reflexionar y colocar los transcendental por encima de cuestiones que no son prioridad. Así los músicos pudieron explorar algunos géneros musicales que probablemente no abordan, sin alejarse demasiado de su concepto clásico. Es el caso de la ópera, que el director exploró con profundidad y fascinación.
“Hemos podido salir adelante, vemos luz al final del túnel y con mucha paciencia y con mucha fe comenzamos a tener actividad por ahí del mes de octubre, más o menos… El último concierto que dimos fue el 27 de febrero del año pasado, precisamente del quinto aniversario de la Filarmónica del Desierto porque como solista tuvimos al maestro Jorge Federico Osorio y ahora sí que nos despedimos en grande porque fue realmente un gran concierto, una noche muy linda. Nos despedimos y nos volvimos a ver hasta el mes de octubre.
Dan un paso digital
Para mantenerse cercanos al público el equipo de la Orquesta Filarmónica debió montarse a la ola tecnológica con videos, conferencias, recitales. Incluso los músicos estuvieron haciendo sus videos desde sus casas.
El contenido para las redes sociales fue un éxito y nadie dude que esos formatos llegaron para quedarse pero en cuanto pudieron, ellos regresaron al escenario. Y el director dice que si hubieran debido ponerse un traje de astronauta, lo habrían hecho porque tenían hambre de sus oficios.
El maestro compartió que como agrupación confían mucho en su público y a pesar de ser una institución dependiente del gobierno del estado de Coahuila, deben apostarle a generar nuevos públicos, conscientes de los conciertos tienen el valor de realizarse en vivo, y por tal motivo deben obtener remuneración.
“Confío en el público porque lo tenemos y además ávido de tener este encuentro en vivo, este uno a uno con el arte. Pero además, es algo que nosotros siempre hemos promovido, el arte cuesta y por lo general no es cosa menor.
“Nosotros formamos parte de la estructura del gobierno del estado lo cual no permite poder tener la infraestructura necesaria para podernos presentar pero lo que necesitamos de nuestro público es que nos ayude con la otra parte. No podríamos traer a grandes solistas si no fuera por el cariño, porque la gente paga su boleto y porque muchas empresas se suman y hacen sus aportaciones en especie: los hoteleros con el hospedaje, los restauranteros con alimentos para los visitantes y grupos de filántropos para hacer los proyectos realidad”.
RCM