Para los Gabos lo más importante era amarse hasta el infinito y amar a sus hijos y nietos; lo segundo, compartir con sus amigos, contar historias y reír a carcajadas.
Ayer fue un día para seguir la tradición, mientras Emilia García Elizondo, la nieta y directora de la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez, recibía a los medios de comunicación, sus padres, Gonzalo García Barcha y Pía Elizondo, se sentaron en una mesa del jardín, y se encargaron de recibir a sus amigos cercanos con unas mimosas para acompañar las anécdotas y los recuerdos de quienes usaban las prendas que se ofrecían en el armario.
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El total de la venta de las 400 prendas de Gabo y Mercedes irá a la fundación FISAIM, dedicada a ayudar a niños y niñas indígenas, de la actriz Ofelia Medina, quien llegó en punto de las 11:00 horas, emocionada por conocer las prendas de sus amigos, en especial “los vestidos mexicanos de Mercedes”.
La stylist Regina Hernández, quien ayudó a su mejor amiga, Emilia, a seleccionar, ordenar y poner precio a cada una de las prendas, estuvo acompañando a los compradores y explicar un poco más el origen y las características de cada artículo.
Más que una venta
La experiencia de visitar la casa de García Márquez va más allá del gusto de comprarse un buen saco o una blusa colorida. Incluso va más allá de lo que llama a los coleccionistas —que también llegaron— por tener un objeto que perteneció a un personaje de la historia.
Para quien fue cercano a la casa y a sus habitantes, esta visita y la compra de alguna prenda tiene que ver con sentirse de nuevo cerca de los Gabos; buscar minuciosamente aquella blusa o aquel pañuelo que llevaban en alguna de las reuniones, hasta encontrar lo más parecido. Lo que más le recuerde a cada uno. Sentarse a charlar, a recordar momentos: “Aquí estaba sentado en esa foto” o “aquí donde están los sacos nos sentamos a beber Glenfiddich juntos”.
Y para quien nunca estuvo allí y fue asiduo a las letras del Nobel, es una experiencia extraordinaria para conocer el estudio donde escribía todas las mañanas sin falta, ver la copia de la placa de la calle parisina que lleva su nombre, acercarse a las ediciones especiales que se hicieron de Cien años de soledad y Vivir para contarla, y, claro, ver los sacos, las bolsas, corbatas, pañuelos y zapatos que usaron en vida.
El armario de los García Márquez estará abierto al público, a través de una cita en rsvp@kapragency.com, hasta que los artículos puestos a la venta se terminen. Después, empezará a formarse el proyecto de la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez, que se abrirá para seguir difundiendo la cultura.
PCL