Arnoldo Kraus siempre se ha interesado en el tema de la muerte y por primera vez quiere mandar un mensaje a los niños: “Es un fenómeno normal”.
El escritor y médico hizo mancuerna con el diseñador Alejandro Magallanes para publicar Adiós, Glinka (Sexto Piso), sobre la muerte de una perrita y el efecto que tiene en sus dueños, la familia Genauer.
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“Siempre han sido cosas mías los temas del bien morir, de la dignidad ante la muerte y de acompañar a morir. Son temas de los que he escrito y reflexionado siempre, pero en esta ocasión quería hacer una cosa diferente, un cuento sobre la muerte de una perrita para niños pequeños que pudieran leer con sus padres”, dice Arnoldo Kraus a MILENIO.
Cuando el escritor terminó el cuento, habló con el diseñador Alejandro Magallanes, con quien ha trabajado en otros proyectos.
“Poco a poco lo fue ilustrando y lo que se logró en este libro está muy bien. El objetivo era que las palabras entraran en diálogo con las figuras o al revés, y hay una complementariedad muy linda en cada página”, agrega.
El escritor dice que la esencia del libro es que “los niños se adentren con el tema de la muerte como un fenómeno normal y no alejarlos, como suele suceder en Occidente, que alejamos completamente el tema de la muerte a diferencia de otras culturas”.
Religiosos y agnósticos
El doctor cuenta que en México, hace 40 o 50 años, “cuando las familias conviven juntas había varias generaciones en una casa, desde el bisnieto hasta el bisabuelo y la gente moría más en casa. La muerte no se llevaba solamente del hospital y los pequeños se enteraban que era un fenómeno normal. Mi apuesta fue no alejar el tema de la muerte del vocabulario y el pensar de los niños. Es un recorrido humano para pequeños con sus padres sobre el fenómeno de la muerte.
“Con el paso del tiempo las vidas terminan. Así pasa con las velas cuando la lumbre se come la cera y se derriten, con los árboles que crecen durante años y luego se secan, con las moscas cuyas vidas finalizan en 15 días o con las pelotas de futbol, las cuales, después de tantas patadas, se ponchan”, le dice el personaje de María a las pequeñas Gabriela y Ana Luisa en el momento en que se tiene que despedir de su amada perrita.
De hecho, Glinka existió, era una samoyedo de Kraus que se convirtió en parte de su familia.
“Uno los quiere y convivían con todos: los padres y las dos chiquitas. Todos formaban un esqueleto y eran parte de la geografía de la familia como consta en la lápida, con los apellidos de la familia dados a la perrita que se fue. Es una forma de sensibilizar a los pequeños de que la continuidad de la vida significa morir”.
Arnoldo Kraus, autor de Bioética: Manifiesto por la Tierra, dice que el miedo a morir está en muchas personas.
“Yo dividiría la población en dos: los que son muy religiosos tienen a los dictados de Dios en su contexto tienen menos miedo porque los esperan otra vida. Los que somos ateos o agnósticos sabemos que todo se termina cuando te mueres. ¿Por qué es tan difícil aceptarlo?
“A veces, aunque tengas una vida miserable, tanto económicamente, como de salud, son pocas las personas que creen que ya es el momento de morir. La mayor parte en estas condiciones retrasan el tema de la muerte como lo mejor que podría sucederles. Creo que es parte de lo que nos venden en Occidente: la tragedia de la muerte, que no siempre es tragedia”.
Kraus ha escrito poco para lectores pequeños, apenas un par de cuentos en su extensa obra.
“Creo que podemos decir que estoy incursionando en el tema. De hecho, viene otro libro pero para jovencitos, también ilustrado por Magallanes, y el tema es la muerte de un joven en un accidente y la decisión de los padres de donar sus órganos; el tema central es el altruismo. La verdad es que escribir Adiós, Glinka me costó más trabajo que un libro de 200 páginas, sí es complicado hacerlo para niñas y niños.
PCL