Filmoteca UNAM, el hospital del cine en México

La institución fundada en 1960 cuenta con un acervo de alrededor de 50 mil películas, refiere su director, Hugo Villa.

Además de preservar joyas de la cinematografía, se busca reconectarlas con el público, explica el titular de la dependencia. (Octavio Hoyos)
Con el paso de los años la dependencia universitaria también se ha dado a la tarea de salvaguardar aparatos cinematográficos. (Omar Franco)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La Filmoteca UNAM, durante mucho tiempo conocida como Dirección General de Actividades Cinematográficas, nació con el propósito de atender a los cineclubes universitarios, que hace seis décadas tenían mucha relevancia, porque no había otras formas para proyectar películas, “sobre todo las que hoy conocemos como históricas y que en el medio se denominan películas de catálogo”, recuerda Hugo Villa, director de la institución.

“Era necesario tener un órgano que, cuando menos, guardara las copias en buenas condiciones y las reparara —advierte Villa— y conforme se van reuniendo y se cuenta con un laboratorio de duplicación, los productores empiezan a confiar mucho en la institución y a decidir que sus películas se resguarden aquí”.

Si bien se mantiene el esfuerzo por buscar las películas sobre todo en los viejos mercados o entre algunas distribuidoras de los estados del país, el primer productor en donar cintas al archivo de la Filmoteca fue Manuel Barbachano: Torero, de Carlos Velo, y Raíces, de Benito Alazraki.

El antecedente de Filmoteca UNAM se sitúa en la Dirección General de Difusión, que en 1959 contrató a Manuel González Casanova para organizar actividades cinematográficas. Solo un año después, el 8 de julio de 1960, se fundó la Filmoteca Universitaria.

“En la actualidad tenemos alrededor de 50 mil títulos reunidos en 15 bodegas, ocho de acetato y siete de nitrato. Hay varias colecciones cinematográficas de la Revolución que son muy importantes e incluso forman parte de la Memoria del Mundo para la región de América Latina y el Caribe: el Fondo Toscano, el Hermanos Alva y lo que conocemos como los fondos de la Revolución”.

Otro de los elementos que se han consolidado dentro de la institución es un laboratorio de duplicación, que permite —sobre todo cuando cuentan con películas para restaurar o para exhibir— “parar el balón y tomar la decisión de hacer una copia más y reforzar con ello la cantidad de copias que tenemos aquí y la seguridad de preservar estos tesoros fílmicos para las generaciones por venir”.

Desde hace algunos años se cuenta con un laboratorio de duplicación digital, que está en extraordinarias condiciones y, por supuesto, las tres salas de proyección en el Centro Cultural Universitario, que se encuentran muy bien equipadas, además del Cinematógrafo del Chopo.

ARCHIVO Y MEMORIA

El recuento con el director de la Filmoteca se hace a propósito de los 60 años de su creación, el próximo 8 de julio, y de su consolidación como uno de los repositorios de la memoria cinematográfica no solo del cine mexicano, sino de otros países.

“Allá afuera siempre hay mucho más material del que se puede procesar. Somos como los médicos que atienden una sala de urgencias en un hospital: puedes recibir a pacientes que sabes que ya no hay nada que hacer con ellos, o a otros a quienes necesitas hacer algo muy rápido para estabilizarlos y sostenerlos. Unos más pueden esperar y quedar ahí guardados hasta que los vayas curando poco a poco”.

Esa es la gran dificultad en todos los archivos fílmicos. Aunado a eso, en la Filmoteca se lleva a cabo todo un proceso de actualización y de normalización para estar en concordancia con todos los archivos en el mundo, a fin de que las fichas de catalogación contengan los mismos datos o los metadatos estén incluidos cuando se hacen copias digitales.

“Así nos hemos ido haciendo muchas joyas que resguardamos y que todo el tiempo estamos tratando de reconectar con la población. Sobre todo buscamos establecer contacto con los estudiantes a través de nuestras salas y con los cineclubes, con la idea de compartirles el cuidado curatorial de las películas y cómo se deben organizar ciclos temáticos o las razones por las cuales se pasan ciertas películas”, a decir de Hugo Villa.

Con el paso de los años la dependencia universitaria también se ha dado a la tarea de salvaguardar aparatos cinematográficos, precinematográficos, carteles y todo lo que tenga que ver con la industria del cine, preferentemente mexicano.

LAS CLAVES

ACERVOS

La Filmoteca es depositaria de importantes colecciones, tanto de películas como de aparatos de cine.

RESTAURACIÓN

En la restauración de las cintas se utilizan tanto técnicas tradicionales como procesos digitales.

FORMATOS

Se realizan transferencias de diversos formatos, desde super 8 hasta películas de 70 mm.

Y ADEMÁS

LABORES DE RESCATE E INVESTIGACIÓN

Dentro de los orgullos de la Filmoteca UNAM, se han rescatado alrededor de 200 películas, si bien con procesos distintos con respecto a lo que desarrollan los productores de las películas mexicanas, en palabras de Hugo Villa. “Rescatar puede significar hacer un duplicado, pero después está la labor de preservarlas a largo plazo y restaurarlas. Hemos empezado a diferenciar nuestra actividad vinculada con la remasterización, porque hay mucho cine mexicano que, por la demanda de las plataformas, se digitaliza, pero nosotros no solo rescatamos, lo hacemos a profundidad en la que se suma la investigación acerca de la película y de sus hacedores”.

LAS MÁS VISTAS