La pintora Marcela López es una creadora que ha encontrado su discurso en la figura humana y las formas de la naturaleza. Originaria de Ciudad de México, afirmó en conferencia que las primeras imágenes que influenciaron su trabajo fueron prehispánicas o rupestres y con ellas comenzó a cuestionar la forma más allá de la estética, pues ésta mantiene una constante comunicación.
Invitada por el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE), a propósito de la exposición retrospectiva que se inauguró sobre su trabajo, Marcela López refirió que su obra así ha estado ligada a la figura humana y al ser humano.
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“La influencia, volviendo a los miles de años atrás la obra rupestre influenció muchísimo en la presencia de mi obra, no tanto por el concepto sino por lo que decía. Hay unos murales maravillosos de obra rupestre de Baja California, que es una cueva donde hay muchos personajes ahí pintados y algunos ciervos o gamos, que no se distingue muy bien qué cosa son, pero la gente que los cuidaba, sí era claro lo que decían. Leyendo la obra decían que no habían descubierto por qué los seres humanos que estaban allí proyectados, tenían una línea en medio y esto era blanco y lo otro era negro.
Entonces se preguntaban los historiadores por qué tenían esa división tan drástica porque no había una paleta tan grande de colores; no había más que el óxido que era una tierra, el ocre, que era otra tierra, el negro y el blanco, no había más pigmentos. Al paso del tiempo y de la investigación se dieron cuenta de que los señores estaban dentro de una cueva y lo oscuro era la sombra y lo blanco era la luz y eso era maravilloso finalmente porque era una forma elemental de tener una tridimensionalidad”.
Al ver la obra de creadores como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci, la maestra dijo que la figura humana se plasmó en las obras de éstos y otros artistas de forma maravillosa. Y es por ello que supo que la presencia de la figura humana sería la que le daría la expresión personal e intransferible en su obra, sin necesidad de representaciones dramáticas.
“La pura presencia de que haya en mi obra figura humana, para mí ya es suficiente como expresión… Mi interés no era el que esa figura humana te maneje sentimiento, sencillamente quiero que esa figura humana te abrace y te diga aquí estoy, sin más nada. Simple”.
En este encuentro el creador Alonso de Alba dijo que cada viernes se trabajaban pruebas de autor en un taller de grabado, mismas que no pasaban el control de calidad de los artistas y eran enviadas a la basura. Pero él recogió esas piezas de la maestra Marcela López.
¿Cómo les 'pegó' la pandemia?
“Durante muchos años, estuvimos trabajando juntos, yo era su chalán y cuando yo tenía que hacer mi obra, entonces, ella era mi chalana, entonces, llevamos una amistad muy bonita”, dijo De Alba.
Sobre la pandemia, la maestra precisó que pese a las dificultades, ese tiempo le permitió hacer absolutamente todo lo que deseaba, luego de que se les “corrió”, es decir, se les obligó a mantenerse en casa.
“Yo hice muchas otras cosas, por ejemplo, grabar. Por ahí tenemos una encantadora amistad que nos encarga cada año una serie de grabados bastante fuerte y que tenemos que hacerlos, con pandemia o sin pandemia y bueno, eso nos ha mantenido muy activos porque hay que empezar desde qué vamos a hacer y se ha hecho muy agradable y se ha hecho muy bien.
“La pandemia fue maravillosa porque tenía todo el tiempo del mundo para hacer cosas. Podía sentarme a pintar todo el día sin tener qué pensar en tenía que salir a ninguna parte, hice no sé cuántos cuadros y con encausto, cerca de diez o quince cuadros de formato grande, seguimos trabajando en el grabado, seguí tejiendo tapiz, no me limitó para nada la pandemia, al contrario, nos dio más oportunidades de trabajo.
“Y eso de la trayectoria es algo que nunca me ha preocupado sí, ese montón de trabajo que hice durante cuarenta años, ahí estuvo, y esos fueron los que hicieron la trayectoria, no yo. Yo nomás trabajé en lo que yo quería, pero la trayectoria la hicieron los que recogieron la basura y luego los que enmarcaron la obra y creyeron finalmente”.
aarp