El Centro Pompidou en París está en busca de su Mona Lisa

El museo es reconocido mundialmente por su inigualable arquitectura, pero el presidente del recinto espera encontrar en su colección una obra igual de icónica.

Centro Pompidou en París (Pompidou Fundation)
Editorial Milenio
París /

El Centro Pompidou de París guarda en su seno la colección de arte moderno más grande de Europa, pero este mérito no ha sido suficiente para que  se haya labrado la imagen internacional que su hermano mayor, el Louvre, ha logrado con la icónica Gioconda, y ahora el Pompidou también quiere su Mona Lisa.

Si el Louvre es rápidamente identificable con la obra de Da Vinci, el MoMA neoyorquino con Las Señoritas de Avignon o el Reina Sofía madrileño con el Guernica, solo una minoría del público, incluidos sus propios visitantes, sabe qué esconde el Pompidou detrás de su reconocible fachada.

Para solucionarlo, la dirección del centro de arte moderno lanzó una lista de 17 obras que aspira a que el visitante asocie con el museo.

"El único icono de nuestro museo es la arquitectura de nuestro edificio", explica el presidente del Pompidou, Serge Lasvignes, que no encuentra en sus fondos ninguna obra suficientemente representativa como fenómeno artístico, histórico o sociológico.

Lasvignes asiste con frustración a la reacción más común que encuentra en su contacto con turistas: "A veces cuando pregunto a la gente si han visitado el Pompidou me dicen: 'Sí, pasé por delante'".

"Hay que ir más allá si queremos que el turista chino, que solo tiene 3 días para visitar París, se diga que hay un cuadro que tiene que ver obligatoriamente en el Pompidou", explica Lasvignes.

¿Cuál será la Mona Lisa del Pompidou?

Entre los candidatos están La blusa rumana, de Matisse; el tríptico Blau, de Miró; La Fuente y Rueda de Bicicleta, de Marcel Duchamp; El ocio: homenaje a Louis David, de Fernand Léger; El carrusel de los cerdos, de Robert Delaunay, o Retrato de la periodista Sylvia von Harden, de Otto Dix; Los novios de la Torre Eiffel, de Chagall, y La Gran Odalisca, de Martial Raysse.

Esas 17 obras centrarán campañas de información, estarán presentes en los billetes de entrada al museo y en carteles específicos y serán los protagonistas de los "souvenirs" de la tienda.

Una mirada hacia China

El Pompidou mira al futuro con decisión y no pierde de vista el espíritu capitalista que impone el mundo del arte: "Si queremos seguir siendo un museo con una dimensión internacional estamos obligados a exportarnos, especialmente a China", asegura Lasvignes.

Bajo esa premisa, el museo se apresta a inaugurar una nueva sede en Shanghái el próximo 8 de noviembre, la tercera parte del proyecto iniciado en Málaga y Bruselas años atrás, y que ellos definen como una asociación. Niegan, como algunos críticos lo han llamado, que se trate de un gesto de colonialismo cultural.

​lnb

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