La tarde del pasado jueves, el artista holandés Theo Jansen se preparaba para ofrecer una charla sobre su labor artística, en la que a través de la fusión del arte y la ingeniería imita esqueletos de animales capaces de caminar usando la fuerza del viento.
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Antes de llegar al Museo Materia del Centro de Ciencias de Sinaloa, en Culiacán, Sinaloa, donde además expondrá 15 de sus piezas, con un aspecto relajado el creador se preparaba para su aparición ante casi 300 personas.
La oscuridad de la noche llegaba al recinto sinaloense, y sus animales exhibidos, en ese momento inmóviles —muertos, como él refiere—, fueron iluminados. Antes de su conferencia, el artista se tomó un tiempo para platicar con M2 sobre su exposición Las bellas criaturas de Theo Jansen, a inaugurarse el 28 de enero y que estará expuesta hasta abril en el contexto de la inauguración del Museo Materia.
Jansen comenzó a estudiar física en Holanda, pero al estar rodeado de personas que estaban cerca de la creación “decidí tomar el camino del arte”. Su primera pieza volaba, así que regresó a los principios científicos aprendidos en la escuela.
A lo largo de su trayectoria ha creado más de 50 animales, afirma, “pero todos los animales que están en la exhibición están extintos y, en algunos casos, algunos se pueden reanimar: son animales que se pueden volver a mover como cuando estaban en la playa. Por ejemplo, en uno se puede usar aire comprimido, que le da energía a sus músculos para que pueda volver a moverse como si estuviera en la playa. La exposición tiene animales que son fósiles y otros que se pueden reanimar”.
En 1990 la vida de Jansen daría un giro artístico; el uso de los materiales en los que ha concentrado su pasión creativa los encontraría en ferreterías, en las calles o en las casas. “Los tubos estaban en mi vida, desde siempre, cuando era muy joven, porque son tubos que se utilizan en la calle, así que ya había hecho algunas estructuras con ellos”.
Para el holandés es complicado describir el funcionamiento técnico de cada una de sus “bestias”, pero puntualiza que son “unos esqueletos de color hueso que tienen la capacidad de caminar y utilizan la fuerza del viento para andar en las playas. Estos esqueletos han vivido un proceso de evolución después de muchos años y han tenido mucho tiempo de pruebas en la playa, lo que les ha hecho evolucionar”.
Con el lema de que “las barreras entre el arte y la ingeniería existen solo en nuestra mente”, el creador expondrá obras como Aminaris Omnia Segunda, Animaris Plaudens, Animaris Ordis, Animaris Mulus o Animaris Percipiere Primus, entre otras.
EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES
En su computadora Atari el artista con alma de científico comenzó su trabajo de investigación y creación para analizar cómo podía realizar sus animales, y aunque considera que su evolución ha sido un proceso lento, pues el primer animal —que no era muy grande— le tomó un año crearlo, al término no podía pararse bien e incluso “era muy patético porque solo podía mover sus piernas.
“Muchas veces hago cosas que no funcionan como deberían. Se pueden ver todas mis ideas al crear estos animales: son como mutaciones, que algunas veces no funcionan, pero otras sí, así que trabajamos en esas que sí funcionan y empezamos a caminar en circunstancias que nunca se había pensado, entonces llegas a lugares donde nunca habías estado, y eso es lo que me parece importante”.
Le toma medio año construir sus animales y medio año más probar su andar y hacer ajustes, así que cada primavera trae al mundo a una nueva bestia para darle vida y después declararla extinta: “Por eso las aquí exhibidas están muertas”. La playa es un elemento esencial para el nacimiento y mejora de una especie por dos razones: “La playa es un espacio muy abierto, muy plano y hay mucho viento, así que es un hábitat muy apropiada para los animales. La segunda razón es que yo nací casi en la playa, así que mi cercanía eran las nubes, el viento y el clima de la playa. Si tú abres mi cerebro vas a encontrar muchas playas y arena en mi cabeza”.
Después de hospedarse en el Museo Materia de Culiacán las piezas de Jansen viajarán a Uruguay, Estados Unidos y Japón.
Y ADEMÁS
LA BRISA RETRAJO EL MOVIMIENTO
En playa Luna Bonita de Mazatlán, Jansen compartió con el público el andar de sus creaciones en el hábitat donde suelen “nacer”: la playa. Allí se pudo admirar a Animalis Ordis, una pieza famosa, pero tras varios intentos, la escultura solo “caminó” un par de segundos, ya que el viento no fue lo suficientemente fuerte para desplazarlo por más tiempo. De buen talante, el escultor dijo: “He soñado bastante tiempo en crear otras formas de vida”.