Tiempos extraños. El mundo se agita. El artista responde a la coyuntura, al mundo de los populismos, de la era digital, que todo lo conecta, que todo lo ha vuelto instante. Aquí y ahora el artista juega un papel determinante para mirar las cosas de otra manera. Katz, espiritual, propone entender la época para contemplar el misterio irrenunciable de una obra.
—Se cumplieron 30 años de la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría. ¿Qué significa hoy ese acontecimiento para los creadores?
—La demolición del Muro de Berlín no se que signifique para los creadores en general, pero para mí si lo sé. Estuve en Berlín por esos años y puedo decir lo que sentí cuando comencé a ver que estaban derrumbando a martillazos esa horrible muralla, construida por fascistas, locos y gente sin escrúpulos. En esos momentos sentí que el proceso de reunificación iba a ser muy difícil, pero qué bueno que se estaba dando y más con la fuerza con la que estaba sucediendo todo. La Alemania comunista estaba muy atrasada en muchas cosas y más en el arte. Sus habitantes estaban completamente manejados por su Gobierno. Todo era panfletario y para satisfacer al Estado. En cambio, en la Alemania Occidental el arte moderno estaba en boga y el pensamiento gozaba de plena libertad. Esto es lo que significa para mí el derrumbe del Muro y el final de la guerra fría. La unión de libertades entre las dos Alemanias y el comienzo de una nueva era en el pensamiento creativo.
—¿El arte debe ser político en un mundo en el que la política está en crisis?
—Para mi el arte debe ser arte. Con esto te quiero decir que la libertad no debe tener religión, ni Política ni fanatismos. El artista verdadero centra su pensamiento su creatividad y su forma de hacer las cosas. Es una necesidad expresarse en estos momentos en lo que el mundo es un caos total. Creo que la obviedad no es buena: hace que desaparezca el misterio y una buena obra de arte debe que estar llena de misterio.
—En este regreso a los populismos y la vuelta de reacciones xenófobas, ¿qué posición debe cumplir el arte?
—Si el arte comienza a denunciar actitudes o comportamientos o formas de gobernar se vuelve una caricatura propagandística y pierde su misterio. Estos momentos populistas son un poco peligrosos para el arte porque casi siempre tienden a mirar hacia un nacionalismo, el cual retrasa completamente la evolución del arte y del pensamiento. Hay que tener cuidado en no caer en la trampa y seguir con un pensamiento libre.
—Otro síntoma de estos tiempos es la hiperconectividad, ¿desde que ojos están mirando los seres humanos al arte?
—Creo que, en ese sentido, hay mucha confusión porque estuvo mucho tiempo en boga el arte conceptual, el cual va de salida puesto que se lleno de “pseudoartistas” quienes lo único que hicieron fue confundir más las cosas. Creo qué hay artistas conceptuales de un gran nivel, como Christof , Ai Weiwei y algunos otros que manejan bien el concepto y no solamente plasman ocurrencias. Para mi en estos momentos el arte está completamente separado y dividido en diferentes categorías y formas de pensar. Hay muchas ideas y formas de hacer arte.
—¿Están los tiempos para la mera contemplación?
—Todo depende de que tipo de arte se esté haciendo. El arte debe gozar de la mayor libertad posible. Cuando se vuelve arte de protesta contra regímenes o ideas se convierte en panfleto. Ahora, la contemplación es parte de saber ver y descifrar. La persona que sabe contemplar puede aprender a recibir más energía del arte.
—¿Cómo ha sido su vida religiosa y que tanto ha determinado tu arte?
—Siempre he sido una persona espiritual, no religiosa. Es muy diferente. Esto ha determinado mi carácter y mi forma de ver la vida. Mi forma de producir arte. Estamos viviendo en tiempos difíciles, llenos de odios y contradicciones. Esto cada vez es más difícil. Sin embargo, hay que tener mucho temple, confianza en uno mismo y conocimiento de la historia y del pensamiento en diferentes épocas. Sólo uno se puede situar en su época entenderla y vivirla de mucho mejor manera.
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