Pablo Vargas Lugo es multifacético: trabaja con disciplinas como astronomía, cartografía, epigrafía, historia natural, arqueología, tecnología espacial, lenguaje musical o cinematográfico. Y también crea dibujos, esculturas, instalaciones y obras audiovisuales, desarrollando juegos visuales y conceptuales referentes al lenguaje, las convenciones de ciertos sistemas de medición, tradiciones milenarias y religión.
¿Qué te atrae de las tradiciones y de las religiones antiguas?
Me siento atraído por estos temas porque como humanos, de una forma u otra, siempre nos estamos alimentando de un pozo profundo de mitos y creencias, aunque sepamos que son imaginarios. Recreamos nuestros puntos ciegos para engañarnos y actuar, y me esfuerzo por arrojar luz sobre ellos a través del arte.
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La obra que presentaste en Venecia y en el Laboratorio de Arte Alameda en Ciudad de México, se basa en las creencias fundacionales del cristianismo y en la figura de Jesús. ¿Qué debería extraer la gente de la obra?
Esta obra, Actos de Dios, refleja cómo una historia se cristaliza en un significado fijo y en un esfuerzo por convertirlo nuevamente en una forma líquida. En este caso, la historia es narrada por los evangelios, que se supone son la culminación de una larga serie de historias sobre la creación, la caída y la posterior liberación de la humanidad por parte de una figura mesiánica. Baso el proyecto en una analogía entre una profecía, su cumplimiento y la doctrina que surge de ella, el guion, el rodaje y el montaje de la película.
¿Te consideras una persona religiosa?
Me criaron como un católico muy estricto, pero soy ateo por elección.
¿Qué lugar tiene la religión en el arte contemporáneo?
En algunos contextos, la gente se está alejando de las creencias religiosas, pero en muchos otros, la religión sigue siendo un refugio en tiempos de incertidumbre, y los políticos han sido muy efectivos en convertir estas creencias en armas como forma de identidad política. Esto crea una base política comprometida, a la que es difícil vender otros argumentos. Incluso se ve esto en religiones que siempre han sido relativamente abiertas y diversas, como el budismo y el hinduismo. En cuanto al arte contemporáneo y el tema específico del cristianismo, se podría argumentar que se ha segregado mayoritariamente a los temas de la sátira o la denuncia, ya que se identifica mayormente con el conservadurismo político y el atraso social.
¿Cuál ha sido tu experiencia con el arte en Ciudad de México?
Esta es mi ciudad natal y he pasado toda mi carrera aquí, así que soy muy parcial. Conozco otros contextos bastante bien y creo que la escena artística en Ciudad de México sigue siendo extremadamente abierta y acogedora. Incluso en una atmósfera tan competitiva, las personas aún pueden encontrar un lugar para construir algo desde cero.
¿Cómo afecta el paso del tiempo a nuestra experiencia de la geografía urbana?
Depende cómo vivas, cómo construyas tus días: ¿sales y hueles los primeros humos del autobús o esperas a que los sonidos te llamen? ¿Caminas, usas el coche o te rindes ante la tentación del inframundo? Es difícil recordar lo que se siente experimentar la ciudad y quién sabe cómo volverá; creo que miraremos hacia atrás con una sensación de nostalgia y disgusto por cómo vivíamos la vida antes de 2020.
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