La sandía, esa jugosa carcajada roja, fue una pintura y un ícono de la obra de Rufino Tamayo, una manera de ver a México y su arte. En el 30 aniversario luctuoso de Tamayo, la promotora cultural y curadora Nancy Mayagoitia convocó a 30 artistas oaxaqueños, o que radican en Oaxaca, para realizar un homenaje al Maestro. Les comisionó que intervinieran pictóricamente 30 piezas escultóricas, sandías de gran formato.
El conjunto escultórico de arte urbano reúne artistas que fueron discípulos o seguidores de Tamayo, muestra de su gran influencia en el arte oaxaqueño. La gran aportación de Tamayo al arte fue la nueva visión que tuvo de nuestra idiosincrasia, desde una narrativa cósmica, naturalista y humana. Se inspiró en el arte prehispánico como una manifestación viva, mística, la estética del origen en un lenguaje trascendental. Las pinturas de las sandías, así como el arte actual en Oaxaca, tienen esa libertad que otorgó la visión de Tamayo y que llevó el color, la naturaleza y la mitología a un plano que se sumó como una identidad artística.
Las sandías son un soporte lúdico, el conjunto escultórico-pictórico es el resultado del entusiasmo de los artistas y su pasión por dar algo a su ciudad, situadas en la Plaza de la Danza, acercan a Tamayo a la cotidianidad de los habitantes, creando una exposición al aire libre que se suma al ambiente artístico y hedonista de la ciudad. Se puede visitar a partir del lunes 25 de octubre y hasta fin de año.
Versiones artísticas
Realizadas con base en un diseño del joven artista Jarol Moreno, fabricadas con resina, es una silueta escultórica de 2 metros de ancho por 1.55 de alto. De un lado está la sandía, roja con sus semillas, y del otro han sido intervenidas por los artistas. En absoluta libertad, cada artista pintó en las sandías, desde su estilo personal y su propia iconografía; el conjunto demuestra cómo en el arte la individualidad es una consecuencia del talento, no hay dos piezas que tengan parecido, son tan distintas como las preocupaciones estéticas de sus creadores.
Conversando con Nancy Mayagoitia, nos cuenta cómo la realización fue un solidario tour de force: “Me concentré en una idea que he trabajado desde hace varios años: la identidad artístico-contemporánea de Oaxaca. Esto fue posible por el generoso apoyo de galerías, empresas privadas y los mismos artistas. La posibilidad de exponerlas en la Plaza de la Danza fue gracias al presidente del ayuntamiento, Oswaldo García Jarquín”.
Rufino Tamayo no solo fue un gran artista, promovió la enseñanza artística profesional de alta calidad en Oaxaca, un hombre que amaba a su país y le legó su valiosa colección de pintura y escultura internacional, así como su colección de arte prehispánico, nos dice Nancy: “Nuestro artista fue una persona genuinamente generosa que, ahora que lo pienso, me sorprende que no hayamos estado conscientes de ello de manera colectiva, pues no tenemos aquí hoy ni monumentos, ni plazas públicas que reconozcan ese mayúsculo hecho”. Por eso la pertinencia de este homenaje y la oportunidad de reunir grandes artistas alrededor del Maestro. _
Los artistas participantes:
Shinzaburo Takeda, Raúl Herrera, Arthur Miller, Raúl Soruco, Gerardo de la Barrera, Cecilio Sánchez, Felipe Morales, Román Llaguno, Samuel Rojas, Miriam Ladrón de Guevara, Alberto Aragón Reyes, Adán Paredes, María Rosa Astorga, Enrique Flores, Eddie Martínez, Virgilio Santaella, Josefa García, Hugo Vélez, Abraham Torres, Saúl Castro, Guillermo Olguín, Rolando Rojas, Ivonne Kennedy, Ixrael Montes, Fernando Andriacci, Rosendo Pinacho, Ana Santos, Guillermo Pons, Jarol Moreno
bgpa