En el prólogo del libro Artesanía española de vanguardia, Enrique Loewe Lynch advierte algo sobre lo que deberían reflexionar artesanos, diseñadores y consumidores: “No podemos abandonar a la artesanía a la condición de mero testimonio de un tiempo pasado. La artesanía tiene que ser testimonio de nuestro tiempo y de la cultura actual”.
Tal es el espíritu de la exposición Artesanía Española de Vanguardia, Innovación y Diseño, que se inaugurará el 18 de agosto en el Centro Cultural de España y podrá visitarse gratuitamente hasta mediados de noviembre. La muestra abarca desde empresas conocidas internacionalmente, como Loewe, Lladró y la Real Fábrica de Cristales de La Granja, hasta aquellas galardonas con los Premios Nacionales de Artesanías de España, como LZF Lamps, Enric Majoral y la Cooperativa Teixidors.
Laura Bauman, directora de Fundarte y encargada de la muestra que antes se presentó en Madrid, Elche –una ciudad cerca de Alicante–, Washington y Lima, Perú, comenta en entrevista que en el 2011, cuando España vivió una severa crisis económica, “la artesanía estaba sufriendo muchos cambios y mucho movimiento. Particularmente el sector de los artesanos que trabajan la madera se vio muy afectado: de repente ya no recibían encargos de puertas, ventanas y mobiliario para las nuevas casas.”
Como no había dinero, agrega Bauman, “la gente también dejó de adquirir cosas de las que se puede prescindir porque, en teoría, no te hacen falta. Algunas empresas pequeñas cerraron, mientras que otras tuvieron que reinventarse e introducir diseños innovadores para ver qué era lo que el consumidor sí estaba dispuesto a comprar. También se optó por dirigirse al extranjero y comercializar sus productos en otros mercados con poder adquisitivo”.
Las empresas que han salido adelante son las que han aceptado el reto de reinventarse, sobre todo a partir de la colaboración estrecha entre artesanos y diseñadores. La funcionaria de Fundarte asegura que “si trabajan conjuntamente se trata de un binomio enriquecedor. No que uno se imponga sobre otro, sino que conjuntamente creen y elaboren productos que sigan las tendencias actuales y satisfagan las necesidades del consumidor.”
Estas innovaciones se podrán advertir en la exposición que presentará casi 90 piezas de diferentes materiales, como madera, piel, textiles, vidrio y cerámica, procedentes de 21 empresas. “Lo que queremos es que en la exposición haya una amplia variedad de materiales, de técnicas y de tipología de empresas —expresa Bauman—. Porque así como hay empresas con 100 o 500 personas, hay otras unipersonales, con una persona y un ayudante. En España la mayoría son microempresas, con menos de diez trabajadores.”
Además de las innovaciones en el diseño, también es importante dotar a los artesanos de formas novedosas para promover su trabajo, indica la organizadora de la muestra. “Sucede que hay gente que tiene productos increíbles, pero no sabe venderlos. Por eso se proporcionan píldoras informativas sobre cómo comercializar sus productos o cómo gestionar una empresa, formas que los ayuden a vender por medios como internet, por ejemplo.”
La muestra que busca promover la artesanía española en otras latitudes “ha sido muy bien acogida porque mucha gente se siente identificada y reconoce las técnicas empleadas —explica Laura Bauman—. Todos los que hacen artesanías o conocen el sector reconocen el trabajo que hay detrás: el trabajo de un artesano mexicano, español o noruego es el mismo, porque las técnicas son muy conocidas en todos los países”.
Preferencia por las cosas bien hechas
“Las producciones masivas, que han hecho que todos tuviéramos de todo y aun más a un precio tan insensato como irresistible, han propiciado un efecto de desidia entre cierto público que ha empezado a demandar un entorno menos despersonalizado. La masificación, generalmente carente de calidad, y la globalización, con su propagación de identidades uniformizadas, están haciendo virar a la gente hacia la preferencia por las cosas bien hechas y en particular por las realizadas de forma artesanal, pero no como una moda pasajera sino apreciando verdaderamente sus valores de identidad, originalidad, destreza y calidad.
Igualmente en el sector del diseño ya se venía fraguando un movimiento en favor de las producciones artesanas. Por una parte, porque los diseñadores son conscientes del valor cultural que tienen las producciones artesanales. Por otra, porque debido a su cercanía a la industria (su entorno de trabajo habitual) los diseñadores han sabido detectar con gran acierto el potencial de las producciones artesanas si se las introduce por el camino de la estética contemporánea y la innovación.”
Texto de Tachy Mora tomado del libro “Artesanía Española de Vanguardia”, Lunwerg Editores, 2011