En el ambiente frío de Finlandia, días antes de presentar la ópera Carmen, el tenor Arturo Chacón recordó, a través de una llamada telefónica, sus inicios en la música. Un traje de charro fue la primera vestimenta que acompañó al joven cantante, quien en ese momento tenía 15 años y llevaba serenatas en su natal Sonora, época que describe como “una de las más inocentes, en el sentido de la apreciación de la música y de la vida”.
Chacón ha conquistado los recintos operísticos más importantes del mundo, pero la música mexicana, la que “representa una pureza en el alma, en el canto”, siempre ha estado presente en su vida, como cuando visitaba los palenques para ver a Los Tigres del norte, a Alejandro o a Vicente Fernández. El cantante, quien tiene una carrera consolidada en el campo de lo clásico, recibió la invitación para presentarse el 15 de abril en el Palenque de Texcoco, “lo que me cayó como una sorpresa muy grata, poder estar en el palenque más importante del mundo cantando mariachi”.
Recientemente lanzó De México para el mundo, disco en que está acompañado por mariachi. “Desde hace años quería cantar de nuevo música mexicana, pero yo estaba con una agencia de ópera en Nueva York que no me permitía, porque decía que podrían no tomarme en serio, como a otros cantantes, y bueno, de cierta manera puede que haya razón, así que me esperé unos añitos y después también cambié de agencia, porque la música mexicana significa mucho para mí, así como la ópera”.
Con el tiempo, el cantante convenció a su equipo de volver a portar su traje de charro, y más establecido en la ópera, les pareció buena idea: “El regresar es para recordar un poco esa pureza del canto original, y también un poco por los ataques que han ocurrido en Estados Unidos contra los mexicanos, contra los latinos; quise mostrar que la cultura mexicana, la música mexicana y la gente mexicana tienen mucho valor y mucho por dar”.
Pero no es la primera vez que Arturo Chacón se presenta en un palenque, en 2018 entonó junto con el Mariachi Gama Mil canciones como “Serenata Huasteca”, experiencia que repetirá el próximo abril; sin embargo, para el escenario de Texcoco sí será la primera vez que un cantante de ópera de reconocimiento internacional actúe en el palenque.
Canta y no llores…
“Comencé a los 15 cuando llevaba serenatas, y fue como hasta los 19 años que estuve con el ahora Mariachi Juvenil de Sonora. Realmente no decidí formalmente estudiar canto —ríe—: mi mamá me obligó. Con el mariachi uno llega muy tarde porque se desvela mucho y al otro día uno quiere dormir, pero no, mi mamá un día me despertó a las 8 de la mañana y me dijo: ‘Levántate, te inscribí a una clase de canto a las 10 de la mañana, quiero que tomes disciplina, no quiero que estés con tus amigos los mariachis todo el tiempo’”.
Chacón quiso darle gusto a su madre, por lo cual fue a su primera clase de canto de ópera, pero los prejuicios sobre el género, como todo el mundo los tiene, le llevó a decirle: “Mamá, la ópera nadie la conoce, es para viejitos. Y vaya sorpresa, después de 15 minutos de clase me enamoré de este tipo de música, de un canto más franco pero estudiado”.
El canto mexicano volvería a la vida del tenor, y después de presentarse en Hermosillo, “con el alma repleta de emociones”, se dijo “privilegiado y afortunado de presentarme en este lugar —Texcoco—, pues significa también una validación como cantante mexicano”.
En el repertorio no faltará la música de José Alfredo Jiménez, Agustín Lara o Juan Gabriel, pero Chacón sabe que estas presentaciones son volver a los inicios, y le exige meditar “para llevar mi alma a ser ese muchachito que cantaba con todo el corazón, para compartir este gran concierto. Perdón, este gran palenque”.
“México, te llevo en el corazón...”
“El reto para el canto mexicano es que es una música muy franca y natural, lo que la gente agradece, que no tenga artificio”. Mi reto es mantener esa naturalidad y la honestidad que exige la música mexicana. El tenor recordó que en uno de los primeros palenques vio a Joan Sebastian, por lo cual, en Texcoco habrá una variedad de música en la que el público podrá soltarse a cantar.