Astor Piazzolla (1921-1992), figura entrañable de la música del siglo XX, sigue atrayendo a los jóvenes de todo el mundo. Esto no se limita a los intérpretes de diversos géneros, sino también a un público ávido de escuchar las obras del creador del nuevo tango.
Julián Vat, director musical del Quinteto Astor Piazzolla, que celebra dos décadas, dice en entrevista que esto se debe a que “la juventud y la rebeldía siempre van de la mano. La actitud que él tuvo respecto a su propia vida es la de un rebelde que busca labrar su propio camino y contar la historia según su propio parecer”.
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¿Cuál fue el impacto social de su música?
Piazzolla revolucionó un género, con lo que logró tanto amigos como enemigos. Inicialmente su música era escuchada por un público muy selecto que lo vanagloriaba y tenía un fanatismo tal que generaba peleas callejeras, incluso con él mismo. Ha sido una revolución —de hecho así se llama su primer disco y una de sus piezas—. Él dijo: “El tango era de una manera y ahora será de otra”. Y no lo dijo con soberbia; trató de mostrar su propia impresión de la música de Buenos Aires a partir de su historia. Finalmente, Piazzolla logró universalizar el tango, con la confluencia de otras músicas le dio nuevos aires.
Esto se puede explicar desde su propia historia: se crió en Estados Unidos escuchando como música cotidiana el jazz de los años 30 y los 40 y después vino su formación académica, pero todo esto se refleja en la música que él siempre vio como propia, que es el tango, y genera una música nueva, que casi diríamos es un género propio. Piazzolla suena a Piazzolla.
¿Cómo lo conoció?
Tuve la fortuna de conocerlo en 1985, cuando yo formaba parte del grupo Nuevos Aires. Todas las formaciones queríamos sonar a Piazzolla, tuviéramos o no bandoneón. Queríamos tratar, consciente o inconscientemente, parecernos a él porque era la figura que nos convocaba.
¿Cómo se acercó a él?
En una ocasión le arrojamos un casete por la ventanilla de su auto para que nos escuchara. Él escuchó el material, le gustó la música que hacíamos y nos invitó a su casa. Con una generosidad increíble, pasamos todo el día con él y su esposa Laura Escalada. Nos contó su mecánica de trabajo: se levantaba todos los días a las ocho de la mañana y componía en el piano.
Y usted recibió un gran regalo…
Tuve la suerte de que entonces el maestro había terminado una obra por encargo, La historia del tango, para flauta y guitarra. Preguntó quién era el flautista y yo levanté la mano y él me regaló la partitura para que estrenara la obra en Argentina. El hecho fortuito de ser parte de este grupo me hizo conocerlo personalmente y estrenarle su obra.
Un nuevo quinteto
Piazzolla murió el 4 de julio de 1992. Tres años después, su viuda dio vida a una fundación que mantiene su legado a través de sus grabaciones, así como los discos y presentaciones del Quinteto Astor Piazzolla.
En 2018 el grupo grabó el disco Revolucionario, ganador del Grammy Latino como Mejor disco de tango. Este año lanzó En 3 x 4, Fugata y Triunfal, como preámbulo al centenario de nacimiento del maestro, a celebrarse el 11 de marzo del próximo año.
Julián Vat recuerda que “a la muerte de Piazzolla, uno de los músicos que siguió interpretando su música fue el violinista original de su quinteto, Fernando Suárez Paz. Después siguió su camino por otro lado y entonces fue cuando me convoca Laura Escalada y yo le propongo, por una cuestión generacional, abrir el juego y generar un nuevo quinteto con otro rango de edad”.
¿Cómo funciona el quinteto?
La nueva formación desarrolla actividades de investigación y análisis de su obra, su estudio y su desarrollo. Hace 20 años que venimos haciéndolo y, por suerte, la obra es tan grande que uno nunca termina de estudiar a Piazzolla, felizmente.
¿Cómo abordan la música del maestro?
Su música no está toda escrita, es una de sus características. Yo diría que el 80 por ciento de lo que tocamos está escrito. Él escribía para cada uno de sus músicos, y lo hacía según cual fuera el intérprete que estaba tocando en sus formaciones. Hay ciertos permisos que les daba a sus músicos y que son los que nosotros nos tomamos. Tenemos la ventaja de que ya hay mucho camino recorrido respecto a su música y nosotros seguimos tomando ese estilo como estandarte.
Hablemos del disco más reciente del quinteto
Triunfal, que da título al disco, es una obra que lo instala en su propio eje. Es la obra que le enseña a Nadia Boulanger cuando está en París estudiando con ella gracias a una beca. Todos los trabajos académicos que presentaba estaban bien realizados, pero faltaba el alma, el sello. Esto es lo que le exige la maestra y es donde él toma el bandoneón y le muestra esta obra y ella le dice: “Nunca abandone esto”. Entonces él decide su carrera.
Un buen homenaje con su centenario en puerta.
Sí, nosotros tomamos esta pieza, que es emblemática, porque sintetiza su mirada sobre el tango. Es como cumplir un deseo explícito de Piazzolla: que su música se escuche, como dijo alguna vez, también en el 2020.
¿Qué otras obras grabaron?
Incluye material no tan visibilizado, como “Milonga tres”, música escrita para una película y “La intrusa”, una de esas baladas de muy poca difusión. Incluye “Camorra II”, que también es una obra de poco rodaje. Siempre tratamos de incluir todo el marco Piazzolla, es decir toda su evolución desde “Triunfal”, que es una de sus primeras composiciones, hasta “Camorra II”, que es de las últimas.
¿Qué ofrece su música en estos días de confinamiento?
Astor Piazzolla es un mundo en sí mismo. Obviamente se relaciona al tango con lo melancólico, y esto es verdad, pero también hay muchos momentos de juego y de alegría en su música, y también de locura, la locura que sana. Pensemos en un autor tan prolífico, con cerca de tres mil obras escritas: en principio, la introspección y el propio silencio escuchando una música elevada, naturalmente te eleva.
¿Personalmente cómo le afecta su música?
A mí me coloca en un estado de felicidad y de trabajo, me genera acción.
amt