Tres meses después del incendio de la catedral de Notre Dame, “sigue existiendo el riesgo de que la bóveda se derrumbe, por eso no se puede circular por la nave, solo por las naves laterales”, dice Jean-Michel Loyer-Hascoët, de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
Hacer que el lugar sea seguro sigue siendo prioridad. Por ello se instalan cimbras para reforzar los arbotantes y se quitan escombros con la ayuda de robots.
Un artículo del sitio de información en línea francés Mediapart aseguraba que a principios de mes había niveles de plomo entre 400 y 700 veces superiores a los autorizados en el interior y alrededor de la catedral, algo potencialmente peligroso para residentes, turistas y obreros.
La fiscalía de París terminó la investigación preliminar a finales de junio y privilegia la tesis del accidente. Entre las posibles causas del incendio baraja la de un problema eléctrico o un cigarrillo mal apagado.
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NO FLUYEN DONATIVOS
Solo se ha concretado “algo más del 10 por ciento” de las promesas de donativos para la reconstrucción, aunque el arzobispo de París, Michel Aupetit, lo consideró normal porque “para los grandes donadores hay convenciones rigurosas que llevan tiempo”.