Antes de ser poeta Octavio Paz quiso ser arqueólogo, aseguró el escritor Alberto Ruy Sánchez durante una mesa celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el contexto del 20 aniversario luctuoso del premio Nobel de Literatura 1990.
Esa fue la confesión que el autor de obras como El laberinto de la soledad hizo durante un encuentro que tuvieron, cuando Alberto publicaría en una revista dedicada al cine mexicano una serie de poemas que Paz escribió para la película El Rebelde, protagonizada por Jorge Negrete en los años 40.
“Él sentía que esa era su vocación, la de arqueólogo”, refirió Ruy Sánchez, quien agregó que “esta reflexión constante entre la palabra y la poesía era constante en el escritor (fallecido el 19 de abril de 1998), lo que lo llevó después a publicar el primer libro de sus obras completas: La casa de la presencia”.
Esa compilación “reúne los libros sobre poética que él escribió en cuatro partes, cada vez que se reinventó Paz. Tras la crisis del regreso de España, los cinco libros que escribió los tiró a la basura y reescribió lo que habría de rescatar”, indicó Ruy Sánchez.
En la mesa la ensayista francesa Fabienne Bradu, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma y los poetas Pura López Colomé, Sergio Mondragón y Ricardo Yáñez recordaron a quien fuera considerado como uno de los más grandes autores del siglo XX, a dos décadas de su muerte.
Teniendo como testigo a Lydia Camacho, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, los ponentes dieron lectura a Vuelta y Pasado en claro, incluidos en Obra poética (1935-1975), así como ¡No pasarán!, poema social de 1936 dedicado a la Guerra Civil española y que pretende compartir el sufrimiento y a la vez transmitir una toma de conciencia.
Bradu, conocedora de la obra de Paz, comenzó con la lectura a un par de poemas que Paz escribió en India cuando fue embajador, entre 1962 a 1968, titulados El balcón y Domingo en la isla.
Luego tocó el turno a la ensayista y traductora Pura López Colomé, quien tras confesar que nunca conoció al Nobel de Literatura mexicano, dio voz a Viento entero y otro poema dedicado a José Emilio Pacheco.
Minutos después tomó la palabra Matos Moctezuma y dejó claro que no es literato, sino “un simple buscador del tiempo perdido, pero a veces me encuentro”.
El reconocido arqueólogo mexicano dio lectura a una serie de poemas dedicados a la época prehispánica como Animación, Dios que surge de una orquídea de barro, Dios Azteca, Calendario, Xochipilli, Niño y tiempo, por mencionar algunos; también a uno más dedicado a la ausente Mari Jo Paz, viuda del ensayista nacido el 31 de marzo de 194 en la Ciudad de México.
Sergio Mondragón expresó su beneplácito por tal conmemoración, al tiempo que dio lectura a uno de los poemas más importantes de Octavio Paz: El cántaro roto, del cual leyó fragmentos.
Octavio Paz es considerado el intelectual más importante del siglo XX en México, su legado literario incluye las obras Libertad bajo palabra (1949), El laberinto de la soledad (1950), ¿Águila o sol? (1951) y El arco y la lira (1956).