Una serie de 56 fotografías del Festival de Avándaro captadas por Graciela Iturbide, serán exhibidas museográficamente por primera vez el 14 de septiembre a las 19:00 en el Museo Universitario del Chopo. Casi todas las imágenes, forman parte del libro Yo estuve en Avándaro (Trilce Ediciones, 2016), que será presentado el mismo día.
El Festival Rock y Ruedas, mejor conocido como Avándaro, congregó a los grupos más importantes de ese momento: Dug Dug’s, La División del Norte, Peace and Love, El Ritual, Bandido, Los Yaqui, Tinta Blanca y Three Souls in my Mind.
Defensores de la moral y las buenas costumbres condenaron el festival y vino un largo periodo de represión contra el rock y los jóvenes que se atrevieran a llevar el pelo largo y vestirse como hippies. Para Álvaro Vázquez Mantecón, curador de la muestra Graciela Iturbide. Avándaro, el festival significó “el momento más importante de la contracultura mexicana en los años setenta”.
Testigo al azar
En el prólogo de Yo estuve en Avándaro, Iturbide recuerda que el día del festival fue invitada por el director de cine Jorge Fons y Luis Carrión, que dirigía la empresa cinematográfica Marco Polo, para filmar las carreras de autos que allí se realizaban cada año.
“Para nuestra sorpresa —escribe—, cuando llegamos a Avándaro nos encontramos con el festival de rock. Yo llevaba rollos de fotografía blanco y negro y, curiosamente, de color (generalmente no uso color). Las carreras de coches se suspendieron por la cantidad de jóvenes aficionados y por la abundante lluvia. La verdad yo no conocía absolutamente nada de rock, pero el espectáculo me impresionó y me dediqué a tomar fotografías de todo lo que veía. Jorge Fons (…) me recuerda que quise quedarme hasta el final para fotografiar la basura que los jóvenes habían dejado en el sitio, siempre con los símbolos de amor y paz”.
La artista comenta que Emmanuel Carballo publicó poco después “un pequeño libro llamado Avándaro, con un texto de Luis Carrión. Casualmente fue mi primer libro y no le di mucha importancia; ahora está agotado y es buscado por coleccionistas. Guardé estos rollos, que por suerte no se dañaron, porque nunca antes había estado en un festival de música y las imágenes que vi me entusiasmaron. Así, azarosamente, mis fotografías se convirtieron en un testigo de que yo estuve en Avándaro”.
Formato original
Vázquez Mantecón afirma en entrevista que “es la primera vez que las fotografías se exponen en su formato original, en blanco y negro y en color, pues en el libro todas eran en blanco y negro y en una impresión de mala calidad, casi en alto contraste”.
Básicamente la exposición es sobre la obra de Iturbide, pero dado el interés del museo en la contracultura habrá otros objetos: se exhibirán algunos ejemplares de revistas de la época, un poster original del festival y un boleto de acceso. También se ha programado un ciclo de cine sobre rock y contracultura, que incluye Avándaro, de Alfredo Gurrola, así como un video de sala con una entrevista con Iturbide que recupera algunos materiales fílmicos de los conciertos recuperados por la Filmoteca de la UNAM.
Durante la inauguración se presentará Yo estuve en Avándaro, caja de dos libro de Trilce Ediciones. Se incluyen un texto de Federico Rubli, autor de Estremécete y rueda: loco por el rock & roll (Casa Veerkamp/Chapa Editores, 2007), un prólogo de Luis de Llano Macedo, uno de los organizadores, y fotografías de Iturbide.
Mirada cómplice
Álvaro Vázquez Mantecón dice que al momento del festival, Graciela Iturbide dudaba entre la fotografía y el cine, pero se decidió por la primera, incitada por Manuel Álvarez Bravo. “Así, en estas obras tienes el origen de su carrera fotográfica, pues se ven cualidades que después desarrollaría. Por ejemplo, Graciela no es una fotógrafa que esté agazapada buscando sorprender al objeto fotográfico en un momento determinado, sino alguien que suele establecer un diálogo-cómplice con las personas a las que fotografía”.
El curador hace ver que “muchos de los personajes están mirando a la cámara, conscientes de que son retratados. Este es un punto de partida muy interesante, porque sobre el Festival de Avándaro se tiende mucho a la exégesis o a la denostación, mientras que la mirada de Graciela es la del cómplice que está sorprendido, mirando el fenómeno cultural que tiene enfrente. También hay imágenes que están llenas de esa poética que ha caracterizado su obra”.