Desde el Soconusco llegó a este rincón fronterizo la poesía de Balam Rodrigo, con una mirada crítica sobre el paso de los centroamericanos en su camino al llamado sueño americano, que en las palabras del poeta se convierte en pesadilla, pero también con un homenaje a sus raíces, tal cual se refleja en el poemario que le permitió obtener el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2017: Ceibario.
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“Con la incorporación de Balam a la lista de ganadores —aseguró la directora del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) de Tijuana, Haydé Zavala— podemos trazar una ruta que va de Chiapas a Querétaro, y pasa por varios estados del país y la península de Baja California, con lo que hemos llegado de sur a norte: así como a Tijuana llegan cientos de personas todos los días en busca de un mejor futuro, así también llegan los versos de poetas que buscan trascender en el firmamento literario”.
María Baranda, Jorge Ortega y Ricardo Yáñez eligieron a Ceibario entre más de 130 trabajos que respondieron a la convocatoria del galardón, entregado en la Feria del Libro de Tijuana, albergada por el Centro Cultural Tijuana (Cecut).
Poemas surgidos entre ciencia
“Hace 13 años escribí este libro, que tiene que ver con la cosmovisión de la ceiba, las tradiciones profundas, muy relacionadas con el Popol Vuh, por ejemplo, con las creencias y muros vinculadas con la ceiba, donde el número 13 corresponde con los nueve niveles del inframundo y los cuatro niveles celestes que componen el universo mesoamericano”, comentó Balam Rodrigo durante la ceremonia de premiación.
Autor de títulos como Braille para sordos, El órgano inextirpable del sueño o Libro centroamericano de los muertos, Balam Rodrigo tiene una maestría en biología, pero también cuenta con un diplomado en Teología Pastoral, con lo cual se ha desarrollado como docente en instituciones del sector salud en materia de bioética, religiones y tradiciones de la muerte en México.
"'Ceibario' es una obra de “arraigado azoro, continuo y continuado, que encuentra y busca, busca y encuentra"
El poemario se escribió mientras el escritor estudiaba biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM, hacia 1998, pero hace 13 años decidió recuperarlo, sin abandonar su interés por rendir un homenajea sus tradiciones culturales, en especial a los mitos que definen la relación de los pueblos indígenas con la ceiba, enfatizó el poeta durante la presentación del libro.
Editado por el IMAC, Ceibario es vista por Ricardo Yáñez, integrante del jurado, como una obra de “arraigado azoro, continuo y continuado, que encuentra y busca, busca y encuentra: en la red de agujeros que toda herencia es, halla el autor las bocas nombradas del lenguaje espinoso y florido”.
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