Durante casi siete años, Bárbara Jacobs se dedicó a escribir la historia de su hermana. En algunos momentos hallaba el fondo, pero no la forma; en otros era lo contrario, 2020 se convirtió en una etapa para detenerse y rellenar el manuscrito con estas notas que fue acumulando a lo largo de los años, hasta alcanzar la forma definitiva: Días de tu vida (Ediciones Era/Editorial de la UANL), que ella misma define como un homenaje póstumo a su hermana.
“La conocía íntimamente, siempre estuvimos muy cerca una de la otra: digo que éramos como siameses, no gemelas –aunque nos parecíamos mucho–, porque sencillamente éramos incapaces de vivir de forma independiente, de no estar al tanto de la otra en todo momento, estés donde estés. Yo sí sentía que le debía a mi hermana el registro de su maravillosa vida”.
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No fue sencillo para Bárbara Jacobs dar con las diferentes voces, con las más adecuadas para contar la historia, con lo cual se propuso reflejar las últimas horas de vida de Patricia, su hermana, a través de un monólogo narrado por una reportera: una amiga que por su profesión debía ser neutral, medida en todos sentidos, y al mismo tiempo –y sobre todo– no dejar salir sus propias emociones.
“La protagonista es una persona que habla en la víspera de su muerte y, casualmente, de todas las amistades que tuvo en la vida. Quien estaba con ella en esos momentos era una reportera; todos sabemos el valioso trabajo que puede hacer un reportero por su desapego de la noticia, en este caso, del monólogo de la agonizante. Si es una persona que no logra controlar sus emociones propias, quizá no lo podría llevar a cabo”.
La medicina adecuada
Días de tu vida es una novela que se construye a partir del dolor y de la ausencia, explica la narradora, una convencida de que la escritura puede convertirse en una medicina, “te mantiene viva, te ayuda a vivir y, en ese sentido, sí es una medicina.
“Todos hemos experimentado el amor, el dolor… igual padeces ambas emociones y si quedas vivo, de algún modo, debes tomarte la medicina adecuada para aguantarlo. La medicina adecuada es escribir, pero hacerlo con verdad y no con falsedad; llegar a la autenticidad es más difícil que irse por las ramas: hay que llegar a la raíz y dejarla bien registrada”.
Encontrar la forma
Uno de los retos que se planteó Bárbara Jacobs con la novela se vincula con la forma; sabía qué quería contar, no encontraba la manera, hasta la llegada de la voz de la reportera, y también ahí estaba otro desafío: la voz de la agonía, el ritmo, lo que constituye la personalidad del libro.
“Llegar a la forma en Días de tu vida fue lo más tardado, pero cuando oí esas voces diferentes, la de la reportera versus la protagonista, y versus la mía al final, que cierro el libro, me hizo dar con las diferentes y adecuadas voces: la de la reportera tenía que ser neutral, medida en todos sentidos, sobre todo en no dejar salir sus propias emociones. La voz de la protagonista tenía que ser igual: hay el acercamiento a la voz, a cómo lo diría exactamente, qué tanto se insinúa en la forma, qué tanto se dice, qué tanto se deja pendiente. Todo eso está en la voz. Dar con eso fue muy tardado”.
Al final, comenta Bárbara Jacobs, sí da miedo hablar sobre el dolor y la muerte, pero son temas que si no alcanza a entender de manera más completa, “me siento muy mal. Aquí la escritura se convierte en un ejercicio de dar y de recibir”. _
La pandemia no cambió el tono
En 2020 terminó la versión definitiva. Fueron varios borradores fallidos, años de trabajo “que no me hacían sentir que estaba logrando decir lo que tenía que decir –dice la escritora–. La tardanza fue benéfica, porque en el año de reposo aún tomaba notas y en 2020, la pandemia me orilló a permanecer aislada, me concentré mucho más tanto en la historia, como en alcanzar la forma definitiva. Lo que no significa que hubiese cambiado el tono por la pandemia”.