Por increible que suene, los barcos —accidentalmente— han ayudado a reducir el calentamiento global, a pesar de las grandes cantidades de dióxido de carbono que emiten. Esto se debe a que también desprenden sulfuro, el cual ayuda a dispersar la luz solar en la atmósfera, además de formar y espesar nubes que la reflejan, según un reporte del MIT Technology Review.
Un estudio realizado en 2009 mostró que gracias al sulfuro desprendido de las embarcaciones, la temperatura media global es 0.25 grados Celsius más baja de lo que lo sería sin la ayuda de la industria naviera.
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Sin embargo, a pesar de los beneficios del sulfuro, la ONU quiere regular las emisiones emitidas por los barcos, pues también existen desventajas para el medio ambiente, como lluvia ácida y el agotamiento de la capa de ozono.
Las emisiones de sulfuro son un arma de doble filo, pero es importante proporcionar a los investigadores del clima los fondos necesarios para crear una estrategia viable para revertir la temperatura global utilizando la información que se conoce sobre este compuesto.
Un gran problema para conseguir los fondos que permitan estudiar este fenómeno es que el gobierno actual de Estados Unidos no cree en el cambio climático, así que plantear una estrategia para combatir algo en lo que ellos piensan que no existe suena bastante complicado.
RL