Tras el dominio en las Cumbres de Acultzingo el 28 de abril de 1862, el ejército francés inició la avanzada rumbo a la Ciudad de México, sin embargo, las fuerzas mexicanas en Puebla ya se desplegaban para frenar la embestida que atentaba contra la soberanía de la nación, estrategia a cargo del general Ignacio Zaragoza, la cual ha sido resaltada en las litografías proporcionadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a MILENIO Puebla, y que en esta ocasión narra lo que ocurrió días previos al encuentro en el Cerro de Los Fuertes.
La moral y aura de victoria de las tropas francesas estaban en su máxima cúspide, según reveló un manifiesto que envió Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, al ministro de Guerra, Jacques Louis César Alexandre Randon, poco después del combate en Veracruz: "Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros seis mil valientes soldados, ya soy dueño de México”.
De esta manera, el 1 de mayo de 1862 el ejército francés salió de San Agustín del Palmar, en Veracruz, con dirección a Puebla. Tomar la angelópolis representaría un fuerte golpe para la causa liberal del presidente Benito Juárez, pues el escenario parecía seguro debido a que era uno de los bastiones de los conservadores y donde, de acuerdo con el diplomático Dubois de Saligny a Napoleón III, las fuerzas extranjeras serían recibidas "con una lluvia de rosas".
Ante este despliegue, por la causa mexicana, el general Alejandro Constante Jiménez, junto con dos mil soldados, se unió al plan del general Zaragoza y sus cuatro mil militares rumbo a Puebla. Integrar un ejército nacional fue una ardua labor, pues solo un número de elementos contaba con adiestramiento y experiencia en el campo de batalla, mientras que hubo pocos voluntarios; por ello, se tuvo que recurrir a la leva.
Esto también obligó a que el general Zaragoza solicitara en varias ocasiones el envío de recursos económicos, así como municiones desde la Ciudad de México, ya que otro problema en las tropas era la falta de alimento.
Con estos antecedentes, el 2 de mayo el ejército francés, conformado por seis mil militares, llegó al municipio de Quecholac, en el estado de Puebla, mientras que el 3 de mayo arribó a Acatzingo. Por su parte, la noche del 3 de mayo el general Ignacio Zaragoza llegó a Puebla y estableció su cuartel a metros de lo que sería la línea de batalla en el Cerro de Los Fuertes.
En esta estrategia, el general Zaragoza dejó la brigada de caballería en retaguardia para fustigar a los invasores. El plan de defensa consistía en concentrar los pertrechos en el Sur y Oriente de la ciudad, con el fin de que los franceses no llegaran al área urbana de la ciudad.
De esta manera, el campo de batalla se estaba labrando para lo que sería, 160 años después, uno de los encuentros más importantes para la historia de México.
1. Litografía del General Ignacio Zaragoza (1829- 1862)
Centro Patriótico Nacional Mexicano Siglo XIX.
Técnica: Litografía
El nombre y figura del general Ignacio Zaragoza forman parte importante de la historia de México, ya que con gallardía, valor y estrategia logró el triunfo mexicano sobre el ejército francés. En su honor, el 11 de septiembre de 1862, por decreto del presidente Benito Juárez, se designa a la ciudad Puebla de Zaragoza. Sus restos descansan en el monumento a su nombre en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Este retrato forma parte de la Colección Museo de Historia Mexicana.
2. Batalla del 5 de Mayo de 1862
Autor anónimo
Técnica: Óleo sobre tela.
La litografía, que data de 1870, muestra a ambos batallones en el combate a las faldas del cerro de Loreto y Guadalupe. Debido al paso del tiempo, en el 150 aniversario de la hazaña militar, el cuadro original fue restaurado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de las Intervenciones, Exconvento de Churubusco-INAH.
3. Batalla Cinco de Mayo (1862)
Autor: Patricio Ramos
Técnica: Óleo sobre tela
El autor de este retrato fue combatiente de la batalla en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe. De acuerdo con sus diarios, el pintor Ramos y Ortega fue reclutado por casualidad en las primeras horas del 3 de mayo. Salió de su casa “a cumplir con los trabajos de mi profesión que tenía encomendados en varias casas particulares y sin saber a qué lugar me llevaba el destino (..) Habiendo tomado parte fui testigo ocular del 5 de mayo de 1862”, dijo. La pieza original se exhibe en el Museo Nacional de Historia.
4. Lucha cuerpo a cuerpo (1862)
De la serie Batalla de Puebla
Autor: Patricio Ramos Ortega
Técnica: Óleo sobre tela
La pieza muestra la lucha cuerpo a cuerpo entre soldados mexicanos y franceses en el cerro de Loreto. La obra ha participado en exposiciones y colecciones digitales sobre los chinacos, nombre destinado a los guerrilleros liberales mexicanos durante la guerra de Independencia, la guerra contra los Estados Unidos y la intervención francesa en México. Forma parte de la colección del Museo de Historia Mexicana.
CHM