El lunes 5 de mayo de 1862, a las 9:30 de la mañana, el general Ignacio Zaragoza avistó al enemigo, el ejército francés, por el rumbo de la Hacienda de Rentería. Al mediodía se abrió el fuego de los cañones por ambas partes en el cerro de los Fuertes de Loreto y Guadalupe. De esta manera, inició la batalla que a 160 años de distancia forma parte de uno de los pasajes de la historia de México por su llamado a la unidad, el patriotismo y la defensa de la soberanía.
La magnitud heroica de este acontecimiento quedó plasmada en diversas litografías de artistas del siglo XIX y XX, algunos de ellos combatientes en la misma hazaña militar, las cuales fueron compartidas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a MILENIO Puebla.
De acuerdo con los anaqueles de la historia, al mediodía, se desprendieron las columnas de ataque, de zuavos, infantería de Marina y cazadores a pie hacia el cerro de Guadalupe.
Ignacio Zaragoza, que había establecido su cuartel en el Templo de los Remedios, mandó que rápidamente la Brigada Berriozábal reforzara a Loreto y Guadalupe, mientras que el cuadro de carabineros a caballo ocupó la izquierda de aquellos para que carga en el momento oportuno.
El Batallón Reforma, de San Luis Potosí, perteneciente a la Brigada Lamadrid, salió al auxilio de los cerros, mientras que el Batallón de Zapadores ocupó la falta del montículo para frenar la marcha de una columna francesa combatiendo cuerpo a cuerpo. Las baterías francesas, puestas a una distancia poco eficaces, fueron atacadas por los viejos y contados cañones mexicanos.
El Sexto Batallón de la Guardia Nacional de Puebla, comandada por Juan N. Méndez, había logrado contener a los invasores.
Alrededor de las 2 de la tarde, tras hora y media de fuego, el ejército francés había agotado gran parte de su parque, pero eso no impidió que se reagrupara y atacara de nuevo. El redoble de los tambores se mezcló con el olor a la pólvora y los clarines mexicanos acompañaron las órdenes del general Miguel Negrete que llamó al combate.
El general Lorencez ordenó tres brutales cargas que fueron rechazadas de forma consecutiva en toda la línea con valor y dignidad de las tropas mexicanas.
La primera fue atacada por brigadas de la columna Berriozábal y los zapadores de Morelia de la División Negrete. La caballería del general Álvarez, situada a la izquierda de Loreto, aprovechó la primera oportunidad para cargar con fuerza y evitar la reorganización del enemigo.
Una segunda columna atacó el fuerte por el cortado noreste y también fue rechazada.
Momentos antes de las 4 de la tarde tuvo lugar otro combate en la llanura noreste de Puebla, la cual era defendida por el general Porfirio Díaz, un cuerpo de la Brigada Lamadrid y otro de la caballería de Álvarez, quienes rechazaron la columna enemiga. La escena que ordenó la retirada fue avizorar a un combatiente mexicano arrojar una bala de cañón a un militar francés.
Ante la derrota, los invasores se replegaron hacia la hacienda de San José. El general Zaragoza ordenó su persecución, pero poco antes de haber pasado el límite de los cerros, ordenó al general Díaz hacer alto, pues observó que la fuerza de aquel contingente, aunque derrotado, era superior. Los invasores se retiraron y Zaragoza mantuvo a la vista alrededor de las 7 de la noche, hora en la que las tropas enemigas se concentraron en la Hacienda de los Álamos para curar a sus heridos.
La batalla terminó.
A las 5:49 de la tarde, el general Zaragoza comunicó a sus superiores y al mundo: “Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión (…) Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente”.
1. Escenas de la Batalla del 5 de Mayo de 1862
Patricio Ramos Ortega.
Técnica: Óleo sobre tela.
El autor, de oficio pintor, combatió en los cerros de Loreto y Guadalupe. Reclutado de forma improvisada, luchó en tres ocasiones ese 5 de mayo como “sargento primero provisional del batallón de voluntarios tiradores bomberos de Puebla junto con el Batallón Zapadores de línea de San Luis Potosí. Su campo de batalla se encontraba desde la garita de Tepotsuchil corriendo la línea hasta el fuerte de Guadalupe”. En la imagen pueden apreciarse los soldados zuavos de Francia. Actualmente la obra se encuentra en el Museo Casa del Alfeñique, en la ciudad de Puebla.
2. Participantes en la Epopeya
Lista oficial de los participantes de la batalla del 5 de mayo, proporcionada en diciembre de 1961 por el Archivo de la Secretaría de la Defensa Nacional al Ayuntamiento de Puebla. Se trata de un documento de valor histórico donde están inscritos los nombres de los héroes que defendieron a México en el cerro de Loreto y Guadalupe.
3. Batalla de Puebla (1862)
Autor: Patricio Ramos Ortega
Técnica: Óleo sobre tela
De acuerdo con las crónicas, la imagen representa el tercer y último asalto al Fuerte de Guadalupe. Los zuavos cargaron sobre un cañón, sin embargo, un artillero mexicano que sostenía una bala la soltó sobre el invasor. Los historiadores señalan que esta fue la acción que provocó que Lorencez ordenara la retirada. La pieza original forma parte de la colección del Museo Nacional de Historia.
4. Derrota de la Vanguardia del ejército francés (1862)
Autor: Constantino Escalante
Técnica: Litografía
La victoria de las tropas mexicanas fue un hecho inaudito que sonó en Europa. El ejército más poderoso del mundo había sido derrotado por "los primeros hijos de México", como lo señaló el general Ignacio Zaragoza. El saldo de esta batalla fue la pérdida de 476 soldados y 345 heridos del lado francés; del Ejército de Oriente fueron 83 bajas, 132 heridos y 12 desaparecidos. La litografía forma parte de la colección Las Glorias Nacionales. Álbum de la Guerra.
CHM