Batis siempre tuvo la obsesión de ser escritor: Fadanelli

En la redacción del suplemento sábado convivían lo mismo un estríper que una especialista en monjas del siglo XVII, un padrote con ínfulas de literato y algún poeta, recuerda Julio Aguilar.

Batis dejó un legado sobre la manera de entender la edición. (Octavio Hoyos)
Jesús Alejo Santiago
Oaxaca /

Huberto Batis es reconocido como una figura del periodismo cultural, un maestro para distintas generaciones de periodistas y también de escritores de ficción, incluso uno de esos personajes que de la provocación hicieron una manera de atender a la realidad, tanto política como cultural, pero no se dedicó de lleno a la escritura de ficción literaria por una razón muy especial: alguna vez le enseñó uno de sus cuentos a Antonio Alatorre y de éste solo recibió silencio.

Veinte o 30 años después, Huberto le recordó a Antonio Alatorre que por su culpa no había sido escritor: “el texto era buenísimo, lo hice para estimularte”, fue la respuesta del filólogo, aun cuando a partir de ello se enfocó más en el ensayo, en la crítica, incluso en temas como la fotografía, “porque le tenía demasiado respeto a la literatura y, a veces, el respeto paraliza”, en palabras de Guillermo Fadanelli, uno de los autores que se inició bajo el impulso de Batis.

En la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) se reunieron dos miradas, en distintos momentos complementarias, como parte del homenaje a Batis, donde Fadanelli reconoció que su mirada lúdica y crítica de la vida, reflejada en la literatura, tuvo un envión bajo la égida de Batis, mientras el editor y periodista Julio Aguilar se mostró convencido de que más allá de su labor como académico o maestro de generaciones de escritores y de periodistas, dejó un legado sobre la manera de entender a la edición.

“Hablar de Huberto es conmovedor, porque lo considero mi tutor intelectual: me lanzó realmente a la literatura en forma y celebraba mis provocaciones porque comprendía que provocar y molestar, si se hace de manera inteligente, en sentido estético”, aseguró Fadanelli.

Aguilar, quien estuvo al lado de Batis alrededor de ocho años, recordó los días en los que la redacción del suplemento sábado se convertía en un salón del siglo XIX, donde todo mundo empezaba a hablar de todo y había una convivencia muy rara “entre un estríper y una académica especializada en monjas del siglo XVII, quienes empezaban a hablar y luego llegaba un padrote con ínfulas de escritor, acompañado de algunas chicas a quienes Batis les tomaba fotos. Y llegaba a coronar la sesión algún poeta”.

DEDICATORIA A HINOJOSA

La FILO solía dedicarse a una temática en especial o a un país invitado, pero para su edición 38, se decidió rendirle homenaje a un escritor. Tal reconocimiento recayó en Francisco Hinojosa, habida cuenta que uno de los ejes del encuentro editorial es la literatura infantil y juvenil.

“Consideramos que no había mejor autor que Pancho Hinojosa para que fuera nuestro primer autor homenajeado, a través de una serie de actividades que se han dado a lo largo de los días”, a decir de Guillermo Quijas, director de la feria. Hinojosa, agregó, “es el escritor de literatura infantil más leído en México”.

El autor del ya clásico La peor señora del mundo, publicado por primera vez en 1992, reconoció que la experimentación guía su trabajo literario, pero también personal, de ahí que haya aceptado la invitación de Boris Schoemann para convertirse en “no actor” en la obra Tierra Océana, aunque antes ya había protagonizado un espectáculo musical con la Orquesta Basura.

“Nuestra concepción de los niños ha cambiado con el paso de los años: antes pensábamos que sólo eran capaces de leer cuentos de hadas, princesas, castillos, príncipes, animales… y hoy los temas son fuertes, hablan sobre desapariciones forzadas o acerca de la depresión. Ya sabemos que lo importante no es el tema, sino el tratamiento que se le da”, aseguró Pancho Hinojosa.

Desde la perspectiva del autor, otro de los asuntos que ha cambiado de cuando empezó a escribir para niños, hace tres décadas, es que hay un mayor número de escritores dispuestos a dedicarse al tema, y en el caso de la ilustración, “hasta tenemos ilustradores de exportación”.

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