Madrid no podía dejar de homenajear a Mario Benedetti (Paso de los Toros, Montevideo, 1920). Fue de hecho como la segunda casa del poeta uruguayo. Pasó muchos años en el céntrico barrio de Chamartín, donde incluso una plaza lleva su nombre.
Su amigo e interprete Joan Manuel Serrat encabezó un homenaje al cumplirse 100 años del nacimiento de uno de los más grandes poetas de América Latina. La cita fue en el Instituto Cervantes, que con este acto retomó su actividad semipresencial después de la pandemia, aunque con escasa asistencia debido a las medidas sanitarias.
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Para conmemorar el centenario se presentó Mario Benedetti. Antología poética, preparada por Serrat y editada por Alfaguara. “Se trata de la antología de un lector”, así la calificó Luis García Montero, director del Cervantes.
Serrat recordó que su primer contacto con la obra de Benedetti fue cuando en los conciertos le empezaron a dejar en el escenario, además de flores y dulces, libros. Algunos de ellos del uruguayo.
“Primero me dejaban de Machado, del que yo había hecho un disco, y lo interpretaba como que no había hecho buen trabajo. Luego ya, además, de Benedetti y de algún poeta local autogestionado en cada ciudad”, dijo el catalán.
Fue así como poco a poco se acercó a la obra de Benedetti, al que no le fue posible conocer en persona hasta los años 80. Se vieron en el departamento madrileño del uruguayo. “Allí le propuse trabajar en un disco. Poco a poco trabajamos mejor y a partir de esos momentos nos hicimos muy amigos”.
Ideales de libertad y justicia
Serrat señaló que lo que más admiró de Benedetti es “su poesía y su actitud ante la vida. Ha legado a Latinoamérica los ideales de libertad, justicia y solidaridad. Mario Benedetti no nos dejará nunca, siempre estarán sus poesías”.
Destacó el perfil bajo, austero, del uruguayo. “Mario no buscaba la tribuna ni el relumbrón, pero la consiguió a través de canciones, convirtiéndose probablemente en el poeta en español más musicado (sic)” y que, frente a quienes desde “la cátedra le ningunearon”, “nunca le podrán negar el acercamiento a lo popular y que fue alguien que vio en la canción un arte”.
“Él solo debía modificar el planteamiento literario, simplificar el oropel poético en pos de una estructura cantable, porque Mario venía cantado de fábrica”, expresó el español.
En la antología se funden las figuras de Benedetti y de Serrat, al que se ha llamado “el más latinoamericano de los cantautores españoles”. En 1985 el poeta y el cantautor trabajaron juntos para componer el disco El sur también existe, con canciones musicalizadas por Serrat que son, en su mayoría, versiones de poemas de Benedetti y que se convertiría en uno de los álbumes más emblemáticos del catalán.
Ese fue el punto de partida de una amistad que ambos mantuvieron intacta hasta la muerte del uruguayo en 2009.
Ahora, 35 años después del comienzo de aquel periodo de creación conjunta, Benedetti y Serrat vuelven a encontrarse en este volumen con un diálogo tan intenso y enriquecedor como lo fue entonces. El fruto de esa conversación es una antología seleccionada y prologada por Serrat que recoge algunos de los mejores poemas del poeta sudamericano.
Y es que Benedetti es uno de los poetas más queridos, sus versos siguen siendo recitados y cantados, y su poesía ha trascendido el ámbito de lo literario y se siente, a ambos lados del Atlántico, como parte de un patrimonio popular que une y se transmite de generación en generación.
Durante el acto hubo un recital en el que colaboraron diversas personalidades que recitaron poemas del autor, como Joaquín Sabina, Elvira Sastre, Vanesa Martín, Chus Visor, Rozalén, Benjamín Prado, Juan Cruz y Pilar Reyes, entre otros.
Fue Joan Manuel Serrat el que cerró el recital, eligió Soneto de la que fue, dedicado a la que fuera la esposa del poeta, Luz López Alegre: “Yo quisiera mirarte conocerte / como te conocí cuando vivías / y me mirabas con miradas mías / y yo gozaba de mi buena suerte”.
PCL