El Beso, de Gustav Klimt (1862-1918), es sin duda una de las obras de arte más reconocidas y populares a nivel mundial, a la par de la Mona Lisa, de Da Vinci, la seductora obra maestra del austriaco fue creada en
Hoy con el pretexto del Día Internacional del Beso, te contamos la historia detrás de esta obra monumental que, hasta antes de la pandemia, provocaba largas filas en el Museo Belvedere, o Österreichische Galerie Belvedere, que llegaban hasta el antiguo palacio en Viena, para admirar su belleza.
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Para empezar debes que saber que esta obra, como toda obra maestra, estuvo envuelta en polémica desde su concepción. Gustav Klimt pintó la obra en 1908, pero su historia en realidad comenzó años antes, en 1894, cuando le encargaron pintar las obras del techo de la Universidad de Viena, representando la Filosofía, la Medicina y la Jurisprudencia. Pero a los artistas tampoco les sale bien todo, y su obra fue criticada al ser considerada pornográfica, por incluir desnudos, en una sociedad aún muy conservadora.
Tras las críticas que demeritaron la carrera de Klimt, el artista emprendió un viaje a Italia donde conoció la Iglesia de San Vital en Rávena y la Basílica de San Marcos, en Venecia que encendieron de nuevo el genio creativo y se volvieron su principal inspiración para crear El Beso, y todas las obras de su llamada época dorada.
Te dejamos esta imagen para que te puedas imaginar por qué Klimt se inspiró de tal forma:
El Beso es un lienzo al óleo con pan de oro que mide 1.80 por 1.80 metros. Sí, la pintura brilla, porque tiene polvo de oro.
En la obra, se observa a dos amantes en tamaño natural rodeados de una lluvia oro, posados sobre una alfombra de flores. La pareja también está envuelta en túnicas de oro, la de él con rectángulos blanco y negros y la de ella, adornada con flores y círculos, inspirados en los mosaicos bizantinos que conoció en Italia.
¿Quiénes son los personajes de El Beso?
Aunque es un misterio la identidad de los amantes de El Beso, una de las teorías apunta a que se trata del propio Gustav Klimt y de Emilie Flöge, una diseñadora de modas que posó para el artista y a quién le dedicó algunas obras. Aunque nunca se casaron, la pareja tuvo 14 hijos y mantuvo la relación más larga en la vida del pintor.
Aunque cueste trabajo imaginarlo, El Beso fue presa de duras críticas, primero por ser catalogado de inmoral, por mostrar a la pareja en un momento íntimo, y por emplear técnicas hasta entonces destinadas al arte sacro. Ahora, hay varias interpretaciones sobre si el beso es un acto consensuado, o si la mujer se resiste con el gesto de tocar la mano de su amante. Lo único cierto, es que la pintura sigue cautivando a más de un siglo de su creación.
La obra, que en un inicio se llamó Los Amantes fue comprada por el Museo Belvedere tras ser exhibida en 1908 por la Austrian Gallery, incluso aunque la obra estuviera inconclusa. A pesar de las críticas, el museo pagó 25 mil coronas, algo así como 240 mil dólares actuales, lo cual fue una oferta que no se podía rechazar, pues aunque ahora se pagan millones por una obra, en ese entonces, se trataba de una cantidad que batía records.
nerc