“Saber que voy a Teotihuacán a recibir la condecoración Orden Caballero Águila en grado Quetzalcóatl, dentro del templo de Quetzalcóatl, me parece un sueño, es muy simbólico y por eso estoy muy agradecido. Yo creo en la cosmovisión mesoamericana, en la cultura prehispánica, soy amante de la cultura indígena y tengo un pasado que tengo que amar”, dice Braulio Peralta (Veracruz, 1953).
El periodista y colaborador de MILENIO recibirá esta condecoración en la ciudad ceremonial de Teotihuacán, Estado de México, el 9 de agosto a las 12 horas, en explanada del Templo de Quetzalcóatl.


¿Cómo se siente por la condecoración Orden Caballero Águila en grado Quetzalcóatl?
“Para mí es muy importante como símbolo del espectro del mundo mesoamericano. Soy de Tuxpan y tenemos el río Pantepec y ahí hay un sitio prehispánico que se llama Tabuco, pero toda la ribera del río hasta Temapache y hasta los pueblos que llegan a la Huasteca Potosina está llena de vestigios prehispánicos; toda esa cultura del noroeste son los vislumbres de lo que fue originalmente Quetzalcóatl”.
Peralta hace referencia a esto porque para él representa un honor el premio, “pero también un voltear a mi pasado, a mis orígenes. Nadie puede pensar en tiempo presente si no conoce sus raíces, sus trasfondos, y por todo eso es importante para mí”, agrega el ensayista y editor, quien publica los lunes su columna La letra desobediente en MILENIO.
Sobre el reconocimiento, Alejandro Cruz, presidente de la fundación Caballero Águila, dice que es para “reconocer aportaciones relevantes que ciudadanos y organizaciones realizan para contribuir al desarrollo de México ha sido la raíz del restablecimiento de la Orden Caballero Águila, cimentada en la emblemática figura de los sacerdotes/guerreros del Anáhuac”.
A Peralta se le entregará como “un reconocimiento de ciudadanos mexicanos a su destacado trabajo”.
El entrevistado comenta que su pasado es uno que tiene que amar y cuidar porque viene de las raíces de esta nación. “Somos tantos pueblos indígena, y a la vez ahora somos cuestionados en esto que se llama México que, si no nos damos cuenta, no captamos lo que es el universo que ha logrado sobrevivir a conquistas, imperios, avasallamientos, trumpismo, todo lo que quieras con la frontera norte. Somos un espejo que se defiende continuamente”.
¿Cómo ha sido su paso por el mundo editorial?
Braulio Peralta es periodista cultural con una larga carrera y entrevistas a múltiples figuras como Octavio Paz, Carlos Monsiváis; fundador de un periódico, colaborador en diferentes medios.
Recuerda que hace unos años trabajó en una editorial importante, se encargó de autores y lanzamientos relevantes, incluido uno especial que se llamó: Los misterios de la ópera, escrito por un tal Emmanuel Matta, quien en realidad era Carlos Fuentes, pero un día, Braulio Peralta decidió dejarlo.
“Lo puedes poner, aunque no va a gustar mucho lo que voy a decir, pero no acostumbro mentir. Me harté del mundo editorial y me cansé de la actitud de los autores que reclaman atención como si uno fuera babysitter. Es fascinante leerlos, darles tus puntos de vista y hacerles la contra, pero trabajar en el mundo editorial para los autores, vender libros y dedicarte a sacar un presupuesto anual de las grandes transnacionales editoriales es de lo más desgastante que yo viví en toda mi vida profesional del periodismo y el mundo editorial”.
Es por eso que decidió retirarse, “por fortuna bien, en el sentido estricto de tener una buena jubilación y entonces dedicarme a escribir libros”.
El autor del libro El clóset de cristal dice que trabaja desde hace un tiempo en un libro ambicioso que le está costando trabajo.
“Estoy escribiendo la historia del teatro en México porque me he reclamado lo que yo no soy: historiador. Soy periodista y es sobre los grandes directores que emergieron en los años 70 y 80, y que se pelearon con los dramaturgos mexicanos en esas épocas, ese es el tema del libro”.
Comenta que se está dedicando a lo que le gusta porque, por fortuna, “estoy bien con mi jubilación y trabajando en MILENIO, pero quiero decirte que yo nunca viví para ganar dinero. No me dediqué a ser ingeniero, economista, abogado, no, yo estudié periodismo y el periodismo siempre ha sido mal pagado; pero después de trabajar en el mundo editorial, la verdad es que me va bien”.
Braulio Peralta no se asume como escritor, aunque tiene varios libros exitosos y muy leídos como Juan Gabriel. Lo que se ve no se pregunta, El clóset de cristal, una crónica no autorizada sobre la homosexualidad de Carlos Monsiváis o la antología Los rostros de Octavio Paz, entre otros.
“Ya ves que ahora todos los periodistas somos escritores, pero yo no me creo de esa forma moderna. Nunca lo he creído. Pienso que sí hay una división muy clara entre la ficción y la realidad. Creo que, si se respetan esos rangos genéricos, ganamos todos con la imaginación y con la documentación. Simple y sencillamente”.
El columnista asegura que siempre ha hecho y dicho lo que ha querido en su larga carrera: “Los periodistas decimos lo que pensamos y, si se nos permite escribir lo que pensamos, qué bueno que lo podemos realizar a pesar de que digan que no hay libertad de expresión.
“Yo estoy convencido de que existe la libertad de expresión. A mí jamás nadie me ha censurado nada en estos 50 años de labor en el periodismo y eso me hace sentir muy libre; cuando uno tiene ganas de ser rebelde, nadie te puede desaparecer. Bueno, salvo en el periodo de Gustavo Díaz Ordaz, pero no estamos en ese tiempo”.
Sobre el premio
El reconocimiento está representado por una condecoración, “inspirada en el espíritu de superación, grandeza y armonía cósmica de estas civilizaciones originarias en el mundo”.
hc