“Desde marzo de 2020 hasta ahora siento que he vivido siete vidas. En este lapso la vida me revolcó de muchas maneras. Me han pasado muchas cosas, desde los peores momentos que viví hasta muy hermosos, como la salida de esta novela”, dijo la escritora Brenda Lozano en entrevista con MILENIO.
Soñar como sueñan los árboles (Alfaguara) transcurre en la década de los 40, cuando el robo de una niña conmociona a Ciudad de México y pone en el centro las vidas de Gloria Felipe y de Nuria Valencia. La novela juega con el thriller y el humor de una narradora muy mexicana que acompaña al lector en la historia.
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“Comencé a escribir la novela al final de la pandemia, que fue durísima, y estar en un espacio creativo donde exploras formas de contar historias, me encantó. Estar en ese espacio produce muchísimo bien, entonces, definitivamente me ayudó escribir Soñar como sueñan los árboles”, comentó la autora.
Brenda Lozano (Ciudad de México, 1981) decidió ubicar su historia entre los años 1946 y 1952 porque fue una época que vivieron sus abuelos.
“Es una época de mucho esplendor en la ciudad y también en la cultura; es un momento que a mí siempre me ha intrigado mucho. Me interesaba poder construir una historia en esa época que fue la de mis abuelos, creo que la ficción siempre te permite la traducción de lo que es la realidad a lo que termina siendo en una novela. Me permitió explorar algunas cosas por las que pasaron y, de alguna manera, es como la relación que tenemos con nuestros abuelos. Yo los siento muy presentes conmigo y a veces, obviamente, los extraño mucho. La ficción te permite también platicar con los muertos, con tus muertos queridos”.
Otros tiempos
La autora recreó la época y la manera en la que vivía la gente, con sus vecindades, entre otros aspectos que fue escribiendo de una manera particular, en computadora pero con la tipografía de una vieja máquina de escribir.
“Esa manera de escribir me transportaba a lo que me imagino que era Ciudad de México, que me parece fascinante. Por ejemplo, mi mamá me cuenta que diariamente se veían los volcanes y un montón de cosas. Entonces hay algo en mí, como ese espíritu chilango, que me fascina”, dijo.
La narradora de la novela representa “un punto de vista que mira desde el presente y me permitió cuestionar muchas cosas y jugar un poco también”, dice Lozano.
Lozano cuenta que Soñar como sueñan los árboles es como una historia de suspenso, un thriller o cine noir “muy propia de esa época de contar las historias, como fue la nota roja. En una reunión colegas salieron a la conversación varios titulares de periódicos dedicados a eso y tuve la idea de hacer una historia en ese espíritu de nota roja, de suspenso, como es la desaparición de una niña”.
La escritora también habla de maternidades, de la justicia y la mujer, asegura es interesante abordar los puntos de vista diferentes que tiene una misma historia.
“Me parecía muy interesante poder explorar qué pasa con la gente a la que le roban una hija y la persona que lo hace. Me interesaba mucho contar estos diferentes ángulos que tiene una historia de esta naturaleza”.
Lozano dice que una anécdota como la que cuenta contiene muchos temas de género que ya son visibles en esta época pero no en los años en que se desarrolla la trama: “Desde el tema de las maternidades o el de la ginecobstetricia. En muchos casos hay discusiones vigentes de cosas que antes se asumían y que hoy, por lo menos, quiero pensar que las podemos cuestionar a través de la ficción”.
DAG