Arribó a tierras laguneras hace ocho años para poner su estilo en la sección de segundos violines en la Camerata de Coahuila, Arturo Varela Chavarría, originario de Chilpancingo, Guerrero, es un músico que disfruta su profesión a la que aprecia por su combinación entre la ciencia y el arte.
Su labor en la orquesta va más allá de complementar a los primeros violines con algún contracanto o una segunda voz, sino que busca expresar sentimientos y decir una palabra, basta con tan solo frotarlas cuerdas de su violín.
“Me hubiera gustado mucho saber cantar, pero mi voz para cantar es el violín. Cuando lo tengo en las manos trato de decir algo sin palabras, tan sólo con los sonidos del violín. Si al público que lo está escuchando le transmite sensaciones el músico está haciendo buen trabajo”, compartió Varela.
A los diez años de edad, su padre lo encaminó, junto a sus dos hermanas, hacia el apasionante mundo de la música cuando se mudaron de Guerrero a la capital del país. Su iniciación musical sería en el Centro Cultural Ollin Yoliztli en la Ciudad de México.
"La música y la arquitectura mezclan la ciencia y el arte"
Aprender piano era su deseo, sin embargo, el destino lo haría toparse con las cuerdas del violín hasta envolverlo para no soltarlo más. Al paso de los años ha descubierto que acertó al meterse de lleno a lo que considera, es una profesión muy noble que le ha permitido conocer incontables lugares y amistades.
“Yo quería tocar el piano pero era un instrumento muy demandado y no alcancé lugar. Entonces me pusieron en clases de violínpara estudiar un instrumento. Me empezó a gustar, mi maestro me vio ciertas cualidades y me quedé en el violín”.
Al terminar sus estudios de preparatoria ingresó a la universidad para estudiar la carrera de Arquitectura, una especialidad que Arturo Varela cursó seis semestres y que vio similitudes a la música. Compartió que aunque hubiera terminado la carrera, jamás dejaría de lado el violín.
“La música y la arquitectura mezclan la ciencia y el arte. Se manejan cosas similares, en ambas hay ritmos, hay cadencia, hay luz, contrastes, hay colores y texturas. No terminé la carrera porque hubo una gira que duró seis meses y era decidir entre terminar la escuela o dedicarme de lleno a la música, opté por la música”
A la par con sus participaciones con la Camerata de Coahuila, Arturo Varela comparte sus conocimientos a las nuevas generaciones de violinistas en la Escuela de Música “Silvestre Revueltas” en Gómez Palacio, Durango, en tanto, desde sus 20 años de edad ha dado clases y cursos en instituciones educativas.
“Lo primero que les enseño a mis alumnos es que al violín hay que tomarlo con mucha naturalidad, sin rigidez. Siempre les recalco que el violín es un instrumento de mucha paciencia porque no se ven resultados tan rápido, los resultados se dan poco a poco”, compartió Arturo.
Fiel seguidor de Bach
Luego de lucir en una gira por Europa en el Grupo de Danza Folclórica de la Escuela Nacional de Maestros, pasó por Orquesta Juvenil de Toluca y tres años en la Sinfónica de Puebla.
Varela Chavarría se considera un amante de la música del alemán Johann Sebastian Bach, sobre todo de sus sonatas y partitas: “es una música muy especial, tan suave y melodiosa, pero al mismo tiempo escrita de una manera genial y muy difícil de interpretar”.
Otro de sus pasatiempos favoritos tiene que ver con la mecánica automotriz, por lo cual tomó un curso completo en una institución especializada en Torreón y ahora disfruta reparar o dar mantenimiento a su vehículo con sus propias manos.
Sgg.