Carlos Espinoza: La trompeta mágica que engalana a la Camerata de Coahuila

El músico comenta que ningún otro instrumento le ha llamado tanto la atención como el que actualmente toca.

Carlos Espinoza Durán, trompetista de la Camerata de Coahuila. (Rolando Riestra)
Jorge Maldonado Varela
Torreón, Coahuila. /

Rodeado del sonido de la trompeta que emanaba del viento de su padre, el ahora trompetista de la Camerata de Coahuila, Carlos Espinoza Durán, tiene presentes aquellos momentos que marcaron su carrera musical, sobre todo el apoyo de su familia para estudiar a fondo un instrumento profundo y delicado, su “trompeta mágica”. 

“Este instrumento es mágico, ningún otro instrumento me ha llamado tanto la atención. En la escuela de música es fundamental llevar un poco de las materias de guitarra, piano o de canto, pero ningún instrumento musical me ha llenado tanto como la trompeta”, comparte el nacido en el Estado de México, con 13 años en la Camerata de Coahuila. 

Bastó con hacer vibrar frente a su padre una nota de aquella trompeta que usaba en bandas delegacionales en el entonces Distrito Federal, para que fuera puesto en el apasionante camino de la música, primero con maestros particulares y cursos, luego, quedó todo listo para comenzar de manera formal sus estudios al terminar la preparatoria

Me dijo ‘sí te sale la nota. Si en verdad te gusta te voy a enseñar a tocar la trompeta’. Empecé a los 8 años, cuando estaba en tercero de primaria”, mencionó.

Comparte Espinoza Durán que en su adolescencia ingresó a la escuela Ollin Yoliztli, al sur de la Ciudad de México. Su pieza favorita, sin duda, es la ópera “Carnaval de Venecia”, un tema que pone a prueba a los mejores trompetistas por la habilidad, empeño y práctica que se requiere para entonar sus notas completas y de la manera correcta, ya que aumenta su dificultad conforme avanzan sus variaciones. 

Aún recuerda cuando sus maestros Christopher Thompson y Armando Zedillo, coincidieron en que se requerían al menos 20 años de práctica para lograr tocar una pieza de tal dificultad. Así, cuando pensó que sólo querían apantallar, al paso de su carrera afirmó que era real y logró, con toda la dedicación que conlleva, presentarla frente al público lagunero en el año 2011. 

Considera que su instrumento puede ser protagonista en cualquier género musical por su versatilidad, incluso su sonido es imprescindible para muchos grupos musicales como las bandas norteñas, música clásica, orquesta sinfónica, mariachi o jazz.

¿Cuáles son sus ídolos?

Ídolos, el fallecido hace algunos años, el francés Maurice André, que fue el mejor del mundo. En la actualidad me gusta Alison Balsom, trompetista inglesa que toca muy bien, al igual que Matías Höfs, alemán que para mí es el mejor del mundo, y que incluso visitó Torreón con su ensamble a finales de los noventa cuando aún estudiaba. 

¿En algún momento llegó a pensar en dedicarse a otra cosa? 

Llegué a pensar en dedicarme a otra cosa porque uno de mis hermanos trabajaba en el Servicio Postal y me había dicho que terminando la prepa él me podía jalar ahí, tal vez primero de cartero y después más arriba. Luego vio que saliendo de la prepa empecé a estudiar y tanto mi papá como los maestros me decían que me dedicara a la música, de ahí se olvidó de invitarme a trabajar a los correos. 

¿Cómo arribó a la Camerata de Coahuila? 

Me invitaron a tocar de extra una semana en Torreón, y tras dos ensayos se acerca el entonces gerente, Francisco Rivera, me dijo que si me gustaría audicionar porque buscaban una trompeta, entonces audicioné y me quedé.

EGO

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