Yo no elegí al chelo, él me eligió a mí: Laila Kanniña, chelista principal de la Camerata de Coahuila

El aprendizaje del violonchelo llegó a sus ocho años de edad, lo que le cambiaría la vida y la haría conocer otro mundo.

Laila Kanniña Rozenbaha, nacida en la capital Riga en Letonia. (Martín Piña)
Jorge Maldonado Varela
Torreón, Coahuila /

“Yo no elegí al chelo, él me eligió a mí”, expresión de Laila Kanniña Rozenbaha, nacida en la capital Riga en Letonia, quien considera que la vida la llevó a una serie de casualidades que le presentaron a un instrumento de cuerdas que la atraparían de por vida. Desde el año 2016 forma parte de la Camerata de Coahuila y se desempeña como chelista principal.

El aprendizaje del violonchelo llegó a sus ocho años de edad, lo que le cambiaría la vida y la haría conocer otro mundo, el de la música, hasta quedar atada al paso de los años entre las cuerdas del también nombrado violoncello, cello o simplemente chelo.

Laila considera que, de todos los instrumentos que ha conocido, ninguno se compara con lo que el chelo le ofrece.

“A estas alturas el chelo ya es una extensión de mí. Veo que es un instrumento que tiene muchas posibilidades. Ofrece graves que sirven como apoyo, pero también registros agudos con la posibilidad de tocar melodías. Es un instrumento muy noble”.

“Yo no elegí al chelo, el chelo me eligió a mí, no me veo con otro instrumento. La profesora de música en mi colegio se dio cuenta que tenía oído musical, por lo que recomendó a mis papás que me llevaran a una escuela de música. Al entrar había una maestra de chelo que necesitaba alumnos y el director de la institución me comentó que tenía mano para chelo y ahí empezó todo”.

La chelista siguió con sus estudios musicales hasta los 18 años de edad y se metió de lleno a estudiar música de cámara en el conservatorio superior en Riga, Letonia, donde su pasión por la música se reafirmó y le marcó el camino para desarrollarse de manera profesional.

Inclusive asegura que su gusto por las matemáticas, la física y la astronomía, la tentaron a seguir el mundo de la ciencia, sin embargo, ya tenía su camino trazado de la mano del chelo.

“En la carrera profesional descubrí que me gustaba la música de cámara. Me encantó empezar a tocar en pequeños grupos, ahí me di cuenta que con mis amigos podemos pasarla bien tocando juntos, no sólo saliendo a divertirse a otros sitios”.


La música le ha dado oportunidad de viajar por varios países europeos, primero con un coro profesional en el que también se desarrolló, luego, en su estancia en España en 1993 cuando ingresó a la Orquesta Sinfónica de Castilla de León en Valladolid.

“Lo que he recorrido en diferentes países ha sido por la música. Es como una recompensa después de tantos años de sacrificio y horas de estudio”.

Aunque toda su carrera ha estado entre orquestas y como profesora de chelo, “en todo momento he procurado formar grupos pequeños de música de cámara y ensambles, encontrar gente con quien me entienda musicalmente, humanamente y personalmente”.

Confiesa que en sus tiempos libres lo que menos hace es tocar su instrumento, y menos, escuchar música de cámara, en cambio dice ser amante del rock clásico y suele escuchar desde Led Zeppelin, Pink Floyd hasta Queen.

“Me encanta el rock clásico, me gusta mucho la música folk de diferentes países porque ahí se ve el alma del pueblo. Cuando viví en Guadalajara y para mí fue un gran descubrimiento lo que es el mariachi, me encanta”.

Su interés por trabajar en un país como México llegó cuando vacacionó un par de ocasiones, con lo que quedó maravillada por la cultura y su gente, hasta decidir establecerse y radicar como músico, en primera instancia, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

“Vine a México porque quise. Vine de vacaciones, me gustó tanto que quise saber qué se siente vivir aquí, hasta que un otoño de 2007. Llegué al país y trabajé ocho años en la Orquesta Filarmónica de Jalisco. Me agradó mucho y aquí me quedé”.

Como profesora de música, Laila Kanniña dice buscar sembrar en el alumno algo más que las enseñanzas que deja estudiar la música y describir todo un mundo nuevo, también busca formar buenas personas.


“El aprendizaje de música es muy importante para los niños y jóvenes aunque no quieran ser profesionales, la música les deja muchas enseñanzas y los enriqueces como personas, descubren un mundo nuevo. Como profesora siempre considero que no sólo enseño a tocar el instrumento, sino que ayudo a formar a la persona por medio de la música”.

¿Cuál es la clave para aprender a tocar un instrumento?

Creo que el camino clásico es el mismo. Se necesita una buena escuela y buenos maestros, aprovechar y aprender lo más posible y luego sentarte en casa por algunas tres horas todos los días con tu instrumento y hacer lo que te toca hacer. En la música lo que más se aprende es la disciplina y la perseverancia.

¿Qué expectativas tenía sobre La Laguna y la Camerata de Coahuila?

Cuando llegué a Torreón no sabía nada de aquí. Fue una sorpresa muy grata encontrar a una orquesta con un nivel muy alto, es una pena que no se conozca en más lugares en el país. He disfrutado mucho tocar en la Camerata de Coahuila y tocar con unos compañeros muy profesionales y muy preparados.

aarp

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