Sergei Marouchtchak, el destino en el corno de la Camerata de Coahuila

Entrevista

Fue en 1995 que Sergei Marouchtchak llegó a Torreón para tocar con la Camerata de Coahuila, sin saber que tomaría esta región como su nuevo hogar.

Siendo veterano de guerra, el papá de Sergei también tocaba un poco el piano, así que la música se encontraba en el ámbito doméstico. (Manuel Guadarra
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

En 1991, Sergei Marouchtchak llegó a México junto con 14 músicos rusos y sus familias. Fue el director de orquesta Eduardo García Barrios, quien después de estudiar en la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), les compartió un proyecto: crear la primera Orquesta en Baja California que tuvo una peculiaridad, ya que se trataba además de enseñar a jóvenes que vivían en zonas marginales, situación que los rusos realizaron prontamente. 

“Yo llegué en 1991, antes de que desapareciera la Unión Soviética. Como antes todavía existía un país sin separación, yo nací en Ucrania, en la capital Kiev. Me fui en 1981 a estudiar a Moscú; estando en un país, no importaba donde uno vivía, aunque ahora sí”.

“Estudié allí y en el 91 por un amigo, un mexicano que estudiaba en Moscú también, Eduardo García Barrios, me movilicé para acá. A él le llega una oportunidad en Baja California Norte para hacer una orquesta de cámara y nos fuimos para allá con 15 familias, era un proyecto de Ensenada, después cambiaron ellos a Tijuana pero yo me había ido a México y luego estuve en Guadalajara”.

Fue en 1995 que Sergei Marouchtchak llegó a Torreón para tocar con la Camerata de Coahuila, sin saber que tomaría esta región como su nuevo hogar.  

El destino o camino de los cornistas, apunta, “es bien raro”, porque el instrumento no es común y de niños la inclinación al piano, violín o flauta. (

El corno en la historia

El destino o camino de los cornistas, apunta, “es bien raro”, porque el instrumento no es común y de niños la inclinación al piano, violín o flauta puede ser natural. Pero casi nadie en la infancia piensa en el corno francés.

“Nadie quiere tocar este instrumento porque todos están con los de madera, o el clarinete, trompetas, trombones, todo lo que se usa en los grupos populares, y en la Unión Soviética fue igual, pero mi historia es bien rara porque yo nunca pensé ser cornista”.

El músico rememora. Cuando era pequeño se abrió una escuela muy bonita en su ciudad. Como todas las instituciones educativas en la URSS, era pública y gratuita y él pensaba en otros instrumentos, como el acordeón, debido a que su papá, habiendo participado en la segunda guerra mundial, llevó a casa éste instrumento.

Siendo veterano de guerra, el papá de Sergei también tocaba un poco el piano, así que la música se encontraba en el ámbito doméstico.

“En la Unión Soviética se hacía una carrera, aparte de los conservatorios había universidades especiales donde estaba la carrera y licenciaturas. Entonces cuando él me llevó a la escuela de música yo dije: ‘quiero tocar este instrumento’ (el acordeón), entonces me sentaron en una silla y como estaba pequeñito, muy flaquito, me dieron el instrumento y casi me caigo con él". 

Cerca de la música

"Me dijeron que debía esperar y mi papá decía que debía estudiar, entonces le comentaron que sí podía estudiar pero había un instrumento que no quería nadie. Híjole, yo casi hasta lloraba, ni era una opción esta, me dan uno que no quiere tocar nadie”.

A Sergei le mostraron el corno y confirmó que no lo conocía. En el sitio no había nadie, en tanto que los muchachos se ocupaban de otros instrumentos más conocidos.

Él no quiso aceptarlo pero su papá dio el visto bueno. Con Sergei, en la escuela se hicieron entonces de un segundo cornista. El instrumento le fue otorgado por el Estado y no había pretexto para no estudiarlo.

"Se trata de un instrumento difícil, de viento-metal es versátil y abarca una tesitura amplia, emitiendo sonidos suaves, dulces, ásperos y duros. La trompa o corno se forma de un tubo estrecho y largo de cinco metros y medio que se enrolla y acaba en un pabellón o campana”.

“Un cornista se ha formado y es un profesional si tocó todos los conciertos de Mozart, que hay una historia algo rara y chistosa porque tenía un amigo cornista que fue el principal en Viena, se llamaba Ignaz Leutbeg; a él le fue muy mal en los negocios porque recibió un dinero de la familia y lo perdió todo".

"Mozart lo decidió ayudar y escribió sus conciertos de corno para ayudarlo a vender estos conciertos. Pero en una de las partituras escribió, que era muy bromista pero también hacía unas bromas crueles: ‘Tengo pena por ti porque eres un tonto, burro y un simplón”, agregó.

Además de Mozart, Sergei Marouchtchak apuntó que todo cornista debe atender a Johann Strauss hijo o Richard Wagner. Y sobre todo aproximarse a su instrumento y practicar en él todas las horas posibles. Ahora a la par de su trabajo dentro de la Camerata de Coahuila da clases en el Centro Cultural La Jabonera, y afirma que en el año 2000 logró la nacionalidad mexicana por naturalización, al igual que varios músicos que llegaron al país buscando nuevos horizontes.

RCM

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